Cosplay is not consent, ni tampoco fuera del evento

Cosplay is not consent, ni tampoco fuera del evento

Guardo un recuerdo precioso de la Madrid Gaming Experience. A pesar de pecar de todas las carencias de una feria joven, las secciones indies y retro, que suelen ser mis favoritas en este tipo de eventos, eran muy satisfactorias. Y el trato recibido fue espectacular. Lucí con mucho orgullo los cosplays de Elizabeth en Bioshock Infinite: Burial at Sea y de Yennefer de The Witcher 3, con los que además me sentí preciosa. Dichos cosplays tuvieron mucha acogida y recibí cariño tanto en la misma feria como a través de Internet. Nadie me hizo exámenes para comprobar si sabía el plato preferido de Sapkowski o cómo se llama el gato de Ken Levine. Todo aquel que se hizo foto conmigo me la pidió de un modo respetuoso, nadie me tocó sin permiso ni me estropearon los trajes. Estaba encantada.

En la misma feria, además, había un cartel en el que se recordaba que el cosplay no es consentimiento, perteneciente a la campaña Cosplay is not consent, para recordar al público de las convenciones de que el hecho de alguien vaya disfrazado no da permiso automático para robarle fotos, acosarle ni tocarle sin su permiso (y no sólo por cuestión de espacio personal, sino por no estropear una vestimenta y/o complementos que, al ser artesanos, suelen ser muy delicados). Que hubiera concienciación sobre este tema y ver que daba buenos frutos me alegró muchísimo.

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La alegría se me disipó en casa al vivir cierta experiencia en Internet y tropezarme con La Gente ™.

Un chico me envió un mensaje a través de Instagram. Me había localizado por el hashtag de #MadridGamingExperience, en el que etiqueté una foto de Yennefer, y me confesó, de manera muy agradable, que me había visto por la feria y le había gustado mucho mi cosplay, pero le había dado vergüenza pedirme una foto con él. Lo entendí, como entiendo que existe gente para la que interactuar con otras personas es un mundo, aunque a muchos cosplayers nos encanta que nos reconozcan y nos den reconocimiento. Le respondí que no se avergonzara y que al día siguiente iba a repetir con el cosplay de Elizabeth. A esto me dijo que se animaría a pedirme foto y me propuso si quería dar un paseo con él por la feria.

No me enfadé. Entiendo que alguien te atraiga, te despierte interés e intentes acercarte a esa persona. El problema viene cuando esa persona te pone unos límites que te intentas saltar, como descubriréis más adelante.

«Pero, Luna, sólo te pidió un paseo». Sabéis tan bien como yo que ofrecerle un paseo a un desconocido suele ser con intención de iniciar un acercamiento sexual o romántico. Ni vosotros ni yo nacimos ayer y la experiencia nos vuelve cautos.

Odio usar el recurso de revelar que tengo pareja, si bien recurro a éste porque suele ser el más eficaz. Y es lo que hice; responder que ya iría acompañada al evento y que dicha compañía, además, era mi novio.

Pareció aceptarlo hasta que sucedió lo siguiente: me preguntó si conocía a otras cosplayers del evento, a lo cual le remití al hashtag de la #MadridGamingExperience, en la que se etiquetarían las que quisieran aparecer. Entonces me enseñó la foto de una de ellas, sacada del mismo evento durante el desfile, y me preguntó si tenía su WhatsApp, a lo que me negué y él no entendía por qué. Aún no comprendo de dónde saqué la paciencia, pero le dediqué tiempo a explicarle qué era el consentimiento, la intimidad y la protección de datos personales. Quería arrojarle un poco de sensatez y que comprendiera por qué estaba mal indagar sobre el teléfono de una desconocida, por mucho que la hubiera visto en el mismo evento y le hubiera agradado. Quería hacerle ver que el mensaje de Cosplay is not consent no se reducía sólo a las paredes del recinto ferial. Y, sin responderme nada más acerca del tema, me pidió una foto de primer plano de mis pies, a lo cual le respondí un rotundo «no». Mientras mi dedo se dirigía al botón de bloquear, le dio tiempo de replicarme que «una buena cosplayer debe complacer a sus fans».

Hice un hilo en Twitter contando mi experiencia con este chico, para alertar a otras cosplayers a las que pudiera molestar. Y me quedó una reflexión amarga.

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Foto: Calgary Expo

Es importante recordar que Cosplay is not consent no es una norma que debe cumplirse en exclusiva dentro del recinto, sino fuera de éste y en Internet, ese lugar donde el anonimato y la ausencia de consecuencias inmediatas envalentona a los cobardes (como puede verse en el caso de este chico) y crea la ilusión de que todo comportamiento es válido. El respeto no debería ser sólo etiqueta, sino una actitud fruto del sentido común y algo básico a la hora de relacionarnos en cualquier medio.

Existe, además, la creencia errónea y peligrosa de que un artista (en este caso, los cosplayers) tiene la obligación de aceptar las atenciones indeseadas. No. Es el fan quien debe ser consciente de que detrás de un artista hay una persona, con sus sentimientos y sus límites.

La relación del artista con el fan incluye entrega y crear una conexión especial a través de ese arte y de la cual podríamos hablar durante horas (y Amanda Palmer lo explica mejor que yo en su libro The Art of Asking), pero esa conexión nunca es una invitación a saltarnos ciertas barreras y, de ser así, es relación pasaría de ser un bello intercambio a algo mucho más enfermo.

El ser cosplayer no es una invitación a que te roben fotos y que encima las usen para burlarse de ti, como hicieron el año pasado con varias chicas en la Madrid Games Week, a quienes les fotografiaron primeros planos de tetas y culos para crear un vídeo asqueroso. Tampoco da luz verde a tocamientos indeseados o que alguien se crea con el derecho de pedir a otras personas su número de teléfono o exigir fotos exclusivas. Es posible expresar admiración por alguien sin resultar invasivo ni perturbador, sin creer que ese artista te debe un trato íntimo ni la concesión de todos tus deseos sobre él. Y esto hay que tenerlo presente tanto fuera o dentro de Internet. Cómo lograrlo es tan sencillo como ser consciente de que un cosplayer es una persona, al igual que nosotros. Al que no deberíamos decirle por Internet lo que nunca le diríamos a la cara.

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LauraLuna
LauraLuna

Modelo pin-up, aprendiz de actriz y jugona adorable. El mando de mi Play sabe a pan que habla.

6 comentarios
Mike (@weedkends_)
Mike (@weedkends_) 03/12/2016 a las 12:11 pm

Como hablar del machismo sin nombrar la palabra machismo. Describe muy bien el post.

Muy bueno, y animos!

Chuck Draug
Chuck Draug 03/12/2016 a las 4:55 pm

Lo leí esta mañana, lo he vuelto a leer ahora… y se me sigue quedando muy mal cuerpo por eso de que haya gente que se pase por el forro de los pantalones el respeto. En serio.

¿La gente olvida que quien hace cosplay sigue siendo una persona? ¿Que una no se disfraza para que estén incordiándole y tocándole sin su permiso? A estas alturas del cuento, hay quien todavía se sigue creyendo con autoridad y poderes que otorgan el ser hombre. Y como bien dices, el consentimiento y el respeto van más allá del disfraz y el evento.

También es cierto lo de que hay fans que exigen de tal forma que resulta desolador, como si el artista en cuestión viviera solamente para ellos. De verdad, que tengamos que recordarles que los artistas, sean de la disciplina que sean, siguen siendo personas con su vida y todo… que yo he vivido algo similar, pero ni de broma se parece a este nivel de acoso, porque hay algo más que solamente insistir, es el «soy hombre» acechando y que tan bien se ve reflejado en el texto.

Mis respetos, como siempre.

ASuárezMascareño
ASuárezMascareño 03/12/2016 a las 8:43 pm

Es triste que estas situaciones sigan siendo tan normales :/ Hace perder un poco (más) la fe en la humanidad y en el género masculino… ¿Tan dificil es para esta gente entender que lo que ellos no aceptarían de otros, los demás tampoco tienen que aceptarlo de ellos?

Catherine Wyrd
Catherine Wyrd 03/12/2016 a las 10:21 pm

De verdad que es desolador leer estas situaciones. Me sabe fatal que tanto tú como otras cosplayers hayáis pasado por algo tan desagradable. Veo que en los grandes eventos se dan estos casos con más frecuencia, quizás por el tema del anonimato ya que entre tanta gente es difícil reconocer caras.

También me hace darme cuenta de la inmensa suerte que he tenido hasta la fecha en los salones de mi ciudad. Ojalá no se me acabe. De momento no he tenido que aguantar a ningún baboso y me he sacado fotos con más gente de cosplay y sin él. Supongo que el hecho de que mis cosplays incluyan armas de apariencia contundente ayuda un poco a mantener a raya a ciertos individuos.

El Vertedero (@vertederosotano)
El Vertedero (@vertederosotano) 04/12/2016 a las 12:48 am

¿Y los hombres que hacen cosplayer que? ¿Eh? ¿¿EEEHH?? (Lo siento, no he podido evitar hacer el chiste fácil)

Ahora en serio: Estas cosas me llenan de tristeza y pena. ¡Testimonios como éste son importantísimos para que la gente vea que esas cosas no son normales!

Siul
Siul 09/12/2016 a las 5:42 pm

La verdad es que es algo muy desagradable de leer, y más con la sonrisa que me sacó el chaval con la primera parte, y me encantó tu manera de pensar; me refiero a que el chaval fuese tímido pero intentase hacerte llegar su admiración por tu cosplay y, por que no, su intento de acercamiento por las redes… me ha pasado más de una vez ver una coslayer y «enamorarme» por completo de ella, hasta el punto de buscarla sin darme cuenta por el salón solo para verla una última vez :3… pero nunca me acerco, se que es un lugar donde un acercamiento de este estilo es el 99% de las veces algo molesto, desagradable… si por azar nos cruzamos y conversamos, precioso, si no, no voy a acercarme…
En fin, que me pierdo en mis pensamientos; todo esto va desde un punto de vista bonito, de sentir admiración por los cosplays, quienes los llevan y sentirte atraídos por ellas(o ellos)… pero de ahí a ese exigir cosas, insistir, y ya esa parte penosa final de los pies (no por el fetiche, pero eso es como pedir que te enseñe los pechos…).
Me parece fatal por vosotras, que sois las que vivís esa situación incómoda, asquerosa e incluso en algunos casos incluso terrorífica (y si ese chico sabe dónde vives por tu fb? y si aparece un día en tu barrio?), pero también me da pena por el mundo del cosplay en sí, porque soy alguien que disfruta admirando un buen cosplay… sin embargo, mi móvil está lleno de fotos de kratos, caballeros, iron mans, Geralts, Erens, Clouds… si, ninguna chica, solo porque no quiero que me tomen de pervertido o incomodarles…
Y claro, yo pienso en lo mucho que me encanta que me pidan fotos cuando soy yo el que lleva el cosplay… y en fin, lio de pensamientos que no se hilar muy bien xD
Ahí dejo mi tochito sin sentido xD

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