Mass Effect: he visto la luz

Mass Effect: he visto la luz

Mucho se ha dicho ya de Mass Effect y sus virtudes. Diría que es absurdo seguir incidiendo en la cuestión de lo buena saga que es después de que ya se hayan cantado todas las proezas del juego habidas y por haber.

Y de hecho eso mismo me habría dicho a mí misma hace un mes, cuando aún no había jugado a Mass Effect. Porque, aunque era capaz de apreciar que el juego “algo bueno debía de tener, no puede gustarle tanto a todo el mundo si no es muy genial”, en el fondo no tenía el más mínimo interés en él.

No es que me pareciese malo, en absoluto, o que sea yo una mujer de poca fe y no me fiase de las recomendaciones de amigos y conocidos. Sabía que era un buen juego, una saga que debía jugar. Me lo habían dicho personas cercanas y lejanas, Internet me lo decía constantemente con todas esas referencias que no era capaz de entender.

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Entonces, ¿por qué no lo jugaba? Desde luego no era por falta de tiempo o por falta de recursos económicos (principalmente porque ya tenía los tres Mass Effect en mi biblioteca de Steam/Origin, y de todas formas son títulos que se pueden adquirir por precios ridículamente baratos). Si no jugaba a Mass Effect era simplemente por una mezcla fulminante de pereza y falta de interés.

Me llevó mucho tiempo darle siquiera una oportunidad. Abrí el juego, jugué una primera misión con unos compañeros humanos que no me caían especialmente bien, llegué a mi nave y cerré el juego. No volví a abrirlo en un año. ¿Por qué? Porque me dio pereza. Nunca he sido demasiado fan de la ciencia ficción espacial. Sí, me gusta Star Wars pero eso es todo. No es un género que me atraiga especialmente y eso, sumado a que la jugabilidad me pareció algo compleja y poco fluida, acabó por socavar aquel mínimo esfuerzo e interés que había puesto en “darle una oportunidad” a este juego.

Viví mucho tiempo pensando que Mass Effect simplemente no era para mí. “Seguro que es muy bueno, ese tal Garrus, ja ja, qué majo. Pero yo no soy muy fan de este tipo de ficciones”, me decía. Y qué equivocada estaba.

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Siempre he defendido que hay una ficción, una historia o un género para cada uno. Cuando una persona me dice “no me gusta leer”, tengo preparado un rápido “eso es que no has encontrado un género/libro que te guste”. Y sigo creyendo en eso firmemente, pero que cada uno tengamos una inclinación a un tipo de ficciones no significa que aquellas que salen de nuestra “zona de confort” no puedan hacerse un hueco en nuestro corazón.

Así, después del bombardeo y saturación que trajo consigo toda la información proveniente del reciente lanzamiento de Mass Effect: Andromeda. Después de años sin entender todos esos memes. Sin comprender por qué todo el mundo hablaba de Garrus como si fuese el ser más genial de todo el universo. Sin formar parte de todas esas bromas, memes y comentarios sobre alienígenas que no conocía. Decidí, al fin, sobreponerme.

Me dije: “Valkyrie, eres una vaga, dale otra oportunidad al juego. No puede estar tan mal. Todo el mundo, gente que te quiere y gente que no cobra *aún* por hacerle publicidad te ha dicho que lo juegues, que es genial. Igual no es para ti, pero cosas peores has jugado…”.

Y volví a abrir el juego.

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No quise volver a empezar así que retomé un guardado del que recordaba apenas nada, los primeros veinte minutos de juego eran un recuerdo borroso sobre una baliza y un alienígena malo que me la había jugado. Poco a poco, ignorando mis lagunas mentales (yo asentía en todas las conversaciones. Se ha muerto Jenkins, qué pena. ¿¿Quién??), recompuse mi memoria y fui adentrándome en la trama de Mass Effect.

No me avergüenza decir que el primer juego, tras una misión en la que morí más que en mi primera incursión en Dark Souls, lo acabé poniendo en fácil. Seguía sin estar muy contenta con la jugabilidad y yo había venido aquí por la historia.

En menos de un mes me había pasado los tres juegos. Después del primero me hice a la jugabilidad, a esa especie de shooter estratégico en el que mis aliados (yo los quiero mucho) a veces se tomaban unas vacaciones y se quedaban mirando a Cuenca (y Cuenca está muy lejos y es muy difícil de localizar si estás ahí por el espacio) mientras a mí me cosían a balazos.

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Pero me gustaba. Me gustó. Volví al modo de dificultad normal. Me hice todas las misiones habidas y por haber. Hablé con todas las personas que pude. Exploté todas mis opciones. Exprimí el juego. Y me encantó.

No solo entendí todos los chistes, memes y referencias que me había estado perdiendo hasta ahora. No solo comprendí por qué es una saga maravillosa. Me divertí. Me reí. Lloré. Mass Effect se hizo un hueco en mi corazón.

Yo, que siempre he sido más de El señor de los anillos que de Star Wars, caí rendida ante la tripulación más maravillosa que uno pudiese desear. Quise con todo mi corazón a la Shepard que moldeé con mis acciones y decisiones. Lloré, he llorado, muchísimo. Cada pérdida en el juego la he sentido como real. Porque los amigos que hice en el juego, sin que yo me diese cuenta, llegaron mucho más profundo en mi pecho de lo que me gustaría admitir. Formé parte de la Normandía, aún formo parte de ella.

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Garrus, Tali, Mordin, Liara, Grunt, Wrex, Thane, Samara, Chakwas, Joker, SID, Vega, Jack, Legión, Javik, Esteban, Miranda, Jacob, Kasumi, Zaeed, Kaidan, Ashley. Todos, todos formaron parte de mí.

Y ahora he visto la luz, no sólo he comprendido, he sentido, por qué todo el mundo amaba tanto Mass Effect, por qué es un juego tan maravilloso y por qué todos deberíamos darle una oportunidad e incluir esta experiencia en nuestra vida. Ahora sé por qué es un juego tan especial. Lo llevo dentro. Todas esas experiencias ficticias me han hecho sentir cosas reales. Por eso Mass Effect debe ser jugado. Por eso, incluso aunque seas como yo, incluso aunque creas que es una exageración, un juego sobrevalorado o simplemente una ficción que «no es para ti», deberías darle una oportunidad.

Porque ahora que he visto la luz ya no puedo dejar de verla. Igual que no puedo, en el fondo de mi corazón, sentir que una parte de mí es, y siempre será, Shepard.

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*Queda pendiente un canto de alabanza a ME3 y cómo la guerra me partió el corazón. Próximamente.

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valkyriered
valkyriered

Filóloga que intenta hacer una tesis doctoral sobre videojuegos porque le gusta ser apalizada.

12 comentarios
Dryadeh
Dryadeh 15/04/2017 a las 1:23 pm

Me ha emocionado mucho leer esto porque me ha traído muchos recuerdos. Y aunque yo le tenía muchas ganas a ME por todas las recomendaciones (literalmente jubilé mi viejo pc y me compré uno nuevo para poder probarlo), me he sentido muy identificada contigo porque me pasé los 3 juegos en un mes, la historia me absorbió por completo y me impliqué tanto, PERO TANTO que lloré y reí una y mil veces y cuando acabé Mass Effect 3 estuve 3 horas llorando y 3 días de bajón. Es verdad, son experiencias ficticias pero son sentimientos reales los que te produce. Creo que nunca llegaré a implicarme emocionalmente a este nivel con otro videojuego y está bien porque creo que no sobreviviría a algo así varias veces.
En cualquier caso, bienvenida a la Normandía, Comandante.

El flaco
El flaco 15/04/2017 a las 3:36 pm

Sabía de la existencia del juego pero nunca me había llamado la atención hasta que lo vi instalado en una pc que había arreglado. Era el primero y la pc era bastante viejita, lo corría apenas y con glitches. Debo decir que me atrapó desde el primer momento. A partir de ahí no paré hasta conseguir y completar la trilogía. No puedo menos que concordar con ese sentimiento de formar parte de la Normandía, jugarlo fue en mi caso una experiencia mas que satisfactoria, un viaje de ida como toda la aventura.

Eduardo Inda Shepard Commander
Eduardo Inda Shepard Commander 15/04/2017 a las 4:00 pm

mass effect es una obra de arte ….

KamulSilver
KamulSilver 15/04/2017 a las 10:41 pm

No he podido evitar reproducir el tema principal de Mass Effect mientras leía tu artículo y se me han puesto todos los pelitos como escarpias.

Precioso, y no puedo estar más de acuerdo contigo 🙂 Me pasó algo parecido, curiosamente, con Mass Effect 3, tardé mucho en jugármelo por pura pereza y por sentir que tenía un poco de sobresaturación con la famosa saga espacial. En parte también por un poco de miedo e incertidumbre debido a todo el revuelo que había causado su final el día de su lanzamiento. Pero al final lo jugué. Y joder, cómo lo disfruté.

Elegí el mismo final que tú (ya sabes cuál es) y lloré a rabiar. Me dieron ganas de abrazar el monitor y desearles lo mejor a todos y cada uno de esos personajes a los que tomé un cariño infinito. Y, a día de hoy, todavía me siento incapaz de jugar por la vía renegada. Algún día lo probaré, por pura curiosidad, pero es tanto lo que ha evocado la saga completa en mí que me resultaría difícil reiniciar a un nuevo Shepard, con una ideología radicalmente distinta al que he configurado a lo largo de todo mi juego.

Un placer leerte, como siempre 😀

Sir Gallagher
Sir Gallagher 15/04/2017 a las 11:07 pm

Ni más ni menos que un puto juegazo, nunca antes un videojuego había conseguido calarme tanto hasta la llegada de ME, dudo mucho que me pase lo mismo con Andrómeda ya que la experiencia con la trilogía es inigualable.

leaf
leaf 16/04/2017 a las 2:50 am

Esta entrada es como el testimonio de una persona que ha visto las maravillas del mundo exterior, mientras que yo sigo siendo esa persona que solo ha visto sombras, y que escucha tus historias, asustado, pero con curiosidad por ver que hay fuera de la cueva.

Se que asi no iba la alegoría de la cueva de platón, pero queria expresarlo de esa forma.

jasev
jasev 16/04/2017 a las 10:29 am

Yo sí soy un fan de las “space operas”. Jugué con entusiasmo al primer (y extraordinario) KOTOR, y aunque aprecié mucho el “Jade empire”, cuando supe que Bioware estaba preparando un nuevo juego de ciencia-ficción, quise jugarlo desde el principio. Y eso hice. El gameplay era mejorable, la IA de los compañeros lamentable, los minijuegos un rollazo infumable y la gestión del inventario deficiente… pero el guión era magistral. Qué historia épica, qué personajes memorables, qué saga teníamos entre manos. Cuando salió el segundo, lo devoré, y comprobé que limaba defectos del anterior y continuaba con una historia aún mejor que la del primero: hay momentos de la misión final que son absolutamente maravillosos. Pero entonces llegó EA, impuso Origin para jugar, instauró la política de los DLCs carísimos con “puntos bioware” y me tocaron la moral.

Entre mi gigantesco cabreo por la política de precios de los DLC y mis circunstancias personales (mi ordenador ya estaba un poquito anticuado, y pasé unos años en los que no tuve tiempo ni para moverme) tardé casi cinco años en jugar al Mass Effect 3. Ha sido este año cuando finalmente le he hincado el diente. Coincido contigo en la emoción que despiertan los personajes (ay, ese perfecto modelo del científico salariano moderno, snif), en la sensación de formar parte de la tripulación de la Normandía, en lo maravilloso de la historia.

Y por eso mismo es una auténtica pena la escena final del juego: tres finales posibles y ninguno vale la pena. En serio, me ha parecido un completo desatino. Estaré pendiente de tu post específico sobre el tercer juego, a ver qué opinas.

Y recuerda: puedes luchar como un Krogan o correr como un leopardo, pero nunca serás mejor que el comandante Shepard. 😄

Person
Person 16/04/2017 a las 10:51 am

Me emociona mucho leer a gente que ha disfrutado tantísimo con la trilogía. En mi caso, yo la conocía de oídas pero no llegué a jugarla hasta que una amiga muy fan me la recomendó fervientemente.

«¡Es ciencia ficción de la buena!» o algo así me dijo. Y como encontré los tres juegos juntos a 7€ pues pensé que qué menos que probarlos.

No puedo añadir nada más a lo que ya has dicho, o a lo que han dicho los demás por aquí, sólo dar redundancia a eso que te hace sentir, a eso que años después sigues sintiendo al recordar lo que pasaste como Shepard, el destino tan grande y sobrecogedor que te esperaba, el magno y absoluto sacrificio.

El mar de lagrimones que he derramado con estos juegos no lo he tenido nunca, nunca, con ningún otro. La presión en el pecho, la emoción y el sufrimiento, cuando un juego (un libro, una canción, un cómic) te hacen sentir todo eso es que ha hecho un magnífico trabajo.

A Andrómeda no se le puede pedir eso, todavía no al menos, porque es un listón emocional colosal. Pero estoy convencido que los siguientes juegos también nos llevarán lejos.

(Fin del tochopost, que es hablar del ME y no terminar nunca)

Yuna
Yuna 16/04/2017 a las 7:46 pm

Pues a mi me sucedió algo parecido. Leía tanto sobre la trilogía, la mayoría alabando la obra en su conjunto y yo… «es del maldito espacio!». Yo me enganché después de pasarme el Dragon Age Inquisition. Necesitaba llenar ese vacío y al final decidí darle una oportunidad.

A diferencia de tí lo puse en dificultad fácil, lo admito, pero al menos yo soy consciente que voy a gastarme no se cuanta munición en un sólo bicho mientras que otros, menos mancos que una servidora, con dos disparos les es más que suficiente. En parte lo pasé mal con la munición de la segunda entrega…

Puedo confirmar que me encantó y hasta que no ha llegado el Persona 5 no he conseguido a engancharme a ningún otro juego de la misma manera. El Andromeda lo tengo aparcado porque como salían ambos juegos en un periodo corto de tiempo preferí aguantarme con el RPG escolar…

Así pues, desde entonces no quiero cerrarme en banda a juegos porque tengo mala puntería o son del espacio, prefiero juzgarlos una vez los haya catado.

Aonia Midnight
Aonia Midnight 16/04/2017 a las 10:40 pm

¡Por todos los dioses! Me he visto tan reflejada que tengo que retomar Mass Effect.
Jugué al primero porque todo el mundo me lo recomendaba, porque, de ser por mí, la pereza me inundaba profundamente. Al meterme en la historia y terminarlo, hice balance y me di cuenta de que me había encantado, mucho más de lo que esperaba. Y, en lugar de continuar con el segundo, seguí con otros juegos y la pereza se había vuelto a apoderar de mí al pensar en Mass Effect. Pero, joder, lo voy a retomar tan pronto como acabe el que tengo ahora empezado. O.O

taipinacu
taipinacu 17/04/2017 a las 12:58 am

Muy buen artículo, me he sentido muy identificado, de hecho yo tampoco lo disfruté en el primer intento, y no fue hasta el segundo, con la excusa de la salida de mass effect 3 cuando me pasé toda la saga del tirón.

Escribí un artículo hace algunos años que coincide con lo que tú has sentido, aunque desde las perspectiva del odio en lugar de la luz 🙂

http://www.juegonautas.com/articulos/odio-a-mass-effect/

Saludos y esperemos que Andromeda no sea tan malo como dicen

AlejandroMp3
AlejandroMp3 03/06/2017 a las 9:21 pm

que bonita historia, jaja, me ha pasado algo igual que a ti con Mass Effect, nunca me ha terminado de llamar la atenciòn, Star Wars es el unico universo espacial que de verdad me gusta, y es por los JEDI y la fuerza, porque si fuera solo por los rebeldes, no le hubiera dado la oportunidad.

Siempre he pensado que deberia darle una oportunidad a esta saga algun dia, pero ja, es que solo la tematica ya me echaba para atras, ahora bien, hace como 3 años un amigo me dejò jugar en su PS3 al primero, estuve como una hora creando a mi Shepard femenina, luego de eso, empiezo el juego, y bueno, hablar un poco con unos desconocidos, y luego echar tiros con un sistema de disparos bastante lamentable, eso sumado a que la version de PS3 es la peor versiòn para jugar al MAss Effect 1 poque se ve horrible, mala resoluciòn y una paleta de colores bastante pobre.

Creo que ni siquiera termine esa mision de tiroteo porque no me gustò nada lo que vi… ahora y hace a penas una semana, alguien lo estaba vendiendo por Mercado Libre de segunda mano para Xbox 360, y estaba a buen precio, y despues de ver varios analisis y criticas, me comence a emocionar con la idea de tenerle, total que lo comprè y tuve la mala suerte de que el juego no queria correr bien en mi xbox 360 despues de crear al personaje, me han devuelto el dinero pero las ganas de jugarlo siguen alli y no puedo, una triste historia.

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