Long time no see, Scarlett…

Mamá, mi juego favorito cumple (casi) una década

Mamá, mi juego favorito cumple (casi) una década

Rejugar títulos que en algún momento han entrado a formar parte de mi lista de videojuegos del año es algo que me resulta especialmente difícil. Cuando pienso en ello llego a la rapidísima conclusión de que se me hace cuesta arriba porque dispongo de poco tiempo; además, ya acumulo una buena cantidad de notas al respecto de runs anteriores —que, por desgracia, resultan en un número más bien escaso de artículos finalizados—, pero en el fondo sé que esto no es del todo cierto.

Tras reflexionar más detenidamente me doy cuenta de que lo más probable es que me niegue a repetir historias porque los juegos de los que guardo mejores recuerdos son aquellos que dejan resaca emocional, siendo resaca emocional sinónimo de esa sensación de desasosiego que te produce haber terminado una aventura especialmente disfrutable, dejándote nada más que el recuerdo y un ligero vacío en el estómago. Irremediablemente (aunque no todo este esfuerzo resulte en análisis de éxito) te descubres a ti misma dándole vueltas a los detalles más nimios del worldbuilding, leyendo la wiki correspondiente de cabo a rabo y rezando por que alguien haya puesto por escrito todo lo que sientes en el pecho y no eres capaz de expresar, con la mente y las opiniones menos claras que cuando empezaste a jugar y decidiste que ése, ése iba a ser tu juego del año, aunque las reviews de cualquier medio de renombre fuesen mayormente negativas.

Revisar ciertos productos cuando ya te has puesto las gafas violetas y tu umbral de tolerancia se sitúa sólo ligeramente por encima de cero absoluto se convierte en una tarea titánica. No porque admitir que nos gustan videojuegos machistas vaya a suponer una lacra en nuestro perfil público feminista, sino más bien por el riesgo emocional que implica someter a juicio los buenos recuerdos: lo último que quieres y necesitas es que uno de tus GOTY caiga en esos tropos y te estés dando cuenta ahora. Al principio tomas los controles con un mal presentimiento, y respiras hondo antes de comenzar una nueva partida, porque lo más difícil de tomar conciencia feminista es eso, ser consciente: es abrumador. Y como jugadoras ya sabemos más que de sobra cómo funciona el mundillo.

Adelante. Un suspiro de alivio cuando las cosas no van demasiado mal: la protagonista no está excesivamente sexualizada, su género no es el meollo de la trama; un alivio absoluto cuando te das cuenta de que tu heroína —o señor genérico protagonista, pero señor genérico al que guardas cariño aunque te identifiques más con tu mesa de escritorio que con él— se mantiene incorruptible, a pesar de que los gráficos que recordabas como una proeza artística han envejecido mal, las misiones secundarias son un aburrimiento mortal y no logras explicarte cómo demonios conseguiste mantenerte frente a una pantalla durante 30 horas con semejante basura de mecánicas de juego.

Rejugar sí, y sin moderación

Al final he adquirido la costumbre de rejugar uno de estos GOTY todos los veranos, Venetica, un RPG de ambientación fantástico-medieval desarrollado por Deck13 y publicado en 2009 (¡hace casi una década!), a pesar de que a estas alturas casi podría transcribir aquí los diálogos. A veces me da un poco de vergüenza admitir que éste es uno de mis juegos favoritos porque, aunque entusiasmo no me falta a la hora de hablar de él y recomendarlo, no cuenta con las mejores reviews y otra cosa no, pero errores de diseño no le faltan. Gráficamente también se ha quedado muy atrás. Siendo totalmente objetiva, no es en absoluto el mejor juego™, pero sí el primero que me pasé en una consola propia (soy una gamer tardía y tuve mi primera Xbox a los 18 años) y el primer título con protagonista exclusivamente femenina que llegó a mis manos. Y es que al final lo que hace cálidos los recuerdos es el cúmulo de circunstancias personales que rodea la experiencia de juego y no la calidad del juego en sí. Por eso muchas veces las recomendaciones fallan.

Nuestra protagonista se llama Scarlett y es una joven huérfana de la aldea de San Pascual, un pequeño pueblo minero situado en las montañas y cercano a la ciudad de Venecia. Scarlett está prometida y vive ajena a todo lo que sucede en la urbe. En este universo, basado en la Italia del siglo XVI, la Muerte es una entidad con manifestación física, elegida periódicamente por un cónclave denominado el Corpus. El último sucesor designado resulta ser un traicionero nigromante que, junto con sus arcontes, decide emplear su poder para corromper y dominar el mundo a su antojo. En la introducción, tras la destrucción de San Pascual a manos de efectivos de Víctor —sí, el nombre del final boss es así de vulgar—, Scarlett es revelada como hija carnal de la Muerte, y ésta en persona le encomienda la tarea de salvar Venecia de la tiranía del arconte muerto viviente y restaurar la paz.

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Deck13 (2008). Diseño y modelado final de Scarlett

Mecánicamente, Venetica sigue una estructura bastante lineal: vamos completando quests y desbloqueando zonas del mapa mientras nos abrimos paso hasta la ciudad de Venecia, con una historia ligerita y bastante inocente (sistema de moralidad blanco-negro). Las vías de acción y opciones de diálogo están bastante limitadas a pesar de caer en la categoría de juego de rol, por lo que no es una obra excesivamente larga. Sin embargo, rompiendo una lanza a su favor, las opciones de personalización de Scarlett son bastante amplias: permiten modificar los stats principales en cualquier combinación según subimos de nivel, y la presencia de tres hermandades en la ciudad nos da acceso a una lista de habilidades físicas y mágicas que harán de nuestro avatar una formidable guerrera o nigromante. En la sede de La Orden del Sello Sagrado, compuesta por los mejores paladines, nos enseñan todas las técnicas relacionadas con el combate directo y las armas que portamos; los Alas Encapuchadas, afincados en las catacumbas de la ciudad, ejercen de mensajeros a lo largo y ancho de Venecia, y aunque no nos proporcionan técnicas específicas, unirnos a ellos nos permite recabar información valiosa sobre las identidades de nuestro enemigos; la Red de la Máscara la conforman estudiosos de la magia y nigromantes, y es aquí donde Scarlett puede mejorar sus habilidades psíquicas innatas y aprender otras tantas. Todas las técnicas se pueden comprar con puntos de experiencia independientemente de que seamos miembros o no de la hermandad, pero para avanzar en la trama será necesario unirse a una de ellas y cumplir una pequeña cadena de misiones asociadas.

Las acciones in game tienen consecuencias, y suben o bajan nuestra reputación —robar en hogares ajenos si sus inquilinos se han dado cuenta de nuestra presencia resta puntos, por ejemplo—, necesaria para acceder a las misiones más exigentes.

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Felix Haas (2008). Concept art del Palacio del Dux

Dentro el propio juego coexisten dos realidades: Venecia y el reino de los muertos, al que Scarlett tendrá que viajar de vez en cuando para mantener conversaciones con su padre o algún PNJ determinado, obtener ciertos poderes y pistas para la trama o derrotar a los cuatro jefes en su forma más poderosa, tras haber superado con éxito un duelo en el plano físico. Adicionalmente, la energía derivada del reino de los muertos (denominada «del crepúsculo») es lo que nos permite cruzar voluntariamente el velo y volvernos temporalmente invisibles en el mundo real, así como resucitar.

Pero yo aquí he venido a hablar de mi libro, que trata, como siempre, de diseño de vestuario y armamento, el apartado que más me gusta. Para ser un RPG, Venetica no ofrece una excesiva cantidad de modelitos a lucir, pero sí plantea algo muy interesante: si quieres ponerte esa armadura nueva tan molona que acabas de saquear del cadáver que dejas atrás vas a tener que pasarte antes por un herrero y pagarle la cantidad correspondiente para que la ajuste a tu medida. Esto da lugar a variaciones estéticas resultonas, porque los enemigos llevan ropa bastante aburrida, para qué os voy a mentir. Si bien es cierto que las armaduras modificadas tienden a ser ligeramente menos funcionales en algunos aspectos, Scarlett no cae en la sexualización. Si algo me sorprendió para bien en mi primerísima partida fue que, al adaptar una armadura completa, salvando la siempre presente boobplate (*sigh*), ésta continúa siendo una armadura completa en el sentido de que hay placas donde es necesario que las haya. En armamento se lleva medalla de oro la espada lunar, una especie de guadaña de mano que extrae su poder del reino de los muertos y, además de ser la única arma que daña a las criaturas sobrenaturales, nos permite recuperar energía del crepúsculo con cada asesinato. Igualmente es el único objeto de nuestro inventario modificable (mejorarla le otorga además un aura luminosa que no tiene ningún efecto real, pero a quién no le gustan las hojas que brillan, vamos a ver), y esto tiene sentido porque es con la espada lunar con la que habremos de librar los combates contra los jefes.

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Felix Haas (2008). Concept art de algunos de los trajes de Scarlett

Si tenemos en cuenta mapas de Venecia de los siglos XVI y XVII, la recreación de la urbe no es precisamente histórica, pero la distribución de los barrios tiene un cierto encanto, en especial su organización en alturas. La arquitectura es una mezcla de elementos realistas de la época —apreciable en los edificios más regios— con la libertad creativa propia de los juegos de rol de fantasía. La catedral en ruinas y el Palacio del Dux son las dos únicas construcciones que verdaderamente toman como referencia la arquitectura italiana del siglo XVI. Los canales y sus correspondientes puentes recorren y vertebran la ciudad, y una vez desbloqueado el acceso a todos los distritos, podemos movernos más rápidamente haciendo uso de los servicios del gremio de gondoleros. A nivel de diseño, esta Venecia alternativa no es ni excesivamente compleja ni estructuralmente impresionante, y los interiores son también bastante pobres. Quizá la única sección que merece una mención especial es el barrio del Arsenal, construido en vertical e infestado de guaridas de bandidos, peligroso a cualquier hora del día y no exclusivamente de noche.

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Felix Haas (2008). Concept art de la taberna principal del barrio del Arsenal

No teniendo el trasfondo más elaborado ni la trama más original, el juego en sí es adictivo; que me lo digan a mí, que he llegado a sentarme más de 12 horas seguidas. Sus mecánicas sencillas y fáciles de recordar ayudan, a pesar de que los movimientos son bastante limitados y enfrentarse a grupos grandes de enemigos en ocasiones es realmente tedioso. Desarrollado por un pequeño estudio alemán de 49 empleados —si Venetica no os suena de nada, Deck13 es el responsable de títulos como Lords of The Fallen (2014) o The Surge (2017), entre otros—, es un juego que recomiendo con asiduidad. Que soy pesadísima, vamos, y probablemente cada vez que haya rebajas en Steam os dé la chapa un poquito, no me sigáis en Twitter. Pero merece la pena brindarle una oportunidad.

Bibliografía e información adicional

www.botho81.cgsociety.org

www.deck13.de/company/games/venetica

www.felixhaas.de

www.youtube.com/user/IGNentertainment

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thebedisburning
thebedisburning @thebedisburning

Juego a cosas y le hago fotos a los baños. Hablo mucho del Warhammer, en D&D siempre interpreto clérigos y en el fondo soy Legal Buena. El tatuaje de la Marca del Forastero no me ha dado ninguna habilidad.

7 comentarios
Zak
Zak 14/03/2018 a las 10:34 am

La maldición que supone volver una y otra vez a juegos que hemos terminado mil veces, a pesar de tener decenas en la lista de pendientes (y en aumento) se cierne sobre Europa.

No conocía Venética, pero pintas interesante
*Lo añade a la interminable lista de pendientes*

*Abre de nuevo el Monkey Island*

thebedisburning
thebedisburning 14/03/2018 a las 10:47 pm

Madre mía, lo de la lista interminable de pendientes de qué me suena… ¡Espero que si juegas algún día te guste tanto como a mí!

LordXamon
LordXamon 14/03/2018 a las 11:45 am

Mi juego favorito casi cumple también una década, Fallout 3. Casi parece que fué ayer cuando hice la GOAT.

thebedisburning
thebedisburning 02/04/2018 a las 4:46 pm

Ay, madre mía, que nos estamos haciendo viejísimos todos…

Senri
Senri 14/03/2018 a las 4:13 pm

El mio ya cumplio mas de 20 años, realmente a veces la nostalgia es muy grande, pero aun asi, rejugar tampoco esta tan mal, buen post.
Te invito a leerme cuando tengas el tiempo. Saludos desde Venezuela.

thebedisburning
thebedisburning 02/04/2018 a las 4:46 pm

¡Muchísimas gracias por leer y comentar!

AlejandroMP3
AlejandroMP3 15/03/2018 a las 8:26 pm

Por fin conozco a alguien más a parte de mi novia y yo que tenemos y nos encantó este juego.. si es cierto que da algo de verguenza recomendarlo, mucha gente iria directo a «The Witcher», pero bueno, me gustó la idea de «Venecia», es «exclusivo» en consolas para 360 (que es donde lo tengo), me gusta la idea de una mujer prota que el ya tipico hombre todo poderoso.. y fuera de eso, el juego me parece muy adictivo e interesante, un poco ortopedico pero cumple bastante bien… lo volvimos a pasar el año pasado.

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