Alex Kidd, un drama en 8 bits

Alex Kidd fue creado por Sega para competir con Mario, pero cuando subió Sonic a la palestra se quedó en segundo plano. A pesar de esto yo le tengo un inmenso cariño porque cuando se relanzó, posteriormente a su estreno, como juego integrado en Master System llegó a mi casa para convertirse en horas y horas de entretenimiento.

Teniendo en cuenta que hablamos de finales de los ochenta y que acabó quedando a la sombra del erizo con zapatillas rojo chillón, fue un activo bastante productivo para la empresa: Alex Kidd y el mundo milagroso, del que os voy a hablar en este artículo, se lanzó en 1986 pero en ese mismo año también se lanzó Alex Kidd, The Lost Stars, para recreativa, y más tarde también como juego integrado de Master System. En 1987, y solo en Japón, se lanzó el Alex Kidd Bmx Trial que requería un paddle para jugar, y en 1989 llegó Alex Kidd in the Enchanted Castle, que fue algo así como una continuación del primero. Hay un par más que pasaron sin pena ni gloria…

Arekkusu Kiddo no Mirakuru Wārudo

Pero he venido a hablar del primero, del también conocido como Arekkusu Kiddo no Mirakuru Wārudo, aquel que me tuvo horas maravillada con sus 17 niveles y que me dio años de risas con uno de mis primos pequeños, que tenía, lo que viene a ser, las orejas bastante grandes y para chincharle le llamaba David Alex Kidd, aquel por el que conseguí tener una pequeña televisión en mi habitación que se convirtió en una pequeña cueva donde jugar con mis primos y algún que otro vecino.

Este plataformas creado por Kotaro Hayashida tiene alguna pincelada de estrategia y básicamente se trata de superar los niveles en 2D con ambientaciones diferentes y coloridas, cargadas de enemigos bastante dispares, desde escorpiones rojos hasta murciélagos, pasando por pulpos gigantes o seres que son algo así como unas ranas humanoides enfundadas en un traje digno de un Power Ranger. Y como al parecer lo de los culebrones es lo mío os voy a poner un poco en situación de la historia que hay tras nuestro simpático protagonista.

Mapa

El juego arranca con Alex Kidd estudiando en su planeta natal, Aries. Se encuentra en el Monte Eterno empapándose de la disciplina Shellcore, o Burokken, que hace que adquiera algo así como superfuerza ya que es capaz de destruir piedras a puñetazos. Como quien no quiere la cosa se encuentra un hombre moribundo que le dice que Radaxian está en peligro y le entrega un mapa y el medallón de la piedra de sol, según el manual europeo de Alex Kidd in Miracle World, y allá que va nuestro pequeño intrépido. Conforme avanza la historia descubre que es el príncipe de Radaxian, raptado de pequeño por un hombre malvado, y que ahora su hogar está sometido a un tirano conocido como Janken, El Grande. También descubre que tiene un hermano gemelo, llamado Egle, que está preso en el castillo, por lo que decide ir en su rescate.

Vamos a ver, ni medio juego y ya tenemos un drama bien planteado, no le falta de nada… Un medallón entregado por un moribundo, la revelación de la verdadera procedencia del protagonista, el hermano gemelo del que no teníamos conocimiento… ¡Esto solo puede ir a mejor!

Se destapó el pastel

Después de destruir a varios y muy variopintos jefes, Alex se dirige a otro reino para seguir una serie de pasos que le llevarán a encontrarse cara a cara con el malo malísimo, y tras darle su merecido nos encontraremos incluso con una princesa. Después de esto, nuestro príncipe parte hacia el Lago de las Rocas, donde recoge la corona para entregársela a su hermano gemelo que será el rey. Él se convierte en el defensor de la ciudad pero hay algo que tiene en mente: Encontrar a su padre, el rey Trueno.

La historia a día de hoy me sigue fascinando, igual que me fascinan los enemigos y los jefes, que no te los puedes acabar de tomar en serio, porque enfrentarte a un personaje con la cabeza en forma de puño cerrado, Gooseka se llama, jugando a piedra, papel o tijera (aunque yo siempre tuve el dilema de si era un culo con flequillo)… no es como intentar cargarte a las valkirias en modo God of War. También tenemos a Chokkinna, que tiene la cabeza en forma de tijera y Parplin, que la tiene en forma de mano abierta, entre otros, como un toro al que nos deberemos enfrentar a puñetazos.

¿Puño o culo con flequillo?

El sistema de juego y el avance en los niveles no se hacían monótonos porque, aparte de que la ambientación cambiaba y los escenarios eran muy diferentes entre ellos, que incluso intentaban jugar con las perspectivas, también cambiaba la forma en la que se debía desplazar nuestro protagonista. No, no solo iba a pie, también podía agenciarse de una moto capaz de pasar por encima de algunos de los enemigos, ir buceando para enfrentarse a terroríficas ranas humanoides o ir en un helicóptero, llamado Peticopter, a pedales, que además lanzaba proyectiles a los pájaros salvajes que intentaban derribarlo.

Algo que también me fascinaba es que no solo había bloques de piedra, unos que se destruían fácilmente con un puñetazo y otros que no, sino que según color y símbolo podían suceder diferentes cosas. Por ejemplo, si era amarilla con una calavera dentro, inmovilizaba a Alex, pero si era rosa aparecía un fantasma. Mi favorita, sin duda, era la amarilla con interrogación, que era algo así como un susto o muerte: o te aparecía un fantasma o aparecía el Brazalete Poderoso que potenciaba los puñetazos de Alex haciendo que de ellos saliese como una ráfaga de energía para destruir piedras o enemigos con algo de distancia. 

A puñetazos con el pulpo

La banda sonora cambiaba según el escenario y lo que acontecía en el transcurso de esta aventura. Admito que en más de una ocasión me puse bastante nerviosa por el ritmo de algún que otro nivel… Creo que por eso mis favoritos eran los acuáticos, que tenían una música más relajada.

También me gustaba mucho que la recompensa final de nivel fuese un onigiri, un triángulo de arroz de esos deliciosos, que suele ir relleno de diferentes cosas y que viene envuelto con una alga nori, vamos, lo que viene a ser algo así como el bocata del recreo; y que cuando conseguías una vida extra el objeto que recogías era un mini Alex Kidd. En la tienda también podíamos encontrar el bastón volador, que tenía una espiral en la parte superior y permitía volar por un breve espacio de tiempo, entre otros vehículos.

El Peticopter

A pesar de haberse quedado a la sombra de Sonic, la verdad es que nuestro príncipe sigue estando en forma, ya que a día de hoy se sigue vendiendo bastante merchandising suyo y ha tenido una trayectoria extensa, no solo en sus propios títulos: ha hecho varios cameos, como en Sonic Riders Zero Gravity de Wii o en Phantasy Star Online 2, apareciendo como una foto artística. También se convertiría en personaje jugable en Sonic & Sega All Star Racing y en Superstars Tennis.

Para mi desgracia un relanzamiento para PlayStation 2 quedó cancelado, pero no, no voy a perder la esperanza, que con lo de moda que está lo de los remakes con opción retro, ¡quizá en un futuro podamos volver a disfrutar de este clásico!

PD: Si queréis rememorar la secuela, Alex Kidd in the Enchanted Castle, ¡la podéis encontrar en Steam!