Assassin’s Creed: Odyssey. Una oda a la Antigua Grecia

Assassin’s Creed: Odyssey. Una oda a la Antigua Grecia

Se han escrito muchas cosas sobre Assassin’s Creed: Odyssey, desde reseñas a estudios comparativos con otros juegos de la saga. Pero creo que todavía queda algo que puedo aportar, y es un análisis de esta pieza desde los ojos de una apasionada de la civilización griega.

Porque Ubisoft ha hecho mucho más que utilizar la Hélade como un bonito decorado plagado de edificios monumentales por los que practicar parkour: ha entretejido la identidad helénica, sus mitos y su idiosincrasia en la propia estructura narrativa del juego.

La historia de Kassandra (o de Alexios, pero me referiré sobre todo a ella por ser la protagonista canónica y con la que he jugado esta aventura) es, ante todo, un nostos, es decir, un viaje de regreso del héroe y de búsqueda de su identidad.

Advertencia: de aquí en adelante hay varios spoilers importantes del juego.

No creo que sea casual que la primera misión que comienza la odisea de Kassandra nos lleve a la isla de Ítaca, a las ruinas del palacio del mítico Odiseo, protagonista por excelencia de los ciclos épicos de nostoi de los héroes arcaicos. Allí conocemos a Odesa, descendiente del mismo Odiseo y obsesionada, como los héroes homéricos, por ganar la gloria imperecedera acometiendo grandes hazañas. Podemos alentarla o desanimarla en su propósito pero Odesa es, en todo caso, un espejo en el que mirarnos de cara a nuestra propia aventura.

Según Jorge Luis Borges hay cuatro ciclos narrativos en la literatura universal y uno de ellos es precisamente el de “un regreso”, poniendo como ejemplo por excelencia el de Ulises/Odiseo. Pues bien, en AC: Odyssey acompañaremos a Kassandra en su regreso porque cuando abandona Cefalónica lo hace para embarcarse en un largo viaje que la llevará de vuelta a sus orígenes, a Esparta, tras enfrentarse a todo tipo de enemigos (entre ellos varias criaturas mitológicas, como hizo el propio Odiseo).

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Kassandra con su fiel amigo, Ícaro. Lleva el nombre del joven cuyo alas se derritieron por volar demasiado cerca del sol

La mayor parte de las misiones principales de esta epopeya se relacionan estructuralmente con lo que Heródoto definió como “to hellenikon”, es decir, lo heleno. Y es que si trasladásemos la historia de Kassandra a cualquier otro período histórico, a cualquier otro lugar, realizando solo un par de cambios cosméticos aquí y allá, carecería de todo sentido.

El punto de partida de esta odisea tiene lugar en el célebre monte Taigeto (donde los espartanos abandonaban a los recién nacidos que consideraban débiles o tenían deformidades para que no debilitaran su estirpe) con un Alexios condenado por un oráculo de la Pitia Délfica.

A lo largo del juego podemos experimentar de primera mano la importancia que los oráculos, sobre todo el de Delfos, tuvieron en la vida de los griegos. Además de ser un motivo recurrente en la mitología griega (Agamenón sacrificó a Ifigenia en cumplimiento de un oráculo, Perseo fue arrojado al mar en un cofre de madera porque un oráculo aseguraba que acabaría matando a su abuelo), los distintos santuarios oraculares tuvieron una importancia crucial en el devenir del mundo griego. Antes de iniciar una guerra las ciudades solían enviar embajadas a consultar los oráculos y ciudadanos de todas partes del mundo griego peregrinaban a Delfos para conocer su futuro. AC: Odyssey nos muestra la enorme influencia de la Pitia reflejada no solo en la vida de Kassandra y su familia, sino en el curso de la propia Guerra del Peloponeso, y cómo controlando a la Pitonisa, el Culto de Kosmos podía controlar toda la Hélade.

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Punto de sincronización en la flecha de la diosa Artemisa

Otra seña de identidad griega, como es la religión, se nos muestra manera orgánica y sutil a lo largo de todo el juego. Este aspecto está directamente relacionado con la exploración, pues la mayor parte de los puntos de sincronización se encuentran en la acrotera del tejado de un templo o en lo alto de una magnífica estatua que representa a una divinidad (uno de mis favoritos fue el situado en el tridente del colosal Poseidón de piedra o el de la flecha de Artemisa). Así, por medio de una de las mecánicas del juego, visitamos distintos puntos históricos y clave de la civilización griega: templos, santuarios, altares y estatuas poblaron todo el territorio heleno sirviendo como elemento de identificación de las distintas comunidades (pues cada polis o territorio tenía una divinidad tutelar).

Para los griegos, la religión lo impregnaba todo. El mythos convivía con el logos (la razón) en todos los aspectos de su vida. Salvo algunos filósofos y casos muy particulares, fueron un pueblo muy creyente. La mitología era algo más que unas fábulas con la que educar a sus niños o una explicación mágica del funcionamiento de la naturaleza: era la realidad. En su mundo, los dioses se intuían en todas partes y podían aparecérseles en cualquier momento, pues de vez en cuando intervenían en los asuntos de los mortales e incluso tenían aventuras con ellos. El juego ha sabido plasmar muy bien esa sensación a través de multitud de pequeños detalles (por ejemplo, los comentarios de Barnabas sobre la furia de Poseidón cuando el mar se revuelve durante tus desplazamientos en barco).

A lo largo de la partida se nos da la oportunidad de posicionarnos respecto a dichas creencias: podemos presentarnos como enviada providencial de los dioses o como una simple mortal con mucha maña. Kassandra vive en el siglo V a.C. y en concreto en un período muy influido por el relativismo y escepticismo propio de los sofistas. Independientemente de nuestras respuestas, el contraste generacional con Barnabas está servido. Para nuestro leal amigo, todos los mitos y las criaturas de leyenda son ciertos, mientras que Kassandra los pone en tela de juicio. Y sin embargo, durante nuestra andadura, descubriremos que gran parte del imaginario mítico griego está basado en elementos reales. Más allá de la magnífica lanza de Leónidas o de la pirámide que utilizan los miembros del Culto como su particular pitonisa, están todas las misiones del arco “Entre dos mundos”.

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Impresionante estatua del Minotauro en Creta

En ellas, deberemos enfrentarnos a criaturas mitológicas para conseguir cuatro orbes que nos permitan sellar las puertas de la mismísima Atlántida. Algo se estremeció en mí cuando comprobé que el laberinto del Minotauro era real, oculto en las profundidades de un viejo palacio minoico en Creta, y seguí los pasos de Teseo gracias al cordel dorado que él mismo usó. Y es que, en este camino, estamos tan asombrados como Kassandra, que se sorprende y se maravilla al descubrir que lo que creía leyenda no era tal. También nos enfrentaremos a los enigmas de la Esfinge, encarnando a un tardío Edipo; lucharemos con un brutal Cíclope y plantaremos cara a nada más y nada menos que a la Medusa, en la que es para mí una de las mejores misiones de todo el juego. Todas ellas tienen un regusto muy intenso a los doce trabajos de Hércules, muchos de los cuales consistían en matar a terribles monstruos, que considero intencionado.

Otro pilar de la civilización helena fue la agonística, es decir, sus juegos y certámenes deportivos (pero también literarios). El más conocido de todos ellos y que aún pervive hasta nuestros días son los Juegos Olímpicos, así llamados por celebrarse en la ciudad de Olimpia, a los pies de la montaña donde habitaban los dioses. Durante el viaje de Kassandra no sólo presenciaremos los juegos sino que participaremos en ellos, en concreto en una de las tres disciplinas de las artes marciales: el pankration. La importancia de estos juegos para los griegos queda patente no sólo en la misión en la que debemos escoltar al pancratio espartano, sino en el arco de las Islas de Hefesto donde podremos visitar una escuela en la que jóvenes de toda Grecia se entrenaban para participar en ellos. Alrededor de estos juegos se construyó todo un ideal de excelencia y también de belleza. Una vez más, encontramos el amor por los detalles y su integración en las propias mecánicas del juego, pues mientras estemos en Olimpia se nos hará saber que cualquier acción ilegal que cometamos en este territorio (como robar o asesinar a alguien en público) será castigada con más dureza que en cualquier otra región. Y es que durante la celebración de los juegos, Olimpia quedaba fuera de cualquier operación bélica y se protegían los caminos para que los participantes y embajadores pudiesen llegar sin peligro. De manera que cualquier violación de esta suerte de tregua era considerada una afrenta a los propios dioses.

Esta misión se relaciona con el destino de Kassandra: aunque ella no lo sepa, ni sea su intención hasta que encuentra a Mirrina, cada paso del camino la lleva más cerca de Esparta. Como es lógico, la relación de Kassandra con su polis es complicada y más de una vez en el juego menciona que “una vez fue espartana” (ya no). Pero cuando descubre que Esparta está bajo el control del Culto de Kosmos, decide volver. Tú eliges si lo hace por una suerte de sentimiento patriótico o porque es un paso necesario para lograr su meta.

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A veces hay que pararse y admirar las vistas

En cualquier caso, cuando madre e hija regresan a Esparta pasan varias cosas interesantes. El hecho de que nuestra misthios favorita abandonara la polis siendo niña proporciona un pretexto excelente para que nos enseñen cosas sobre ella que, siendo espartanos, deberíamos saber. Los elementos que decide presentar son los más emblemáticos del pueblo de los laconios como es el caso de su particular educación.

La primera misión que se nos presenta nada más llegar a Esparta tiene que ver con la famosa agogé espartana y no será la única. La dureza y la crueldad de su sistema educativo estatal ha sido fuente de admiración y fascinación incluso por sus contemporáneos. De entrada, vemos cómo unos lobos atacan a dos adolescentes armados con una lanza en los terrenos de entrenamiento. Mirrina nos advierte que no debemos ayudarles: es parte de su formación. Si no pueden sobrevivir solos, es que no sirven a Esparta. Ante esa situación puedes aceptarlo y seguir a tu madre, o puedes intervenir.

Esa misión se enmarca en la famosa y terrible criptía. Se trataba de una temporada en la que cada joven espartano debía vivir en solitario, fuera de los márgenes de la ciudad, sobreviviendo a los peligros de la naturaleza. Para poder volver a la sociedad y superar su formación debía cumplir un sangriento rito de madurez: matar a un ilota. Los ilotas eran un pueblo sometido a la servidumbre por los espartanos que hacían las veces de esclavos públicos. Anualmente se les declaraba la guerra y se los vestía de una manera que los identificara, marcándolos como objetivos para los adolescentes que estuviesen participando en la criptía anual. Así, asesinar a un ser humano era lo que convertía a los efebos en adultos: en auténticos espartanos.

Pero volviendo a Mirrina, lo primero que hace al llegar a Esparta y presentarse ante los reyes es reclamar su hogar. Y esto tampoco es casual: la posesión de un lote de tierra era condición indispensable para la ciudadanía espartana. Al solicitar su antigua casa, Mirrina está pidiendo que le reinstauren su condición de ciudadana y con ello también a Kassandra. Para lograrlo, cada rey nos encargará una misión relacionada con lograr honores para nuestra polis. Esto tiene mucho sentido en el marco de una sociedad célebre por su fuerte sentido de la colectividad, en la que los intereses individuales quedaban siempre supeditados a los del Estado.

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La Adrastea huyendo de la ira de Poseidón

En el viaje de Kassandra también tendremos ocasión de visitar muchas ruinas y tumbas micénicas: la propia ciudad de Micenas (convertida en el cuartel general de unos bandidos) y la espectacular tumba de Agamenón (sí, el mismo Agamenón de la Ilíada. Esta tumba no sólo es real, sino que he tenido la suerte de poder visitarla), como majestuosos recuerdos de una cultura anterior, protogriega, y que se ha identificado con la que Homero nos presentó en la Ilíada. Además exploraremos los restos de palacios minoicos, que ya en época de Kassandra eran ecos lejanos de una cultura todavía más pasada, en cuyos espectaculares frescos se plasmó la primera civilización occidental.

Otro detalle que me ha gustado mucho es la inclusión de Pitágoras. No se me ocurre otro personaje más adecuado para desempeñar su papel en esta obra. No sólo fue considerado un hombre prácticamente divino (así que tiene todo el sentido que descienda de los Isu), sino que fundó una misteriosa escuela con ritos de iniciación secretos y voto de silencio respecto a sus prácticas chamánicas que cobró un gran poder en la Magna Grecia hasta su violento final debido a una rebelión popular. En la misión final relativa al Culto de Kosmos, cuando tocamos la misteriosa pirámide, el propio Pitágoras nos habla de su escuela y menciona por encima su teoría sobre el equilibrio: el orden y el caos.

No es el único personaje histórico que conoceremos en nuestra aventura. Que Heródoto de Halicarnaso, viajero incansable y padre de la historia, sea nuestro compañero de avatares es casi poético. Que reconozca la lanza de Leónidas no es un pretexto narrativo: no en vano recogió las Guerras Greco-Persas para la posteridad. A él se suman otros personajes que no podían faltar en el siglo de oro griego, representantes de casi todos los campos en los que destacó la civilización helénica: Pericles el estratega ateniense, la fascinante Aspasia de Mileto, el médico Hipócrates, Fidias el escultor, el escritor de comedia Aristófanes o, cómo no, el mismísimo Sócrates, cuyo método dialéctico (la mayéutica) se plasma con mucho mimo en las propias mecánicas del juego.

Me gustaría concluir haciendo una mención a Píndaro, el famoso cantor de los Juegos Olímpicos. Si bien no aparece en el juego por ser anterior a la época en la que este se ubica, cabe señalar que legó a la posteridad sus himnos a los vencedores de las competiciones atléticas del mundo antiguo. Lo menciono como broche a este artículo proque, en mi opinión, Ubisoft Quebec se vistió de Píndaro para componer esta bella oda al mundo griego que es Assassin’s Creed Odyssey.

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Dryadeh
Dryadeh

No sé escribir cosas cortas, ni siquiera biografías. Así que usaré el modo telegrama: Friki, aficionada a la literatura, la escritura, los videojuegos, cine y series. Stop.

11 comentarios
GomezCuadrado
GomezCuadrado 17/02/2019 a las 1:30 pm

Vaya pedazo de repaso. Me ha encantado ^^

Dryadeh
Dryadeh 17/02/2019 a las 10:18 pm

Muchas gracias 🙂

Josu
Josu 17/02/2019 a las 11:31 pm

Magnífico artículo. Sin duda es una pequeña joya que sólo los amantes de la antigua Grecia y sus mitos sabrán apreciar en toda su plenitud. Personalmente, quedé algo decepcionado con la representación de la mitica nave Argos. Estaba exactamente dónde debía estar, pero sólo era una ruina de barquito, nisiquiera tenía el tamaño de la Adrastea. Por lo demás el juego está repleto de referencias y guiños a la mitología. En cuánto a Píndaro, evidentemente no está, pero si no recuerdo mal,existe una ubicación con su nombre, una casa. Saludos.

Dryadeh
Dryadeh 18/02/2019 a las 1:16 pm

Sí, en Tebas está la casa de Píndaro como lugar histórico, lo cual me ha parecido un detalle muy bonito. No caigo ahora en la nave Argos, o no la he visto o siendo tan pequeña me pasó desapercibida. Me encanta el detalle ir descubriendo lugares históricos y que te cuenten pequeñas anécdotas sobre ellos. El juego están muy bien documentado así que sí, creo que sólo quienes amamos la Antigua Grecia podemos valorar el aspecto histórico en toda su dimensión.

Gracias 🙂

Juan
Juan 18/02/2019 a las 10:55 am

Me ha gustado mucho este artículo, ya que coi cide con mi opinión. Y por eso me gusta esta saga. Te sumerges en la historia y te hace protagonista de la misma como en un viaje por el tiempo, con todo lujo de detalles, que refleja muy bien el artículo. Encima en territorio abierto, puedes ir donde quieras

Dryadeh
Dryadeh 18/02/2019 a las 1:18 pm

Muchas gracias.
La verdad es que, a falta de jugar el Origins, lo que me ha gustado tanto de este juego es que el lugar y el momento histórico no era sólo un decorado. Estaba integradísimo en la historia. Sé que todos los AC se relacionan con sucesos históricos del momento y lugar en que suceden, pero me da la sensación de que se podrían intercambiar por otros lugares ajustando un par de detalles. Con Odyssey no. Lo griego forma parte hasta de la manera en que han elegido contar esta historia, que no es casual. Y sí, me ha encantado que el territorio fuese abierto, el mapa a explorar es inmenso y es todo tan bonito que no te cansas de correr a lomos de Fobos redescubriendo la Hélade 🙂

Cristian
Cristian 18/02/2019 a las 11:28 am

Excelente artículo. No lo termine de leer pq todavía lo sigo jugando y no quiero spoiler jajaja.

Dryadeh
Dryadeh 18/02/2019 a las 1:19 pm

Lo comprendo, haces bien 🙂 Hay un poco de spoilers de la historia principal y del arco de Entre dos mundos. Así que recomiendo esperar a terminarlo para no destriparse nada ^^

Alex
Alex 07/04/2019 a las 2:25 pm

Tengo el juego desde ayer y estoy fascinado.
Para mí es el mejor título de mundo abierto que he tenido el gusto de jugar. ¡Y el más bonito! (Artísticamente es una obra de arte)

Se nota verdadera pasión en el trabajo, sus autores se han volcado en este proyecto.
Me importan poco las críticas de los haters o si el juego no sigue la esencia de la saga Assassins al 100%.
Este juego es maravilloso.

Y luego he leído tu análisis argumental y solo me queda felicitarte por él.

Gracias. 😉

Dryadeh
Dryadeh 07/04/2019 a las 4:15 pm

Muchas gracias 😀 Siempre me alegra encontrar a gente a la que le gusta tanto como a mí. Es verdad es que es precioso, inmenso y con mucha atención y mimo a todos los detalles. Es verdad que se parece poco a los AC pero no importa, precisamente ahí está su gracia. Se puede jugar aparte del resto si estás cansando de la misma fórmula, y si no es así, también hay suficientes elementos para enlazarlo. Espero que disfrutes mucho de este maravilloso viaje!

Miguel
Miguel 27/04/2019 a las 1:27 am

Me ha encantado tu artículo. Es precioso. Soy relativamente nuevo en AC, pues además del Odyssey jugué únicamente al Origins; he de decir que me animé a entrar por pura helenofilia (y porque el viraje rolero de la saga me resultó demasiado tentador, lo reconozco). Como este artículo ya es de hace unos meses es probable que finalmente te hayas animado a probar el Origins. Si es así espero impaciente a poder leer lo que tengas que contarnos 😉

Concuerdo en casi todo lo que comentas, aunque me gustaría apuntar una apreciación personal, a ver qué opinas al respecto. Se trata del feeling relativo al contexto de la Guerra del Peloponeso. Aunque las sensaciones son en todo momento muy buenas, echo en falta algo más de oscuridad y tensión. No sé si me explico. Podemos ver recreaciones de pesadilla (cuervos devorando cadáveres, hoplitas empalados en los cruces de los caminos, gente llorando a sus muertos, etc.), pero el engarzado final no termina de transportarme a un mundo terrible atrapado en una guerra civil sin fin. Obviamente, por mucho que lea al respecto, nunca podré siquiera hacerme una remota idea de lo que era ser un heleno de finales del siglo V a.e.c., pero juraría que en este sentido Origins consigue una ambientación y un lore muy evocadores. Aunque se trata de una época y tiempo diferentes (como son el Egipto ptolemaico tardío) es inevitable caminar por las calles de Menfis o Alejandría sin tener la sensación de que la civilización se encuentra al borde del colapso. Y ES ALGO QUE ME FLIPA. Tenía mis reservas acerca de cómo los de Ubi conseguirían plasmar ese interesantísimo período histórico caracterizado por el choque cultural entre griegos, egipcios y romanos, pero para mi gusto han conseguido un resultado de 10.
Lo siento, al final este comentario se centra más en Origins que en Odyssey, pero de alguna forma los encuentro ligados tanto en su concepto como en sus presumibles defectos. De todas formas Odyssey es para mí un juegazo, igualmente. Parece que a estas alturas hay que asumir que jamás tendremos un DLC ambientado en las colonias jónicas o la Magna Grecia, pero qué se le va a hacer… Yo seguiré soñando con un AC de Mesopotamia. La gran olvidada.

¡Un saludo! Espero leerte pronto otra vez 😉

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