Análisis de White Shadows

Análisis de White Shadows

«Todos los animales son iguales». Nada más ver esta frase ya sabemos que no solamente estamos ante un juego con el que pasar un buen rato. Ya hemos dicho muchas veces que los videojuegos son política (unos más que otros), queramos verlo o no. Y White Shadows, primer título de la alemana Monokel Games, tiene mucho que decir al respecto.

Iremos descubriendo la historia poco a poco. Por lo pronto, solamente conoceremos a nuestra protagonista, a la que llamaremos Raven para abreviar Raven Girl. Raven intenta escapar de un destino que adivinamos ominoso, pero del cual iremos descubriendo poco a poco detalles. Y lo hace de un modo simple, desplazándose entre plataformas y empleando objetos del escenario para poder avanzar.

La trama, dividida en cinco episodios, no añade una introducción a modo de tutorial porque no lo necesita. Las mecánicas son muy simples, basadas en saltar, mover y empujar objetos. En varias ocasiones necesitaremos resolver puzles que no son precisamente fáciles, pero que tampoco nos desesperarán demasiado. Más bien es cosa de paciencia y lógica. Tampoco faltan en ningún momento las plataformas, con saltos al vacío y ejercicios de coordinación de dificultad variable.

Captura de White Shadows. Un animal yace muerto en el teatro mientras el cartel reza "Todos los animales son iguales"

«Pero algunas veces podrían ustedes adoptar decisiones equivocadas, camaradas. ¿Y donde estaríamos entonces nosotros?» George Orwell

Sin duda alguna, uno de los puntos fuertes de White Shadows es su estética. Con imágenes en blanco y negro en todo momento, la ciudad resulta abrumadora por momentos. Es imposible no acordarse de la Rapture de Bioshock, con sus enormes edificios desolados. Lo mismo sucede con el diseño de personajes, humanoides con cabeza de animal que bien podrían ser splicers. También, tanto por la gama cromática como por la industrialización del ambiente, nos vendrá a la mente a menudo el Inside de Playdead.

Para acompañar toda esta estética contaremos con una banda sonora basada en música clásica. Podremos escuchar temas como “Así habló Zaratustra” o “La cabalgata de las Valkirias”, entre otros muchos. Hay verdaderamente pocas piezas originales, ya que la inmensa mayor parte del juego transcurre en completo silencio. De modo intencional, puesto que la escasa historia narrada aparece como si de una película de cine mudo se tratase.

Respecto al idioma, no aparecen voces habladas. Tanto los carteles como los vídeos que veremos están subtitulados al castellano, en los ajustes del juego se marca como «Español de Hispanoamérica». De todos modos podríamos entender la trama igualmente sin título alguno. También aparecen opciones de accesibilidad, como la posibilidad de adaptar el tamaño de dichos subtítulos.

 

 

Lo que hace memorable a White Shadows es, sin la menor duda, su trama. Como ya hemos mencionado, el lema que veremos repetido hasta la saciedad es el orwelliano «Todos los animales son iguales», procedente de la obra Rebelión en la granja. Bajo esta frase, aparentemente imbuida de justicia social, se justifican atropellos varios dignos de la propiedad del señor Jones. Camuflados de distopía en esta ocasión, eso sí.

El juego consigue crear en quien maneja los mandos una atmósfera de incomodidad y un poco de tristeza al mismo tiempo. Lo logra al hacernos ver las injusticias a las que se encuentra sometida Raven, así como los hechos que han llevado a esa situación. Y, sin embargo, no se puede dejar de ver a los cerdos con cierta lástima. No podemos dejar de verlos como la mano ejecutora, pero la raza porcina también sufre a su manera. Los veremos como entes vacíos, casi lamentables, al igual que vimos a los humanos de la cadena de producción de Inside.

Como ya hemos dicho, comparte múltiples elementos visuales con Bioshock, pero no son los únicos. La propaganda en favor del sistema es algo omnipresente en White Shadows como ya lo fue en Rapture. Incluso en algunos momentos de nuestra partida se nos interrumpirá con anuncios al estilo de la promoción de plásmidos o de las mejoras S.P.E.C.I.A.L de Fallout, con el único objetivo de justificar la situación actual. La reacción emocional es lógica, porque no podremos dejar de identificar situaciones muy actuales en esos mensajes publicitarios.

Captura de White Shadows. Unos globos se alzan hacia el Ministerio de la Luz

La sociedad animal está enfocada a la producción constante de luz

Es en el último episodio donde tendremos más recuerdos de Little Nightmares, otra inspiración clara en mecánicas y ambientación. Previamente algunos elementos como las luces vigilantes nos recordarán la historia de Six. El final del juego, como ocurre con muchos títulos de este estilo, es tan abierto como brusco. No sabemos ni siquiera si es bueno o malo, aunque resulta difícil pensar en positivo tras todo el camino recorrido.

Como curiosidad, la mayor parte del juego estuve acompañada por mi hija. Como todos los niños pequeños, es tremendamente expresiva ante lo que ve y lo verbaliza. Y, aunque tenemos una percepción del mundo muy diferente, sus sentimientos hacia criaturas como los pollitos o los cerdos estuvieron tremendamente próximos a los míos. Me preguntó varias veces por situaciones complejas de explicar por sus implicaciones morales. Y es por eso que creo que juegos cinemáticos como este  logran aproximar a otras realidades sin necesidad de extraer interpretaciones sesudas o incluso pedantes.

White Shadows es un título corto, pero que se queda en la memoria. Esto no ocurre solamente por su estética, que ya hemos visto en Inside, Limbo o My beautiful paper smile. Pero al igual que ocurre en esos juegos, el mensaje que nos llega está mucho más allá. Una crítica al capitalismo y los sistemas totalitarios, al miedo como medio de control de masas. La historia de Raven es, a fin de cuentas, una mirada a uno de los posibles escenarios distópicos en los que no queda un atisbo de raciocinio o humanidad.

Clave del producto proporcionada por Monokel Games.

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Alystrin
Alystrin @Alystrin

Cosplayer, otorrinolaringóloga, streamer y, sobre todo, mamarracha profesional. Cuqui del almendruqui que no dudaría en sacarte las muelas por tus "incorrecciones políticas"

1 comentario
radamanthys360
radamanthys360 19/12/2021 a las 6:28 am

Un juego que al inicio no sabes de que se trata pero no lo puedes dejar de jugar porque quieres saber como termina o lo que no entiendes.

si de a primeras senti que era una critica social hacia la desigualdad que existe y el sistema injusto que exclaviza a algunos para que otros tengan buena vida.

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