Toxicidad fuera, mala vibra fuera

A Juggler’s Tale y las relaciones tóxicas

A Juggler’s Tale y las relaciones tóxicas

Hace tiempo que comienza a coger fuerza el hecho de que las relaciones tóxicas no se reducen a las sentimentales. Personas de nuestro entorno —familiares, amistades, gente del trabajo, de clase, del vecindario— pueden llegar a ser tan dañinas como una pareja. Y la importancia de que este mensaje cale hondo viene precisamente del efecto que este tipo de relaciones puede causar en quien las sufre.

Este artículo contiene referencias a ciertas dinámicas que se encuentran en algunas relaciones de maltrato, por lo que si es un tema que te genera ansiedad, te recomiendo que dejes de leer o que, en caso de hacerlo, te tomes tu tiempo para controlar cómo afecta el contenido a tu salud mental.

A Juggler’s Tale nos cuenta la historia de Abby, una niña circense que, harta de ser encerrada cada noche en una jaula, decide escapar del que siempre fue su hogar. Sin embargo, todavía hay un obstáculo en la vida de Abby, los diversos hilos atados a su cuerpo y que condicionan su vida a ser una mera marioneta.

Tal es así que, a partir de cierto momento, Abby se dará cuenta de su condición y también tratará de liberarse. Y veremos cómo al narrador esto no le hace demasiada gracia. Aunque no es algo que resulte inesperado, ya que si hemos prestado atención a los detalles, en realidad, se venía cociendo desde el inicio.

Cuando Abby escapa del circo, el narrador se muestra entusiasmado. Todo parece formar parte del espectáculo preparado para el público. Sin embargo, no tardará en dirigirse a Abby para cuestionar su decisión de huir del circo. A pesar de que el tono empleado es amigable, de repente, ya no parece buena idea haber escapado. ¿Qué va a ser de ella?

Asimismo, se presentan un par de situaciones en las que la integridad de Abby parece peligrar, quedando su seguridad en manos del narrador. Así, gracias a los hilos, este amigable cuentacuentos ayudará a nuestra protagonista y le hará sentir a salvo. Y, por su parte, no dudará en aprovechar para tratar de hacerle ver que, sin él, estaría perdida.

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A primera vista, esto puede parecer un mero paternalismo. El narrador trata de proteger a Abby dada su evidente diferencia de edad y su condición de marioneta. Se nos presenta casi como una niña frágil que no sabe nada de la vida. Acaba de huir de la única realidad que ha conocido, por lo que no es consciente de los peligros que albergan fuera del mundo del espectáculo. Además todos los comentarios del narrador están teñidos de un tono amable y realmente parece que lo hace por su bien.

Incluso en aquellos momentos en los que Abby muestra una conducta que podría considerarse algo temeraria, veremos la respuesta del narrador como algo natural. Puede que le pierdan las formas, pero parece que lo hace por su bien. Aunque esa faceta suya resulte agresiva, no aparenta maldad. Quizás esté tirando de los hilos para elevar el cuerpo de Abby y zarandearla, pero la alternativa podría ser mucho peor.

Hasta este punto podemos ver la relación de Abby y el narrador como un símil de algo bastante normalizado en nuestra sociedad. ¿Cuántas veces hemos visto a personas adultas responder airadamente o incluso darle un azote a su descendencia cuando hacen algo peligroso? Quizás el golpe no duela, pero la intención es clara.

Sin embargo, si todavía no nos hubieran saltado las alarmas al llegar a este punto, pronto veremos cómo Abby decide deshacerse de los hilos que entorpecen su camino. Y ahí sí que se acabaron las buenas formas del narrador. En el momento en que la pequeña se libera de sus ataduras, el narrador pierde la máscara de amabilidad y se descubre como el ser amenazante que realmente es.

Incapaz de controlar a Abby, primero intentará hacer que lamente su decisión, dejando que la historia continúe y se dé cuenta de que en sus manos estaba más segura y, pronto, tratará de atraparla y obstaculizar su camino con todo lo que esté a su mano. Perdiendo la paciencia con cada pequeño logro de la marioneta.

De este modo, un precioso juego de scroll lateral y puzles nos muestra una historia sobre las relaciones basadas en la manipulación. Acerca de cómo una persona puede parecernos encantadora y, a su vez, resultar aterradora para quien sufre su cara oculta. Cómo una relación tóxica comienza de forma agradable. O cómo ciertas conductas pueden pasarnos desapercibidas por malinterpretarlas.

Captura de A Juggler's Tale. Narrador enfadadoCuando se habla de malos tratos, a menudo nos vienen a la mente los numerosos casos que pueblan la prensa y la forma en que se nos transmiten. Tal es así que, a veces, incluso parece que nos hemos acostumbrado a estas noticias y nos topamos con ellas como si nos hablaran del tiempo que va a hacer durante los próximos días. Sea como sea, la mera idea de que esto sea así pone la piel de gallina.

Pero el maltrato va más allá. Antes de la muerte y/o las lesiones hay un largo recorrido. Una persona que maltrata no lo hace desde la primera toma de contacto. Ni siquiera es igual en todo momento o con todo su entorno. Quien agrede evoluciona a lo largo de la relación y pasa de cordero a lobo con el tiempo. Y sobra decir que, para la víctima, será de una forma completamente diferente a la que percibe el resto.

La gente que maltrata de cualquier manera comienza siendo agradable, encantadora, buena. Y se mantiene así durante las primeras etapas de control, para que parezca que todo lo hace por el bien de la otra persona. Así, se va labrando una relación de necesidad y dependencia en la que quien maltrata despoja a la víctima de toda herramienta para defenderse. Antes de que se dé cuenta, dependerá de quien agrede para existir.

En aquellos casos en los que la víctima huye de la relación de maltrato, es probable que se sienta una marioneta a merced de la otra persona. Y es fácil que escuche comentarios que ataquen a su autoestima, a ese despertar, a esa necesidad de escapar. Frases con las que intentará cambiar la situación y hacer que la víctima vuelva a sus redes.

Y esto es lo que encontramos en A Juggler’s Tale. Abby huye del circo y el narrador elogia su valentía, se muestra cercano, alguien en quien confiar. A continuación, intentar convencerla de que él es su figura de protección y de quien no se debe separar. No solo eso, sino que, por su seguridad, debe obedecerle. Cuando, aun así, Abby se libera de sus ataduras, se asombra y se lo toma como una afrenta personal, reaccionando de forma agresiva y atacando con todo lo que tiene. Trata de atraparla, de acabar con su libertad. O con su vida, si se da el caso. Si no puede manejar sus hilos, si no puede controlarla, su historia debe llegar a su fin.

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Aonia Midnight
Aonia Midnight @AoniaMidnight

Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie

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