No RGB, no party
[REVIEW] Auriculares inalámbricos gaming Kanji de Krom
28/06/2024 | Aonia Midnight | No hay comentarios
De un tiempo a esta parte, me he dado cuenta de que son menos las horas en las que no llevo auriculares que las que sí. Sea para streaming o podcast, tener algo de fondo mientras estudio o trabajo, o por puro ocio. Esto a menudo se traduce en una molestia velada en la parte superior de la cabeza producto de las diademas. Algo así como soltarse el pelo tras muchas horas recogido más que un dolor como tal. Y, sin embargo, lo que más me molesta es tener que estar pendiente de los cables, que igualmente acaban dándome problemas de un modo u otro. Razón por la cual les tenía echados los dos ojos a los nuevos auriculares inalámbricos gaming Kanji de Krom.
No son pocas las veces que brinco de la silla para abrir la puerta al recibir un pedido o frustrar las travesuras de mis cobayas. O controlar que todo esté en orden al dejar algo en el horno, la vitrocerámica o el microondas. Y hasta ahora los cables, o la escasa distancia de conexión, me forzaban a quitarme los auriculares. ¿Que es un momento? Sí. ¿Que a veces es suficiente para perderse algo de lo que estamos viendo y no se puede parar? También. Y cuando se puede ver en diferido, rebobinar o preguntar qué ha pasado, pues bueno, pero las cinemáticas que no se pueden pausar son un drama. Y mejor no preguntéis cómo acaba el cable debajo de la rueda de la silla, porque yo tampoco lo entiendo.
Los Kanji de Krom se conectan vía Bluetooth, un receptor USB 2.4 GHz incluido o el cable de carga USB-A-USB-C. Dependerá sobre todo del dispositivo que estemos utilizando, pero la calidad del sonido y de la conexión se mantendrá en todos ellos. Esto se debe a sus altavoces de 40 mm, cuyo sonido envolvente no ofrece cancelación de ruido como tal, pero sí un nivel de inmersión considerable. La cancelación en todo caso irá de la mano del volumen que marquemos y que podremos modular desde el propio auricular. Pero ojito con no cuidarse los oídos que luego pasa lo que pasa.
También podremos silenciar el micrófono directamente desde el auricular izquierdo, así como recogerlo de forma rápida y cómoda con sólo elevarlo a su posición natural. Lejos de tener que pelearnos con un micrófono flexible, que me resultan muy molestos, este es rígido y tiene su propio hueco en el auricular. De este modo, se integra sin problema, quedando a mano pero sin incordiar frente a la boca o junto a la mejilla. Eso sí, en caso de utilizarlo podremos colocarlo a la altura que mejor nos venga, pero no acercarlo o alejarlo horizontalmente. Por suerte, esto no será necesario, ya que captará nuestra voz de forma clara y nítida, utilicemos un tono de voz elevado o susurremos.

Cabe decir que podremos alejarnos del dispositivo conectado hasta 10 metros, lo que se traduce en poder movernos con cierta libertad por toda la casa. Todo dependerá de la cantidad de obstáculos o interferencias que haya entre el auricular y el receptor. Y si bien podemos enlazarlos vía Bluetooth o utilizando el receptor de 2,4 GHz incluido, también podremos usarlos con el cable USB-A a USB-C de 180 cm de carga. Esto nos permitirá seguir con ellos mientras se cargan, aunque no es algo que tenga costumbre de hacer.
Además, apenas tardan 2-3 horas en cargarse, que es ideal para descansar un ratico. Especialmente teniendo en cuenta que tienen una autonomía suficiente como para utilizarlos todo el día sin preocuparnos por la batería. De hecho, con la primera carga, aguanté unas 48 horas antes de cargarlos, es decir, varios días. Esto también dependerá no sólo del volumen que acostumbremos a poner o la estabilidad de la conexión, sino del modo de conexión. En cualquier caso, prometen una autonomía de 48 horas en modo 2,4 GHz y unas 63 en modo Bluetooth. Os invito a adivinar cuál fue mi elección.
En cuanto al diseño, me sorprendió bastante tanto su ligereza como la flexibilidad de la diadema, así como el escaso acolchado de ésta. Tengo por costumbre retirar el auricular de una de las orejas para atender conversaciones externas o estar pendiente de alarmas o llamadas. Y esta posición antinatural no resultó incómoda independientemente del tiempo que la mantuviera. Usándolos como está previsto se adaptan a nuestra cabeza a la perfección y aguantan cualquier movimiento, con independencia de lo brusco que sea. Y podremos ajustárnoslos deslizándolos suavemente por el carril incorporado en la propia diadema.
También las almohadillas sorprenden con su comodidad, sobre todo teniendo en cuenta lo blanditas que son. Esperaba el clásico problema de que ajustaran bien, pero presionando hasta provocar cierta molestia al tiempo, pero nada más lejos de la realidad. Nuestras orejas quedarán recogidas y protegidas en su interior sin ningún tipo de incomodidad independientemente del tiempo que los llevemos puestos. Y dado que se ha utilizado tela para el acabado, el calor o el sudor no serán un gran problema. Al menos de momento, que todavía estamos en junio y yo las altas temperaturas no las llevo muy allá.

Los Kanji de Krom están disponibles en blanco y en negro, y a pesar de ser auriculares gaming, las luces se reducen a los LEDs de conexión y micrófono. Lo que sí veremos son detalles naranjas como el cable tipo teléfono que conecta los auriculares a la diadema. Tampoco encontraremos más decoraciones que el nombre de la marca y los acolchados acabados en tela de diadema y auriculares que contrastan con el plástico suave. Y una pequeña zona que simula visualmente la fibra de carbono, salvando las distancias. Además, se ha optado por un diseño con terminaciones angulosas en lugar del clásico redondeado, algo a lo que acostumbra la marca.
Debo admitir que me he llevado una grata sorpresa con estos auriculares. No es que esperara algo negativo de ellos, sino que mi experiencia con auriculares inalámbricos se reducía a malas conexiones o escasa autonomía. Por suerte, ni lo uno ni lo otro, y además a un precio más que aceptable para el resultado final. Los Kanji de Krom cuestan 39,89€, lo que se adecua bastante a la calidad del producto. Y es que es cierto que no son unos auriculares que capten a la perfección los matices de una composición musical, al menos desde un punto de vista profesional. Para eso deberemos jugar con ecualizadores. Pero son ideales para disfrutar de nuestros temas favoritos por el mero placer de desconectar. Y, por supuesto, para videojuegos.
Sea en solitario o uniéndonos a nuestras amistades, conseguiremos un sonido nítido y sin interferencias o latencia de ningún tipo. Y nos sumergiremos en lo que estamos de forma prácticamente inevitable, dejándonos llevar por cada sonido del videojuego. De modo que sentiremos la silenciosa tensión de un juego de terror, las conversaciones mundanas de una población o el jolgorio de un shooter como si estuviéramos allí. Todo ello con la tranquilidad que proporcionan tanto su cómodo diseño como su autonomía. Sin lugar a dudas, un acierto para quienes pasamos fácilmente 16 horas al día con auriculares. Es, como diría Ned Flanders, como si no llevara nada, llevara nada, llevara nada…
Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie
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