Macrotis: A mother’s journey, o el día que me convertí en un marsupial

Macrotis: A mother’s journey, o el día que me convertí en un marsupial

Una gran tormenta inunda un pequeño bosque y obliga a huir a todas las criaturas que lo habitan. Una pequeña bilby (un marsupial del que no había oído hablar en mi vida) y sus pequeños cachorros son separados por una riada, que sepulta a nuestra protagonista bajo tierra. A partir de ahí, habrá que superar los obstáculos hasta lograr reunirte con tus pequeños y, ya que estamos, salvar el mundo, ¿o qué clase de héroes seríamos si no?

Macrotis: A mother’s journey es el juego de puzles y plataformas en 2.5D que este año casi acaba conmigo. Palabrita. Un par de horas de juego (lo ideal y lo que vienen a durar los numerosos walkthroughs que encontraréis por el mundo) multiplicadas por enemil intentos en algunas pantallas y un “abandono” de 48 horas en las que juré, cual cuervo literato, que “Nevermore”.
Pero al final mi orgullo fue más fuerte que mi torpeza y, una vez separada de la pantalla un rato, pude pensar con tranquilidad y lograr dar con la clave para acabarlo: desechar el teclado y conectar un mando de la Xbox. A partir de ahí no digo que fuera coser y cantar, pero al menos no me sentía tan inútil.

Pero, como casi siempre, me estoy acelerando y hablando sin ton ni son. Así que rebobinemos y volvamos a empezar.

¿Qué me ha gustado del juego?

Lo primero, sin duda, la estética. Me han encantado la construcción de escenarios y las cinemáticas, basadas en ilustraciones en tonos marrones, pero llenas de vida, con poco que ver con las últimas tecnologías 3D. Reconozco que esto es mucho de gustos personales, y que algunos preferirán puzles y plataformas de dificultad infernal a un entorno bonito y cuidado, pero no soy de esos. Menos cuando sabes que el estudio de desarrollo Proud Dinosaurs decidió retrasar casi un año el lanzamiento del título para ocuparse de corregir bugs, mejorar la música y el sonido ambiental y, en general, entregar al público un título más pulido.

Todo ese mimo y ese cuidado acaba notándose, y desde las primeras imágenes podemos entender el acuciante deseo de la bilby en subir a la superficie, sea donde sea y sin pararse a medir riesgos. Una actitud que (SPOILER ALERT) acaba con la muerte de un personaje secundario y un momento de reflexión que, por lo menos a mí, me encogió el estómago.

Decidme que no es mona

Otro de los aspectos que más he visto alabar ha sido, sin duda, la música. No se trata solo de que las composiciones sean buenas, y capaces de transmitir el estado anímico de la protagonista, sino que su presencia no es constante, dejándonos disfrutar también de todos los efectos de sonido creados especialmente para el juego (el ruido de los dientes royendo cuerda, piedras cayendo al agua, etcétera). Para los no excesivamente melómanos como yo, esto es sin duda otro plus que destacar, ya que no son pocos los títulos que pecan de acabar siendo algo repetitivos en este aspecto. De hecho, y abramos el momento confesión, en más de una ocasión me he puesto de fondo (mientras trabajaba en otras cosas) los gameplay sin comentarios que hay en YouTube para disfrutar de su aspecto sonoro.

Sin embargo, algo que, en este apartado, podría haber sido un plus y, en mi caso, ha acabado siendo más un engorro, son las voces en off. Asumo que, si no repites hasta la saciedad ciertas escenas, sino que eres una persona capaz y hábil y puedes hacer casi todo el recorrido a la primera, no es un gran problema. Pero no es mi caso. Así que me encontraba escuchando una y otra vez los mismos diálogos y/o monólogos. Y es que estos se producen justo antes de enfrentarte con los puzles, de manera que, en algunos casos, pueden actuar como pequeñas guías que apuntan a tu objetivo final (subir, bajar, atravesar una pared…). Sé que esto es un problema completamente personal, pero yo habría agradecido que el juego identificara mi quinto intento y me ahorrara las frases. Al menos eso, al llegar al quinto intento. Del décimo mejor no hablamos.

Pero, ¿dónde está el villano?

Acostumbrada como estoy a que casi todos los juegos de plataformas acaben los capítulos con una pelea, no tener nadie con quien descargar la frustración acumulada después de decenas de intentos me sorprendió. Sobre todo cuando, a pesar de los comentarios que se hacen sobre las arañas al principio del juego, estas no descienden para atacarte. O cuando acabé encerrada en unas ruinas de una antigua civilización. Pero una vez que consigues desprenderte de la idea de que esto no es un juego tradicional en ese sentido, la experiencia es mucho más satisfactoria. Al fin y al cabo, se trata de la historia de una madre luchando por reunirse de nuevo con su familia, ese es el leitmotiv central de toda la aventura, e incluso la idea de terminar con la lluvia es algo casi secundario que solo perseguiremos para poner a salvo a las criaturas.

Dicho esto, al final resultó que sí había villanos: los propios desarrolladores y guionistas, con su idea de lo que es un final adecuado. Así, sin avisar de que igual necesitas un paquete de kleenex. Pero no os preocupéis que ya os aviso por si sois almas delicadas como yo cuando no hay suficiente chocolate en casa.

Los otros villanos en esta historia fueron, de principio a fin, los controles. Siempre que juegues con teclado. Que lo mismo si tienes una mano grande no tienes ningún problema para hacer combinaciones de cuatro teclas con rapidez (y más si son mayúsculas, flecha de dirección, barra espaciadora y W). Una vez más, not me. Así que el viajecito con la tortuga (ya llegaréis, ya) no pudo hacérseme más eterno.

Más lenta que una tortuga era yo…

Fue en ese momento en el que decidí, a mitad del capítulo 1, que tiraba la toalla. Desde luego, el juego no era para mí. Afortunadamente alguna musa perdida vino a visitarme, o simplemente necesitaba algo de distancia, pero una vez que decidí jugar con un mando en lugar de con el teclado, todo fue mucho mejor. Infinitamente mejor. A partir de ahí mi torpeza fue la habitual, y no nivel épico.

Así que aquí tenéis mi consejo gratuito de hoy: si no queréis escuchar interminablemente las mismas frases, ni gritarle a la tortuga que os espere más de tres veces, jugad con un mando.

Veredicto final

Dicho todo esto, y sabiendo que me dejo cosas en el tintero, debo concluir, con la conciencia más tranquila que un gatete, que Macrotis: A mother’s journey es un muy buen juego. Le va a costar competir con títulos del mismo género que salen, o han salido ya, este año; y es cierto que el número de horas de juego no son muy elevadas; pero compensa, y de sobra, los poco más de 8 euros que vale ahora mismo en Steam.

No te cambiará la vida, pero te retará lo suficiente como para que las horas dedicadas sean horas bien aprovechadas.

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Tindriel
Tindriel @Tindriel

Geek, freak, gamer, adicta a las series y los buenos libros. Hablo de todo y nada según el día.

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