A Way Out: ¿Multijugador? No, cooperativo

A Way Out: ¿Multijugador? No, cooperativo

Cuando en el E3 de 2017 salió anunciado A Way Out, recuerdo que pensé: “Por fin, un cooperativo de verdad”. El mundo de los videojuegos se encuentra en un momento en el que se debate si seguirán existiendo en el futuro los juegos de un solo jugador, visto el éxito de algunos multijugadores online como Overwatch. A pesar de que las ventas de juegos como God of War u Horizon Zero Dawn demuestran lo contrario, sigue abierto el debate de si jugar en solitario va a seguir siendo una opción en el futuro cercano.

No debemos confundir un cooperativo con un multijugador ya que, a pesar de que tienen en común el hecho de que el jugador no está solo, la diferencia principal es que, mientras que en el multijugador se juega contra los compañeros, en el cooperativo se juega con los compañeros.

Por ello, juegos como A Way Out son un soplo de aire fresco. Tiene todo lo que piden los que, como yo, defendemos los juegos de un solo jugador, es decir, un buen argumento y unos personajes bien construidos, pero al mismo tiempo, no solo te permite, sino que te obliga a jugar con un amigo, algo muy poco habitual en juegos narrativos.

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Es curioso ver cómo, a pesar de su éxito en ventas, que ha superado en gran medida las previsiones de EA, ha pasado bastante desapercibido. No se ha hablado demasiado sobre un juego que, a mi parecer, es muy novedoso y sin duda sería del agrado de muchos de nosotros.

Como jugador, puedes ponerte en la piel de Vincent o Leo, dos presos, desconocidos entre sí, que tienen como misión escapar de la cárcel. Son dos personajes muy diferentes, con formas distintas de hacer las cosas; es más, a lo largo del juego se presentarán ocasiones en las que los jugadores deben decidir si hacer las cosas al modo de Vincent, mucho más pacífico y reflexivo, o al modo de Leo, más impulsivo y violento. Unidos por la misma meta, estos dos desconocidos deciden trabajar juntos para conseguir su objetivo. Con sus personalidades y sus historias personales que nos van desvelando según avanzamos en la trama, no nos es para nada difícil empatizar con ellos. No entraré más en detalles sobre la trama, ya que a mí me sorprendió bastante; tan solo diré que es más de lo que parece, con plot twist al final incluido.

La cooperación es, sin duda, la piedra angular del juego. Todas las misiones se hacen con una pantalla dividida y las acciones de un jugador afectan al otro de manera constante, como entretener a una enfermera mientras el otro roba un destornillador o alumbrar el camino para tu compañero… Para poder avanzar, es necesario estar coordinado con quien juegues, no solo a nivel de controles sino también en la toma de decisiones, que no pueden tomarse de forma unilateral.

Un detalle importante es que el cooperativo puede ser o local u online, y es destacable que, en el caso de que sea online, no es necesario que ambos tengan el juego, sino que con que lo tenga uno es suficiente. Debido a que la comunicación es un aspecto fundamental (sin ella es imposible coordinarse con el compañero) es necesario el uso de un micrófono en el caso de que se juegue online.

No es un juego precisamente largo, no necesitaremos más de 6 u 8 horas para completar toda la historia, algo que lo hace también muy atractivo. Creo que a todos nos ha entrado alguna vez pereza cuando hemos visto que un juego necesita 80 horas para completarse; por ello, encontrarnos con una historia más corta puede llamarnos más la atención.

En mi búsqueda por conseguir todos los trofeos, me encontré con numerosas actividades, tanto cooperativas como no, ajenas al argumento, por las que los puedes obtener, como jugar al béisbol y marcarte un home run, echarle un pulso a tu compañero, o hacer dominadas. Esto, a pesar de que aparentemente no aporta nada a la rama, te hace olvidarte del argumento principal y pasar un rato divertido con tu compañero.

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Argumentalmente hablando, lo más importante es sin duda la relación entre Vincent y Leo. Dos personajes que comienzan de forma hostil y se van haciendo más cercanos conforme avanza la historia, dándose cuenta de las cosas que tienen en común y que les van uniendo. Según avanzamos en la historia, vemos cómo se ayudan no solo en conseguir su objetivo, sino también a nivel personal.

Un detalle que me ha parecido especialmente digno de mención son las pantallas de carga. Lejos de ser las típicas pantallas en negro, somos testigos de conversaciones entre Vincent y Leo sobre sus vidas, lo que tienen en común, lo que les llevó a donde están… son detalles que aportan a la construcción de los personajes y que nos ayudan a entender mejor sus actos.

La guinda del pastel la pone, sin duda, el boss final. Naturalmente, no voy a entrar en detalles, ya que sería un tremendo spoiler, pero sí me veo obligada a decir que es uno de los mejores finales a los que me he enfrentado (argumentalmente hablando) y cuando juguéis entenderéis por qué. Hay dos finales diferentes, que variarán dependiendo de cómo os enfrentéis al boss. Mi recomendación es que, una vez terminado, hagáis el otro, ya que ambos merecen la pena.

A Way Out es, en definitiva, un juego que aporta todo lo que podríamos querer: una buena trama, con unos buenos personajes con los que empatizar, y que además nos permite disfrutar con alguien más. Es este aspecto cooperativo del juego el que lo hace realmente bueno porque los videojuegos, como todo en esta vida, saben mejor con buena compañía.

 

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Viridis
Viridis @ViridisOculos

Historiadora e Historiadora del Arte, intento de escritora y gamer

2 comentarios
David
David 30/01/2019 a las 5:32 pm

Excelente reseña, a mi hermano y a mi nos gustan los juegos cooperativos desde que jugábamos en la NES, juegos como el contra, double dragón, TMNTURTLES, etc, y luego en PC jueguillos como lego, trine, Watchmen, casi no he visto juegos así recientemente, se agradecen estos aportes, si sabeis de más del estilo de este me parece excelente

Kay
Kay 02/02/2019 a las 10:40 pm

A Way Out es un juego que te toca la patata. Si no me equivoco son de los creadores de Brothers A Tale of Two Sons, otro juego que te da en la fibra, sobre todo al final. Creo que esta gente experimentó de muy buen agrado la compañia de otra persona cuando jugaban videojuegos en una etapa especial de su vida. Siempre quieren evocar esa sensación de unión: sin el otro, tú te quedas solo, y por cómo lo guían; sin el otro, los juegos tampoco son tan divertidos.

Como dijeron en aquella película de Kirsten Steward como protagonista, Zathura A Space adventure: «Hay juegos de mesa que son para dos». Esta gente fue muy lejos con esa cita.

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