Riot: Civil Unrest «No son zombis, son indignados»

Riot: Civil Unrest «No son zombis, son indignados»

Hoy vengo a hablaros del juego “Riot: Civil Unrest”, un título de estrategia en tiempo real con estética pixel art. Me llamó bastante la atención cuando lo vi. “¡Un videojuego de manifas!” fue la primera idea que me vino a la cabeza. No es tan simple… o quizá un poco. Entremos en materia.

El desarrollador es Leonard Menchiari, italiano de 27 años que hasta 2012 trabajaba en la industria del cine en Los Ángeles. Pero es Merge Games quien publica el juego. Hace nada nos han traído Dead Cells, Aragami, Moonlighter o The Long Reach, así que si Riot viene de su parte, muy malo no puede ser.

En este caso se trata de un curioso indie sobre los movimientos ciudadanos que tuvieron lugar no hace muchos años: los eventos de la plaza de Tahrir en Egipto, manifestaciones en Italia, Grecia y hasta el movimiento de los Indignados aquí mismo en España.

15M

Revive el 15M de 2011 en Madrid… espera, ¿eso de ahí es una furgoneta de los mossos?

La idea surge de la experiencia del propio Leonard en una de las manifestaciones que aparecen en el juego, en su Italia natal, donde ha querido reflejar el ambiente y las dinámicas que se producen. Esto da lugar a la mecánica del juego, estrategia en tiempo real donde podemos elegir entre ser manifestantes o policías. Los modos que tenemos en el menú son Historia y Versus (y el plan de sacar un modo Custom en el futuro para que podamos crear nuestro propio mapa).

En el modo historia es donde podremos jugar los principales escenarios que os he mencionado más arriba. Son pequeñas campañas con tres o cuatro escenarios y en cada una de las partidas podemos elegir la dificultad; fácil, normal o difícil. La principal diferencia consiste en cómo reacciona la IA contra la que juegas y cómo reaccionan los grupos que controlamos. Después tendremos la pantalla del Setup, donde algunas opciones parece que son inamovibles pero podremos customizar otras, como lo violento que será el grupo, si habrá más o menos banderas… esto afectará al número de personas que vayan a acudir a la manifestación, con lo que deberemos decidir si queremos algo más pacífico y multitudinario o más violento pero con menos público.

 

 

Tanto del lado de los manifestantes como de los policías tendremos diferentes objetos y equipo a nuestra disposición para utilizar durante el juego: petardos, cámara de fotos, bombas de humo, TÁSERS… Para todos los gustos y estrategias.

Esos pros que a la vez son contras:

Su neutralidad o tibieza, que como bien digo justo arriba, es a la vez un pro y un contra. Como ventaja, hace que puedas abstraerte de ese mensaje político y tomarte los escenarios como un objetivo sin más: “resiste aquí”, “expulsa a los otros allá”. Puedes no pararte a pensar si moralmente es bueno o malo lanzar piedras a los policías o apalear manifestantes. El juego te permite pensar solamente en qué es estratégicamente beneficioso para ti, para ganar.

Como contra, diría que no puedes vender un juego con la premisa de “apúntate a la revolución”, sabiendo además que basa en movimientos ciudadanos contra diversos abusos, y decir que eres políticamente neutral. No se trata de una liada por un partido de fútbol, se trata de manifestaciones del pueblo para recuperar derechos o evitar atropellos medioambientales como el que inspiró a Mechiari. ¿Cómo puedes no tomar partido? Os copio lo que pone en la propia web del videojuego:

Se anima a los jugadores a experimentar los escenarios tanto desde el punto de vista de la policía como de los manifestantes para entender mejor ambos lados. Nótese que mientras RIOT: Civil Unrest simula más de treinta diferentes disturbios, éste permanece políticamente neutral, alentando a los jugadores a investigar y crear sus propias opiniones sobre las causas y efectos de cada encuentro. Los jugadores pronto aprenderán que usar la fuerza y la violencia funciona a corto plazo, pero la paciencia y acciones pasivas producen más resultados positivos.

El tener a los policías como grupo jugable creo que es un punto positivo, pero no tanto porque yo me forme una opinión sobre si sus acciones están bien o mal, sino porque añade variedad a las partidas y duración total al juego, que de otra forma se quedaría bastante corta.

Supongo que, desde su punto de vista, no han querido mojarse por el qué dirán. Pero oigan, son una compañía indie, quién si no en esta industria va a poder permitirse el lujo de expresar opiniones políticas. En mi opinión, oportunidad perdida.

La música: Quizá la estética pixel me confunda, pero son sonidos que yo pondría en un reportaje de los 80-90, como si fuera Informe Semanal, hablando de la última huelga general o manifestación ciudadana por cualquier cosa. Good ol’ times.

Sinceramente, y lamentando no poder ahondar más, me parece muy chula. ¿Cuál es la contra? Sólo podréis escucharla en las pantallas de opciones y de carga. Durante la partida no suena nada más que el sonido de la gente y los petardos/bombas/tiros. Creo que una música ambiente mientras estamos en medio de la refriega habría sido bienvenida.

Duración: Cada partida tiene una duración de cuatro a seis minutos, cada campaña en Italia, Grecia o España puede llevarnos más o menos entre hora u hora y media. Contad con que una vez jugadas, podéis volver con el bando contrario, con lo que el tiempo de juego se duplica. Como pro, es dinámico y no se hace pesado; como contra, son entre veinte y treinta euros de los que quizá esperaríamos sacar un poquito más.

La IA y los controles:

Creo que una es el pro y el otro es el contra. En el juego vas controlando pequeños grupos dentro de tu bando y cambiando entre ellos, parecido a cómo seleccionas “bichines” en el Starcraft. Sin embargo, cada uno puede reaccionar de una manera diferente al entorno. ¿Que de repente el otro bando se pone violento? Es muy posible que pierdas el control porque tu gente se asusta. La verdad es que eso mola, no es simplemente expulsar al otro y ya, hay que currárselo e intentar pensar una estrategia sencilla para ganar con los recursos que tenemos.

Como contra, los controles son horrorosos. Las instrucciones brillan por su escasez. En la PS4 si quieres seleccionar un grupo no tienes más narices que ir pasando por todos y cada uno hasta que se ilumina el que quieres controlar en ese momento, porque no puedes seleccionar la gente que quieras, son grupos cerrados y predeterminados. Tienes unos cooldown con una duración bastante inconveniente. Antes de seleccionar los ítems que quieres usar en la pantalla de carga, sólo tienes una descripción para saber lo que son pero averigua tú cómo usarlos. Si quieres lanzar piedras, bombas de humo… todo lo que sea lanzar, sinceramente, tiene el control más ortopédico y malo que he probado en mucho tiempo. Ya si queréis usar la cámara de fotos ni os cuento. A veces no es el miedo lo que hace que las tropas no te hagan caso… es que se atascan con objetos del escenario o a veces simplemente pasan de tu cara. Cosas de la IA, supongo.

Conclusión

Si el tema de los controles no os molesta, si pasáis de leeros las instrucciones y queréis «jugar a las manifas», os lo vais a pasar bien. Personalmente lo he disfrutado aunque a veces perdía tanto el control de los grupos que bien podría haber hecho un meme de «No sé qué demonios estoy haciendo» con la partida.

No me llama la atención el modo Custom, si os digo la verdad. Quizá por la gracia de probarlo le dé una oportunidad, pero no me parece que vaya a dar mucho de sí. Riot: Civil Unrest no es el Sim City.

Creo que en el momento que ronde los 10-15€, merecerá la pena la inversión para expulsar a la policía de las manifestaciones.

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Morwen de Odelot
Morwen de Odelot

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