No me lances fichas, páharo
Preview de Blooming Business: Casino

14/03/2023 | Nix | No hay comentarios
Me gustan mucho los juegos de gestión. Gestión de ciudades, gestión de trenes, gestión espacial, gestión de fútbol, todo lo que sea gestión consigue absorberme durante horas, haciendo que me olvide de comer o de dormir, y que encima ni me importe. Sin embargo, desde hace unos años no dispongo del tiempo suficiente para dedicarles todas esas horas que requieren y merecen, así que de vez en cuando me caigo casualmente en un análisis de un título de este género, porque así tengo la excusa necesaria para jugarlo sin que la pila de pendientes me mire con mala cara. Esta vez le ha tocado, de una forma limitada a unos cuantos niveles, a Blooming Business: Casino, que me ha sabido a poco sólo porque no puedo seguir jugando. Y ganas no me faltan.
En el mundo real no me gustan los casinos ni lo más mínimo. Sobre todo cuando hablamos de los que nos escenifican en Hollywood, un muestrario de la decadencia humana decorada con luces de colores y whisky. Sin embargo, en los videojuegos se elimina toda esa ranciedad o, como es el caso de Blooming Business: Casino, se maquilla de forma que nos haga creer que todo es cuqui, únicamente para dejarnos a la vista la parte divertida del asunto: que el casino sea de nuestra propiedad. Para ello nos sumergen en una narrativa que es utilizada tanto para enseñarnos a jugar como para ofrecernos diferentes misiones que nos guiarán en cada partida.
Cada nivel está delimitado por un casino adaptado a nuestro nivel de conocimiento sobre el juego. En el primer escenario un búho llamado Owlner nos plantea que, si conseguimos hacer funcionar su casino, nos lo regala y pasa a ser de nuestra propiedad. Lo que no nos cuenta es que dicho local tiene un montón de deudas con un oso mafioso llamado Tony Barr, quien, al ver nuestras habilidades casineras, decide ponernos a prueba con otro casino en el siguiente nivel del juego. A medida que avanzamos vamos desarrollando una trama que hará que siempre nos encontremos con un animal nuevo o con un viejo conocido que nos pida algo muy concreto en un casino diferente, complicándose todo cada vez más. Y es que utiliza el aspecto cuqui y visualmente agradable de los animalitos para darnos una sensación de que es un juego muy amigable, pero lo cierto es que no es tan infantil como parece, tanto en su dificultad como en su trama. Eso sí, con humor, que no faltan los juegos de palabras y los chistes malos que ponen la guinda en el pastel.
El estilo del gameplay que nos podemos encontrar en Blooming Business: Casino no es, en general, nada innovador dentro del género. Sin embargo, lo hace lo suficientemente bien como para que eso no sea algo que juegue en su contra. Cada partida nos planta en un edificio casi vacío, y nuestro deber es, a grandes rasgos, conseguir que ese casino funcione y no tengamos que acabar pidiéndole dinero a nuestra madre. Sí, es algo que puede pasar. Para que nuestro local funcione hay algo que tenemos que tener siempre en cuenta: no sólo debemos tener juegos y un bar, sino que los empleados son la pieza clave de todo. Tendremos que designar zonas para cada tipo de juego, podremos tener una zona con tragaperras, otra con blackjack, o también una con juegos arcade, porque no todo va a ser mover fichas. También deberemos designar la zona del bar, la de los baños, y en el sótano tendremos que tener las taquillas de la gente de la limpieza, una zona de descanso para que nuestros empleados puedan sentarse un rato, la caja fuerte, los transformadores eléctricos, e incluso una sala de investigación. Y, cómo no, también nos tocará decorar dichas zonas, que puede parecer que es sólo un añadido estético, pero la gente quiere sentarse a descansar, necesita papeleras, o simplemente quiere estar en un local decorado con buen gusto. Que al ser un juego podemos tender a olvidarnos de las necesidades humanas (o animales, en este caso), pero él no se olvida de nada.
Por supuesto, las salas son importantes, aunque como os iba diciendo los empleados quizá acaben siéndolo todavía más. Cada empleado tiene unos stats personalizados, algunos son más inteligentes, otros más ágiles, etc. y sus capacidades influirán en cómo se desarrolla su actividad en el casino, hasta el nivel de poder modificar la calidad de una sala con su propia belleza. Por supuesto, esto vendrá reflejado en su sueldo, que a pesar de que en la preview tenían un sueldo fijo, en la versión final serán variables. El ya antiquísimo “si quieres un buen empleado, págale bien”. Y si vemos que no es capaz de abarcar todo lo que tiene nuestro casino, tendremos que contratar a más gente, porque la otra opción es irnos a la ruina. Ahí es donde nos tocará aprender a gestionar, y ya os confirmo que es más difícil de lo que parece porque, aunque la banca siempre gana, de vez en cuando toca dar algún premio y puede pillarnos con la guardia (y la cartera) baja.
Blooming Business: Casino es un título que, si presta atención a los pequeños errores en forma de bugs o excesivas repeticiones que saca a relucir en su preview (y que, viendo que había muchas cosas a las que no dieron acceso, es bastante posible), va a ser un buen juego de gestión en el que no faltarán las ganas de perderse durante horas. Con un estilo visual original y agradable, y unos entresijos lo suficientemente complicados como para ir retándote poco a poco, es un candidato a ser un buen título para tener en cuenta. Y, si me disculpáis, ahora me voy a ir yendo, que le debo dinero a cierto oso mafioso.
I run on coffee, sarcasm and lipstick. Hace años le vendí mi alma a Bioware y me convirtieron en la Shadow Broker. Tengo un papelito que dice que soy N7, pero no quieren darme mi propia nave. Me gusta llevarle la contraria a la gente y por eso soy una Inquisidora enana y pelirroja.
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