Asfáltame a ese nazi

Análisis de WW2 Rebuilder

Análisis de WW2 Rebuilder

Desde hace ya algún tiempo se han puesto de moda todos esos juegos de reformas a los que voy arrastrando de una en una a las redactoras de esta, nuestra web. Por supuesto, para hacer esto necesito estar bien informada y probar todos los que existen (mandadme más, por favor), así que cuando vi el lanzamiento de WW2 Rebuilder no me lo pensé dos veces, porque en su momento, gracias a uno de los festivales de Steam, ya había probado la demo y sabía que como juego prometía mucho.

Una de las grandes características cuando aparece un título relacionado con la Segunda Guerra Mundial (SGM) es que suele centrarse en tiroteos, batallas espectaculares en las que todos los que salen en pantalla son malos malísimos, estadounidenses siendo los salvadores del universo o, simplemente, despersonalizaciones al nivel de convertir a los nazis en zombis (porque se ve que consideran que no son lo suficientemente malos). Otra de las opciones es cuando se convierten en un juego de simulación de guerra, donde todo se transforma en una estrategia, números y gestión de puñados de píxeles que disparan. Sin embargo, alguna que otra vez aparece un grupo de gente que piensa en lo que realmente fue la SGM, y se plantea una forma de trasladarlo al videojuego teniendo más en cuenta el papel de las víctimas, de la ciudadanía o incluso de las consecuencias que hubo tras ella, como es el caso de WW2 Rebuilder.

Estación de tren en ruinas

WW2 Rebuilder nos coloca en la situación más ignorada cuando se habla de la SGM: lo que supuso reconstruir varias de las ciudades más importantes de media Europa prácticamente de cero, así como sus alrededores. En las clases y libros de historia siempre se limitan al conflicto y, de forma sencilla, en la alegría de que hubiese terminado, limitando los sucesos inmediatos a un par de frases de un libro de texto. En este juego lo que pretenden es mostrar una simplificación de lo que fue aquella situación, de forma amena y ludificada. Para ello nos llevan a escenarios cerrados en los que nos irán contando detalles relacionados con esa zona, utilizando tanto la historia familiar de un hombre como una multitud de flashbacks estratégicamente colocados para trasladarnos al momento en el que se destruyó todo, combinando pasado y presente de una forma que nos permite saber qué era lo que había allí para aprender cómo reconstruirlo. 

Una de las cosas que más me ha gustado de WW2 Rebuilder es el despliegue de mecánicas que se atreven a implementar, y por norma general con bastante éxito. Lo principal es lo que podremos encontrar en la típica rueda de selección: herramientas y materiales. Las herramientas son variadas, contamos con objetos como un martillo, una pala o un soplete, entre otros, que nos permitirán destrozar, derribar o desguazar cualquier tipo de elemento que nos encontremos por el escenario. Eso nos llevará a la posibilidad de ir recogiendo materiales de distintos tipos que podremos guardar en nuestros bolsillos (son muy grandes, ¿vale?) o en unos contenedores de obra que habrá repartidos por los escenarios. Estos materiales nos serán de mucha ayuda a la hora de reconstruir edificios, que aquí no se hace todo a golpe de talonario, lo que nos obligará a hacer una limpieza completa de la zona para maximizar los recursos que tendremos disponibles. Y, por si fuera poco, una vez que tenemos la zona completa también nos ofrecerán la oportunidad de redecorarla con varios objetos como bancos, macetas, farolas o cualquier tipo de decoración adecuada al escenario. Aunque no todo se vuelve hacer de albañil, porque en cada nivel nos encontraremos pequeñas mecánicas muy concretas que le añaden cierta diversión a la cosa, como la desactivación de una bomba perdida, el uso de una bola de demolición (sin Miley), o el rescate de un autobús caído en un boquete enorme. Y cómo no, todo ello siendo mejorado en un árbol de habilidades a medida que vamos avanzando en los diferentes escenarios.

Demolición de un muro

Sin embargo, a pesar de lo mucho que me ha gustado WW2 Rebuilder, tengo que decir que es un juego de contrastes, porque también tiene alguna que otra cosa que juega en su contra. La optimización del juego es algo que podrían y deberían mejorar, porque tanto por la calidad de sus gráficos (buenos, pero no hiperrealistas) como por las dimensiones de sus mapas, debería funcionar mucho mejor. Puede que os encontréis alguna caída de FPS, sobre todo si no tenéis un PC relativamente nuevo, y aunque no es un título que requiera una estabilidad absoluta, os jugará alguna mala pasada que se enfatizará al ser en primera persona. Además, también nos encontraremos con algunos errores de precisión a la hora de realizar nuestro trabajo. Si bien tampoco es algo que lo convierta en injugable, a veces se echa de menos algún que otro ajuste que nos haga la vida más fácil, y que lo que queremos hacer se haga a la primera y no al quinto intento. Eso, y que solo tenga compatibilidad parcial con mando, que en este tipo de juegos suele ser más cómodo que el ratón y el teclado. 

WW2 Rebuilder es un juego que le gustará a prácticamente todo el mundo que haya disfrutado ya de títulos como House Flipper, Train Station Renovation o Hotel Renovator. Utiliza sus mismas bases y se toma ciertas licencias para hacer que cada nivel tenga alguna cosa especial, por lo que la sensación de descubrimiento se mantiene durante todo el juego, aunque solo sea con pequeños detallitos. Además, siempre está bien ver una aproximación no violenta a la Segunda Guerra Mundial en el entorno de los videojuegos. Que no todo va a ser matar a Hitler, también podemos asfaltarlo.

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Nix

I run on coffee, sarcasm and lipstick. Hace años le vendí mi alma a Bioware y me convirtieron en la Shadow Broker. Tengo un papelito que dice que soy N7, pero no quieren darme mi propia nave. Me gusta llevarle la contraria a la gente y por eso soy una Inquisidora enana y pelirroja.

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