Come on Barbie, let’s go party
Análisis de Samba de Amigo: Party Central

04/09/2023 | Nix | No hay comentarios
Uno de los clichés que utiliza la gente que odia los videojuegos para tratar de desprestigiarlos es la creencia de que nos obligan a estar sentados y quietos en el sofá, y que por eso nuestra salud no para de empeorar. Esta afirmación, por supuesto, se cae por completo cuando nos ponemos a pensar en la de años y años que llevan existiendo los juegos de baile, tanto en forma de arcades como en las consolas domésticas. Y quien dice baile, dice samba, porque hoy os vengo a hablar de Samba de Amigo: Party Central, la secuela directa de Samba de Amigo, un título que apareció en los arcades en 1999 y se publicó en Dreamcast en el año 2000, con su propio port para Wii en 2008. Para que luego digan que no nos movemos.
Si bien llevamos ya más de 20 años dándole al esqueleto delante de la pantalla, no se puede negar que gracias a redes sociales como TikTok las generaciones más jóvenes están aún más en contacto con su parte bailonga. Tal vez esto fue precisamente lo que motivó a Shun Nakamura, director del primer Samba de Amigo, a volver a recuperarlo para esta generación de consolas, sabiendo perfectamente cuál es la única que le permitiría emular el movimiento de las maracas. Porque juegos de bailar salen cada año, pero ninguno lleva el ritmo latino tan lejos como Amigo.
Samba de Amigo, a pesar de lo que indica su nombre, no contiene únicamente canciones de samba. Su primera entrega se componía sobre todo de un listado de canciones latinas, como La Bamba, Livin’ la Vida Loca o incluso la Macarena, casi duplicando su número en su versión de Wii. Esto se repite en Samba de Amigo: Party Central, donde incluso se abandona un poco más ese centro latino para dar paso a una variedad de canciones más orientada al pop, como Azukita, I Love It o Plastic Hearts, pero sin dejar de lado lo más importante: el ritmo. Y es que, en el fondo, la base del juego es exactamente la misma, tal y como esperábamos. Amigo, el mono brasileño de la primera entrega, vuelve al escenario con sus famosas maracas para atraparnos en un juego en el que nos tocará menear bien los brazos, posar cuando nos lo manden, y rezar para que nos salga perfecto el baile mientras nos venimos arriba y acabamos meneando el culillo aunque eso no nos vaya a dar puntos extra.
La diferencia principal de esta entrega son los modos de juego. Los tiempos cambian, la tecnología evoluciona, y además de poder jugar en solitario o en pareja desde la misma casa, también contaremos con la opción de juego online. Pero mejor que vayamos añadiendo personas a medida que os voy contando todo. En el modo para una persona tendremos el básico y ya conocido Juego Rítmico, utilizado principalmente para entrenar y batir nuestros propios récords. Allí podremos seleccionar la canción que queramos, el nivel de dificultad que nos apetezca, y ponernos a bailar sin perder más el tiempo. Con ello, además, podremos ir subiendo el nivel de Amigo para ir desbloqueando objetos que nos permitirán personalizarlo, o dinero para poder comprar esas personalizaciones. Y ya os advierto que no son pocas, porque tendremos la posibilidad de cambiar su ropa, sus accesorios, el color del propio mono, el avatar que usaremos, las maracas e incluso el sonido que hacen dichas maracas cuando bailamos. Además, tendremos también algún que otro objeto que sólo podremos conseguir si jugamos al otro modo en solitario, StreamiGo!, una especie de modo historia en el que nos contarán el viaje que tiene que recorrer Amigo para ser un streamer famoso. Allí nos tocará meternos en batallas de baile en las que nos irán pidiendo requisitos concretos para ir ganando seguidores, y poco a poco nos haremos con la fama mundial.
Sin embargo, no siempre querremos ser la personificación de Ella baila sola, así que de vez en cuando tendremos ganas de asomarnos por los diferentes modos multijugador. El más sencillo y único offline es el de Fiesta para dos, que nos permitirá meternos en cuatro modos diferentes en los que podremos competir o cooperar, dependiendo de lo que nos apetezca en ese momento. Pero ya os lo advierto, no es nada fácil tocar las maracas cuando te está dando un ataque de risa. Por otro lado, para la parte online nos reservan dos secciones. La primera nos permitirá jugar con hasta cuatro amigos en unas salas privadas, donde ya os confirmo que si hacéis combo con Discord os vais a divertir como nunca. La segunda, llamada Fiesta Mundial, nos permitirá juntarnos con hasta ocho personas desconocidas en una especie de lucha a muerte con canciones aleatorias, donde nos tocará defender nuestro honor y evitar que nos descalifiquen en cada ronda. Cosa que no es nada fácil.
Hay muy pocas cosas que podría considerar como algo negativo en este título. Quizá la sensación de que los sensores de los JoyCons no son tan precisos como deberían a la hora de registrar algunos movimientos, sobre todo el inferior (que tampoco descarto que sea por mis propias habilidades). Tal vez el hecho de que utilizando el mando Pro acabe perdiendo gran parte de su gracia, aunque comprendo que su uso es precisamente por aumentar la accesibilidad al título. Pero quizá mi mayor queja está motivada por la nostalgia, al no tener esta vez un juego de maracas con el que marcarnos los bailes, como sucedía en Dreamcast o Wii, ayudándonos a meternos aún más en el papel del mono. Aunque, para compensarlo, en esta ocasión están programadas un montón de actualizaciones para añadir nuevas canciones que se irán desvelando poco a poco, así que tendremos entretenimiento para rato.
Samba de Amigo: Party Central es el mejor predecesor que podría haber tenido el primer título. Es extremadamente divertido tanto en solitario como con otra gente, consiguiendo que, cada vez que tienes un ratito muerto, acabes pensando en hacer una o dos cancioncillas, aunque sea para intentar conseguir mejorar tu puntuación. A lo tonto, acabarás con un cansancio enorme y agujetas en los brazos, pero con la sonrisa de Amigo contagiada en tu propia cara y con ganas de menear las maracas otro poquito más. SAMBA DE JANEIRO PARABARÁ PARARARARA.
I run on coffee, sarcasm and lipstick. Hace años le vendí mi alma a Bioware y me convirtieron en la Shadow Broker. Tengo un papelito que dice que soy N7, pero no quieren darme mi propia nave. Me gusta llevarle la contraria a la gente y por eso soy una Inquisidora enana y pelirroja.
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