Dungeon Keeper: el amo del calabozo nos dio guantazos a todos

Dungeon Keeper: el amo del calabozo nos dio guantazos a todos

¿Ya habéis leído el título con la musiquita de Dragones y Mazmorras? ¿No? Probad otra vez, mientras visualizáis la manita demoniaca del amo del calabozo: el que parte la pana y reparte leña en Dungeon Keeper, una de esas maravillas noventeras de Bullfrog que hizo las delicias de los que, allá por el 97, éramos niñitos ávidos de aquel mundo videojueguero que estábamos empezando a conocer.

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La manita feliz y asquerosa que te permitirá abofetear, construir y reventar [Fuente]

¿Qué es Dungeon Keeper? DG es un juego ya de culto que podéis encontrar a muy buen precio en plataformas como GOG y que consiste en manejar una mazmorra… siendo tú el amo. El mecanismo es muy simple: a base de clicks con tu maravillosa manita de ser superior y descompuesto, podrás crear mazmorras a tu antojo, atraer criaturas, poner trampas, devastar terrenos ajenos, capturar héroes, lanzar hechizos, pegar guantazos de vez en cuando, castigar, torturar, golpear, enriquecer y, finalmente, conquistar.

Pero… ¿cómo vamos a hacer todo esto? Yo os cuento el mecanismo, aquello que con mis tiernos 9 años se me antojaba dificilííííísimo y unos poquitos años después fue coser y cantar. Comienzas con una mazmorra en blanco y una serie de bloques de tierra (un poco de oro y piedras preciosas, si tienes suerte…) que rodean el corazón de tu hogar, que deberás proteger a cualquier precio. Lo siguiente será excavar un caminito hacia un portal que atraerá a un auténtico freak show de criaturas que lucharán por ti, pero ah, por un módico precio… Además, en tu andanza tendrás que encargarte de llevar a cabo investigaciones para mejorar la infraestructura de tu mazmorra (puertas, trampas, hechizos) y explorar el terreno, porque allá va lo más interesante de esta gloria del rol y la estrategia: destruir a tu enemigo, aplastarlo y oír el lamento de sus criaturas.

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El corazón de la mazmorra: núcleo vital de tus dominios. Si lo destruyen, tienes un problema [Fuente]

Bien, pues ya tenemos el modo y manera de ganar este juego: pillaje y destrucción por doquier, ayudado de unos bichitos la mar de interesantes, el motivo más sólido para jugar a Dungeon Keeper. Y es que Bullfrog se ha encargado de crear una mezcla demoníaca, grotesca y desternillante de Los Sims con, no sé, Crusader Kings. Las criaturas son la clave del éxito de este juego.

Comenzarás a crear tu mazmorra con ayuda de unos duendecitos cabezones y horrendos que te obedecerán sin rechistar… y si rechistan, con un guantazo enseguida se pondrán a la tarea. Tus minions son fieles, veloces y entregados, aunque también muy frágiles: tienen tendencia a ser los primeros en caer cuando comienzan los espadazos. Con un hechizo sencillo puedes convocar más y más duendes, eso sí, cada unidad será más cara que la siguiente. Consigue unas cuantas vetas de oro —o gemas— y crea un fabuloso ejército de minions arrugados, a los que podrás entrenar también en la sala de entrenamientos… ¿por qué no acabarse el juego con una buena horda de sirvientes calvos de nivel 10? Interesante reto para próximas partidas.

Una de las primeras visitas será la de las moscas y arañas, de ataques simples pero muy resistentes, que construirán sus nidos, visitarán mucho el criadero para comer pollos y, además, de vez en cuando volarán para descubrir nuevas zonas —y arriesgarse a morir por un encontronazo con un héroe más fuerte, dicho sea de paso—. Hay una dinámica curiosa de Dungeon Keeper que lo acerca a juegos ligeramente más complejos o realistas: los problemas de convivencia. Hay razas en tu mazmorra que no se podrán ver ni en pintura, y no es raro encontrarse en medio de una escaramuza y que, además de tener una horda de enanos cargándose la mazmorra que con tanto amor has construido, una voz demoníaca te chille «¡TUS CRIATURAS SE ESTÁN PELEANDO ENTRE SÍ!». Gracias, queridos insectos, es el momento perfecto para vuestras chorradas. En cualquier caso, un buen punto a favor de la historia de rol que nos propone Bullfrog y un extra de dificultad que no viene mal.

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Si tus bichos no se comportan, siempre los puedes sacrificar a los dioses. Quizá te recompensen… [Fuente]

Después de los duendes y los insectos llegarán los magos, que se atrincherarán en la biblioteca y que siempre me han parecido unos blanditos pusilánimes. Detrás vendrán los retoños demoníacos, a quienes les encanta estar fuertes y que se convertirán en lentos —pero letales— dragones cuando hayan subido de nivel. Los orcos —de un insolente color rosita— vigilarán tu mazmorra a cachetazos mientras los trolls investigan en el taller. Las damas —mis favoritas, indudablemente— van envueltas en látex y, cuando no revientan cráneos con sus garras, disfrutan de un ratito relajante y voluntario en la sala de torturas. Los demonios de hiel son bichos enormes y resistentes. También tendrás perretes, rápidos y fuertes; esqueletos y fantasmas y, como joya de la corona, los deliciosos —e irascibles— vampiros (conseguidos por acumulación de cadáveres en el cementerio), que se llevan mal con los magos… y seguramente nadie les impedirá que se metan en la biblioteca a hacer una escabechina con ellos.

La criatura más poderosa de todas es el segador astado, a quien han llamado cariñosamente Horny (je) y a quien podrás convocar en las últimas tierras del juego. Horny es muy fuerte, pega guantazos como nadie, es el rey de la pista, hace sangrar con su guadaña… pero también es un sirviente exigente y un poco petardo. Cuando llegue el día de paga, si no cumples con los honorarios de tus bichos, Horny será el primero en quejarse y liarla parda, volviéndose hostil y quizá reventando a la mitad de tus otras queridas criaturas. En fin, mucho ojo con el cornudo. Es una bestia parda.

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Horny da imagen al juego. Trátalo con cariño y será un fiel siervo [Fuente]

Además de todo el aspecto estratégico y de construcción, contamos con que Dungeon Keeper tiene un doblaje sublime en todos los aspectos: desde la voz del amo de la mazmorra, pasando por los efectos de sonido, hasta los gritos espeluznantes de los amos de la mazmorra enemigos. De vez en cuando todavía le grito a mi hermano: «CRIATURA PATÉTICA, TE APLASTARÉ EN UN INSTANTE». Amor fraternal.

Como veis, en Dungeon Keeper seréis los amos de la mazmora y los papis incasables que cuidan de sus niños. Cuidar y abofetear, mano izquierda y sangre, decisión, estrategia y buen humor. Todo esto es Dungeon Keeper y, si habéis llegado hasta aquí, ya estaréis buscando una versión del juego, para echar unas partiditas ahora mismo. Os garantizo unas cuantas horas de diversión, bofetadas y buen humor.

PD. Dos años después, en el 99, saldría la segunda parte. Horny y damas a tope.

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No es tan chulo como el primero, pero ni tan mal [Fuente]

Humble Bundle Instant Gaming

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3 comentarios
Rena
Rena 08/08/2018 a las 2:56 pm

Me han hablado muy bien de este juego, pero ya lo siento desfasado y quizás no le dedicaría tanto como se merece xD pero estoy con el quiero…

Syrech
Syrech 08/08/2018 a las 8:23 pm

Si eres capaz de superar los gráficos oscuros y pixelados no lo dudes, te vas a hartar de reír maléficamente con un montón de detalles 😛

Syrech
Syrech 08/08/2018 a las 8:22 pm

Dungeon Keeper 1, uno de mis juegos favoritos, reinstalado y rejugado hasta la saciedad a lo largo de los años, la verdad es que en su tiempo Bullfrog hacía juegos muy originales y con mecánicas curiosas. En este caso, aparte de la delicia de poder azotar a tus siervos para que trabajen más rápido (el sueño de todo adicto a los juegos de estrategia en tiempo real), estaba el hechizo de Posesión, que te permitía tomar el control de una criatura y entonces el juego pasaba a ser un FPS en el que ibas luchando en primera persona a lo largo de las mazmorras. ¿Quien no ha soñado con poder bajar al campo de batalla de juego y hacer el trabajo uno mismo? Pues ahí tienes la posibilidad 😀

Muy buen artículo, es un gusto ver reseñas de los juegos de antes ^__^

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