En 2020 también hay alien

Análisis de Crysis Remastered

Análisis de Crysis Remastered

Cuentan que allá por 2007, en ese año tan abrumador en cuanto a salidas de videojuegos impresionantes e inicios de sagas todavía más maravillosas, apareció Crysis haciéndose un hueco a base de tiros y golpes de culata. Este, un shooter que creía que podría ser uno más del montón, se convirtió en uno de los más alabados tanto a nivel de jugabilidad como de potencia gráfica, y carne de meme precisamente por el mismo motivo. La frase “Can it run Crysis?” se utilizaba de forma recurrente cada vez que alguien se compraba un nuevo PC o le añadía nuevas piezas al que tenía, y es que el juego tenía tal calidad gráfica que te acordabas de los famosos ordenadores de la NASA cada vez que iniciabas una nueva partida. Ahora, 13 años después, hemos conseguido avanzar bastante tanto en PC como en consolas y con la salida de Crysis Remastered en PC, Switch, Xbox One y PS4 es probable que, como a mí, se os haya vuelto a pasar por la cabeza la célebre frase. Y quizá esta vez tampoco os vaya a gustar la respuesta.

Como bien dice su nombre, es una remasterización del juego original, y por lo tanto mantiene su historia intacta mientras lo dejan con una estética al nivel de la tecnología actual. La trama comienza casualmente en 2020, cuando Corea del Norte ocupa unas islas y nos toca intervenir, como buenos soldados de EEUU. El Equipo Raptor, el nuestro, se entera de que se han encontrado señales extrañas en unas excavaciones arqueológicas, y nuestra misión a partir de ese momento es descubrir por qué hay tanto lío. Y es que resulta que ese hallazgo es un ente extraterrestre que si te despistas te congela el culo y mata a alguno de tus compañeros de un plumazo. Así que nuestro papel como Nomad, el protagonista “pringado al que le toca hacerlo todo”, es el de perseguirlo para seguir averiguando por qué hay un alien justo ahí. Eso sí, mientras nos libramos del ejército norcoreano, que no van a dejar que los sucios americanos (que así nos llaman los enemigos) se salgan con la suya así como así, y tienen organizadas una y mil bases que nos harán sudar cada vez que las veamos a lo lejos. En general la historia es básica y como recién salida de una peli palomitera hollywoodiense, de las que entretienen a pesar de tener sus detalles reguleros, como los que podemos encontrar con la escasísima parte femenina, nuestro equipo de Machos McMachos o incluso con los propios enemigos.

Precisamente en los encuentros con los norcoreanos vemos que en realidad no han modificado ni siquiera lo que en su momento se consideró un fallo del gameplay original. Nuestro nanotraje se supone que es una maravilla tecnológica, y personalmente creo que es una parte genial del juego lo de poder utilizar de forma estratégica la invisibilidad, el escudo o la supervelocidad (para huir como la cobarde que soy y esconderme tras una piedra para recuperar vida, tampoco os voy a mentir). Esto, por lógica, debería darnos cierta ventaja ante los soldados contrarios, que solo tienen su arma y su traje básico de camuflaje, pero se nos comen con patatas por la vista de águila que manejan. La IA es tan rara que el soldado que tenemos al lado puede estar tan tranquilo sin enterarse de nuestra presencia, y los que están a 200 metros te están metiendo una bala entre ceja y ceja mientras tú no los ves ni utilizando los prismáticos. Y eso se acentúa todavía más cuando estás por zona de selva, en la que no ves nada porque la hoja de una palmera te está tapando la cara y no consigues sacar la cabeza de entre la vegetación. Mientras, ellos te ven desde lejos, te encuentran y te dan de pleno siempre. Si fuesen más listos serían letales, pero gracias a esas peculiaridades de IA vas apañándote en cada zona, a veces de forma silenciosa y otras veces marcándote un Leeroy Jenkins. Por lo demás, el gameplay aguanta muy bien el paso de los años, y no se le nota ningún tipo de control molesto que llegaban a tener algunos juegos de su mismo género y época.

Sin duda, lo más esperado en este remaster tiene que ver con su apartado gráfico. Por un lado, porque seguir con el meme ya se convierte un poco en una necesidad, y por el otro porque si en su momento consiguieron semejante maravilla con CryEngine 2, ¿qué nos iba a ofrecer CryEngine 5.6? ¿Veríamos al dios de los píxeles asomando entre las dunas de una de las playas paradisíacas de las Islas Lingshan? Yo, como usuaria de PS4 y con una pantalla decente pero sin 4K, no puedo llegar a apreciar ese nivel al no poder activar el modo ray-tracing, sin embargo os puedo confirmar que en general todo se ve muy bonito. La iluminación es maravillosa y las playas te dan ganas de tirarte a hacer la croqueta sobre la arena mientras persigues a una de las tortuguitas que pasean por allí… pero en cuanto te empiezas a fijar en los detalles ves que hay algo que falla. En algunas montañas puedes ver el patrón de las texturas repetirse como si de un papel pintado se tratase, tienes plantas hiperrealistas al lado de otras que se ven pixeladas, un agua que no parece realmente agua, y unos campos de lechugas majísimos que te hacen preguntarte por qué justo al lado hay una caja de plátanos de plástico malo. Y como extra, tenemos algunos personajes con pelo de casco de charol, quizá como homenaje a los pelos del momento de salida de Dragon Age Inquisition

Es un remix extraño que combina mucho esfuerzo con la sensación de que en cierto momento tuvieron que conformarse con terminar rápido lo que les quedaba por hacer, y donde lo que más destaca de todo esto son los humanos. Si bien tenemos gallinas comportándose como gallinas y cangrejos haciendo lo mismo, en cuanto vemos las animaciones de los seres humanos nos damos cuenta de que, aparte de faltarles polígonos, les faltan músculos. Se mueven de forma muy estática, hablan sin naturalidad… exactamente como lo hacían en 2007. Y aunque no es necesario meterse en el lío de las animaciones con captura de movimiento, lo cierto es que se echa en falta que las hubiesen pulido un poco más, para encontrarlas acordes al estilo visual. Aunque también es cierto que por muy bonito que se vea, donde más se desmorona todo es en las caídas de FPS, que no solo suceden cuando estás en medio de un tiroteo y cuando sufre más la consola por la cantidad de elementos que tiene que mostrar, sino que también pasa en zonas limpias y casi vacías, cuando vas caminando con toda la tranquilidad del mundo para dirigirte a la próxima base. Quizá muchas de estas cosas, sobre todo la caída de FPS, se solucionen con un próximo parche, pero por el momento todos esos pequeños fallos están ahí pinchando un poco mientras estás en la partida. No es nada que lo convierta en algo injugable (salvo por el conocido problema que se cree ya solucionado con el ray-tracing en Xbox One), aunque son cosas que no confiarías encontrarte en un remaster tan esperado.

En definitiva, Crysis es un juego que en general aguanta bien el paso de los años, sin embargo su remasterización se ha quedado en un inicio de lo que pudo haber sido. Útil si eres fan del juego y quieres tenerlo en las consolas de última generación, aunque escasa y al nivel de los primeros juegos de PS4 o Xbox One cuando todavía no se aprovechaba todo su potencial. Por desgracia, tenemos que seguir diciendo que las consolas no, no pueden mover Crysis. Al menos, de momento no al 100% de lo que debería ser posible. Eso sí, nadie le va a quitar toda la diversión que todavía tiene encima, porque como buen shooter que es sigue manteniendo unos tiros muy bien dados, además de que el drama de los alienígenas siempre será un plus de los buenos. O poder coger a las gallinas, el remate para hacerlo aún mejor.

 

Copia de prensa proporcionada por Crytek.

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Nix

I run on coffee, sarcasm and lipstick. Hace años le vendí mi alma a Bioware y me convirtieron en la Shadow Broker. Tengo un papelito que dice que soy N7, pero no quieren darme mi propia nave. Me gusta llevarle la contraria a la gente y por eso soy una Inquisidora enana y pelirroja.

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