Análisis de Ori and the Will of the Wisps

Análisis de Ori and the Will of the Wisps

Terminé Ori and the Blind Forest hace unos meses con tal nivel de estrés que me generó malestar físico durante un buen rato. Sufrí muchísimo con sus plataformas y el ritmo frenético de las persecuciones y huidas. De todos modos, lo disfruté y no podía dejar de jugar. La historia, acompañada de una de las mejores bandas sonoras que he escuchado, me tenía completamente cautivada.

Cuando salió su continuación, Ori and the Will of the Wisps, no me sentía capaz de volver a afrontar un juego así. Recordaba con angustia las muertes a causa del entorno, de mi torpeza, de fallos ridículos por no reaccionar a tiempo y, por consiguiente, las repeticiones hasta el agotamiento. Haciendo balance, había disfrutado del juego, sí, pero a qué precio. Sin embargo, varias personas me lo recomendaron haciendo hincapié en que, en esta ocasión, habían adaptado muy bien los diferentes modos de dificultad —en el primer título, el modo fácil no me pareció tal ni de cerca— y también se centraba más en el combate, reduciendo un poco las plataformas. Así que aprovechando el GamePass de Microsoft le di una oportunidad. ¡Y cuánto me alegro de haberlo hecho!

Ori and the Will of the Wisps (Xbox One, PC) es un juego de plataformas estilo metroidvania que continúa la historia donde lo dejó Ori and the Blind Forest, pero permitiéndonos jugar ambos títulos de forma independiente. En esta ocasión, deberemos seguir el rastro de Ku, nuestra queridísima amiga búho, que ha sido arrastrada por el viento cuando todavía estaba perfeccionando sus tácticas de vuelo. A lo largo de nuestro camino, encontraremos personajes de lo más variopintos y descubriremos cosas muy interesantes sobre la región de Niwen e incluso sobre el propio Ori. Podría estar horas hablando de la historia y lo que me hizo sentir, pero el trabajo de la gente de Moon Studios merece ser descubierto poco a poco, sumergiéndonos en sus juegos y dejándonos empapar hasta el alma. En cualquier caso, me resulta inevitable hablar de Ori and the Will of the Wisps y compararlo con su predecesor, ya que al jugarlos tan seguidamente, pasé buena parte del tiempo pensando en las cosas que habían cambiado.

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Al comenzar esta nueva historia, nos encontraremos con un Ori “reiniciado”, es decir, con vida y energía al mínimo y ningún tipo de habilidad. Por suerte para todas, no tardaremos en comenzar a aprender nuevas habilidades para poder defendernos y movernos con mayor libertad por el entorno. Lejos queda aquella esfera que nos ayudaba a combatir, dado que contaremos con un buen arsenal de armas: una espada, una lanza o un arco, entre otras. También podremos equiparnos una serie de fragmentos espirituales, que actúan como mejoras para nuestro pequeño espíritu protagonista, como por ejemplo obtener energía al golpear a los enemigos. Estos fragmentos podremos encontrarlos esparcidos por el mapa o comprárselos a unos simpáticos comerciantes y mejorarlos hasta en dos ocasiones, utilizando en ambos casos cierta cantidad de luz espiritual. En cualquier momento podremos decidir qué fragmentos y habilidades equipar, adaptándolos así a las exigencias del mapa. En Ori and the Blind Forest, el sistema era diferente, ya que debíamos ir desbloqueando un árbol de habilidades paso a paso, invirtiendo puntos en la rama en la que se encontrara aquello que más nos interesara.

A lo largo de nuestra aventura nos darán la posibilidad de comprar mapas para desbloquear zonas pendientes de explorar o que ya hemos explorado, dado el caso. En el título anterior, si queríamos descubrir estas zonas, debíamos encontrar piedras de mapa e introducirlas donde tocara, por lo que supone un cambio curioso como poco. Esto nos puede venir de perlas para recorrer cada milímetro en busca de células de vida y de energía u objetos para las misiones secundarias.

Habéis leído bien, Ori and the Will of the Wisps cuenta con una serie de misiones enfocadas a motivar nuestra exploración y ayudar a los habitantes de Niwen. Otra novedad que pondrá a prueba nuestra destreza con Ori y nuestra paciencia son las Pruebas de espíritu, unas carreras de menos de un minuto donde deberemos enfrentarnos a un Ori espectral y realizar un pequeño recorrido lo más rápido posible para conseguir luz espiritual como premio. Y también encontraremos Santuarios, donde deberemos combatir contra unas cuantas oleadas de enemigos a fin de desbloquear ranuras para equipar más fragmentos espirituales. Unos retos tan entretenidos como desafiantes.

Otra novedad que me hizo especial ilusión fue la introducción de una especie de inventario cuya única finalidad es poder controlar todo lo que hemos ido recolectando por el camino. Bien para saber si estamos dejando atrás algo, por ejemplo, objetos de misiones o minerales gorlek, o bien para tener constancia de nuestro progreso.

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En Ori and the Will of the Wisps ya no dependeremos de nuestra energía para crear Vínculos de alma que servirían como puntos de control y de guardado, ya que el título cuenta con una función de autoguardado bastante cómoda. Aunque sí seguiremos encontrando diversos Pozos de espíritu distribuidos por todo el mapa, que no solo nos servirán para guardar nuestro progreso, sino que también nos permitirán transportarnos rápidamente de un punto a otro de la región.

En cuanto a la presencia del combate, durante nuestra aventura deberemos luchar contra algunos bosses, aunque ello no elimina de la ecuación que debamos afrontar secuencias de huida en determinadas ocasiones, como ya ocurría en Ori and the Blind Forest. O incluso un poquito de cada, viéndonos obligadas a pelear, huir y continuar el enfrentamiento. Aunque he de admitir que en Ori and the Will of the Wisps he visto más asequible luchar y/o esquivar enemigos a la par que saltaba de un lado para otro. De hecho, a pesar de que ha habido momentos en que me he frustrado un poco, he de admitir que se nota que han pulido los modos de dificultad. Así, el juego consigue presentarnos un reto tras otro sin llegar a ser tan frustrante que nos den ganas de abandonarlo. El equilibrio perfecto entre dificultad y entretenimiento.

Por último, si algo caracteriza a esta saga es el movimiento en scroll lateral, a pesar del cual crean unos escenarios con tal nivel de detalle que logran una maravillosa sensación de profundidad. Estos escenarios, aunque desafiantes y peligrosos, acompañados con su increíble banda sonora, hacen que, una vez cuentas con soltura suficiente, puedas dedicar una cantidad de tiempo considerable a recorrer el mapa de un lado para otro disfrutando de la experiencia audiovisual.

Y, por supuesto, no puedo concluir sin mencionar que tanto Ori and the Blind Forest como Ori and the Will of the Wisps se encuentran completamente traducidos y localizados al castellano con un resultado fantástico y reconocido en los créditos finales.

Si, como yo, sufristeis muchísimo con la dinámica del primer juego y os mostráis reacias a asomaros por este título, os recomiendo que le deis una oportunidad. Han sabido adaptar el juego a las exigencias de los jugadores, ofreciendo una experiencia asequible. Con gran equilibrio entre desafío y disfrute. Además, su historia, sus personajes, su banda sonora y sus escenarios lograrán atraparos de nuevo. Ori and the Will of the Wisps ha ido directo a lo más alto de mi lista de videojuegos favoritos e incluso ha hecho que me reconcilie con Ori and the Blind Forest. No dejéis escapar la oportunidad de que os suceda lo mismo. ¡Por Ku! ¡Por Ori! ¡Por los habitantes de Niwen!

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Aonia Midnight
Aonia Midnight @AoniaMidnight

Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie

2 comentarios
Ñbrevu
Ñbrevu 09/12/2020 a las 6:24 pm

El primero me pareció que tenía un nivel de dificultad aceptable… hasta que me encontraba con una de las 3 ó 4 secuencias en las que tienes que escapar rápidamente. Hubo alguna que debí intentarla como 50 ó 100 veces. Al final las sacaba simplemente porque me las aprendía con tanta repetición, y sabía el momento exacto en el que había que saltar o lo que sea; pero no por habilidad. Entiendo que el objetivo era meter algo de tensión, pero el pico de dificultad era excesivo y, sobre todo, disonante con el resto del juego.

Le tengo muchas ganas a esta secuela. Lo que no tengo últimamente es tiempo…

Aonia Midnight
Aonia Midnight 13/12/2020 a las 9:05 pm

Exactamente. Ori and the Blind Forest tenía unos picos de dificultad algo injustos y donde acababas haciendo las cosas por puro aprendizaje de repetición. Y gran parte del sufrimiento/frustración se centraba en tener poca vida y recibir mucho daño, así que cuando habías encontrado células suficientes, la cosa se vivía de otra forma. Pero aún así…

¡Espero que puedas jugar pronto a Ori and the Will of the Wisps y lo disfrutes un montón!

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