Shady Part of Me y el proceso terapéutico

28/05/2021 | Aonia Midnight | No hay comentarios
Hace no mucho os hablaba de Shady Part of Me y de cómo, a pesar de ser un videojuego con base psicológica, aparta a un segundo plano toda intención por presentarnos un tipo concreto de psicopatología para centrarse en el proceso terapéutico. Es decir, así como los personajes no tienen nombres propios, sino que los conocemos por etiquetas descriptivas —el Otro, la Niña y la Sombra—, en ningún momento se habla de patologías mentales, todo se centra en mostrarnos un recorrido y quedará en nuestra mano si queremos devanarnos los sesos tratando de ejercer de profesionales en salud mental en vano o no. Como es de esperar, este artículo contiene spoilers del juego, por lo que os recomiendo fervientemente probarlo antes de continuar con la lectura. E incluso os animo a recorrer el título fijándoos en su trasfondo y en lo que os transmite.
Shady Part of Me comienza con la sombra de una niña meciéndose en un columpio. En seguida tomaremos el control del personaje y, al alejarnos del balancín, nos dirá que prefería estar en él cuando alguien la empujaba. Así, en frío y sin mayor explicación, podemos estar de acuerdo o disentir sin más. Sin embargo, no tardarán en ampliar el contexto en el que nos movemos y la Sombra nos hará saber que, también, le gustaba más estar en el suelo cuando nadie la empujaba. Y con este mero contraste, logran captar nuestra atención. Asimismo, nuestra primera toma de contacto con la Niña será viéndola despertar de forma abrupta y una de las primeras cosas que nos dirá es que está encerrada, como siempre, así como que cuando despierta, algo se ha ido y algo ha aparecido, dejándonos con una sensación de incertidumbre sobre a qué se refiere. Por último, la primera interacción entre ambos personajes será con la Niña diciendo que estaba sola y preguntándole a la Sombra quién es ella, a lo que ésta responderá que es la que está buscando la salida. Estos pequeños detalles, sin decir nada por sí mismos, consiguen mantener el suspense, proporcionándonos miguitas que acabarán cobrando sentido. Aunque deberemos prestar atención para no perdernos cositas relevantes.
Algo que debemos tener en cuenta al jugar este título es el hecho de que los pájaros de origami que iremos encontrando nos mostrarán mensajes del Otro, el terapeuta, como “Tú puedes hacerlo”. Y a los que el personaje que manejemos en ese momento responderá de una forma u otra según avance la historia. Por ejemplo, al primer “Inténtalo”, la Sombra responde que ya ha estado ahí, ya lo ha intentado, le dijeron muchas cosas y que quizá tenían razón. También se pregunta qué la hizo avanzar, si el miedo a ellos, a sí misma o a ellas —refiriéndose a nuestras dos protagonistas: ella (la Sombra) y la Niña—. Con esto, no solo darán paso a que manejemos al otro personaje, sino que nos lo presentarán desde la premisa de que ambas son conscientes de la presencia de la otra.

Esa es tu opinión
También debemos prestar atención a los escenarios. No tanto por evitar dañar a nuestras protagonistas, sino porque aportan más información de la que pueda parecer en un primer instante. Cada lugar servirá para contextualizar lo que nos quiere transmitir la historia y, así, recorreremos una habitación infantil con elementos casi oníricos, una institución sanitaria, una zona prácticamente formada por archivadores o un decorado teatral, entre otros. Y aunque nos irán apareciendo frases con mensajes concretos en respuesta a lo que ocurre o lo que dicen los personajes, hay bastantes elementos visuales que aportan detalles que pueden pasar desapercibidos si vamos a tiro fijo. Tal es el caso, por ejemplo, de algunos individuos que realizan acciones aparentemente mundanas a nuestro alrededor y con quienes apenas interactuaremos. Otro buen ejemplo de esto lo encontramos en la sesión llamada Fantasía, donde pasaremos junto a un peluche remendado. Un mensaje de la Niña nos dirá que lo arregló ella misma, y a su lado leeremos la palabra L-I-A-R (mentirosa, en español) en unos cubos de juguete con letras.
En Shady Part of Me no hay puntada sin hilo, por ello, cada acto contará con diversos niveles, llamados sesiones, y algunos tendrán nombres relacionados con partes del proceso terapéutico. En este sentido, recorreremos desde El columpio hasta El acto final, pasando por otros como Escape, Exploración, Introspección o Crecimiento. A lo largo de estos niveles veremos las diferentes reacciones de los personajes al propio escenario o a las acciones de los otros, lo cual tendrá mucho que ver con el nombre mismo de la sesión. Así, las protagonistas tendrán como única finalidad encontrar una salida en Escape; la Niña se mostrará terca y la Sombra aceptará que necesitan ayuda en Progreso; o la Sombra tomará las riendas y se mostrará más confiada en Crecimiento. También observaremos cómo el Otro ejerce su trabajo de terapeuta con ambos personajes y cómo adapta su discurso a la evolución de éstas, mostrándose paciente, comprensivo, frustrado o autoritario según las circunstancias. De parte de él escucharemos o leeremos mensajes como “Deberías prestarte atención a ti misma”, “Esfuérzate”, “No permitas que los pensamientos oscuros te sofoquen” o “Fracasar está bien”. Incluso podemos comulgar con su actuación o disentir. Y, sin embargo, en ningún momento veremos al personaje. Su aparición en el juego se reduce al puro diálogo, ya sea a través de mensajes repartidos a lo largo de los escenarios, comentarios por parte de una voz en off o texto salido de pájaros de origami. Todo lo que intuimos del Otro viene dado por lo que nos transmite su voz.
Los mensajes que aparecen escritos en diversos puntos del escenario a medida que avanzamos nos muestran el pensamiento de los personajes. Aquello que no se dicen unos a otros y, por tanto, no forma parte de los diálogos, pero de lo que sí quieren hacer partícipe a quien juega con la intención de darle toda la información necesaria para la historia. Así, nos harán dudar sobre la realidad tras la Niña y la Sombra, sobre quién es quién, si una representa el trastorno y la otra la persona, si se trata de una especie de disociación u otras muchas alternativas. E incluso llegaremos a caer en la trampa de tratar de desvelar la psicopatología tras lo que nos muestran y la finalidad o respuesta de las preguntas que el Otro realiza a las protagonistas, como por qué la Niña tiene miedo a la luz. Sin embargo, en ningún momento nos dan información suficiente como para poner una etiqueta y solo nos quedarán nuestras propias conjeturas: ¿Trastorno de estrés post-traumático? ¿Fobias? ¿Trastorno de ansiedad generalizada? ¿Trastorno de personalidad? ¿Por qué se siente así? ¿Por qué camina por las sombras? ¿Quiénes son sus amigos? ¿Dónde están? ¿Cuál es su historial clínico? Necesitamos más información, necesitamos saber.
Al hilo de este tipo de mensajes, otros que nos llamarán especialmente la atención serán aquellos en los que la Niña y la Sombra unifican su voz para decir algo. De hecho, la primera vez que ocurre esto, se da paso al Acto I y, con ello, al momento en que aparecen ambas protagonistas juntas en pantalla. Será aquí cuando descubramos que la Niña busca compañía y la Sombra una salida. También será cuando veremos cómo el Otro pide a la Sombra que no confíe ciegamente en la Niña y cómo le dice a ésta que no ha de confundir los libros con la realidad. Este tipo de detalles despertarán nuestra curiosidad y nuestras ansias de desvelar el misterio.
En este juego por tratar de averiguar la patología tras la historia, nos ofrecerán un montón de información, pero nada demasiado concreto. Veremos, por ejemplo, cómo ambas protagonistas desean encontrar una salida al recorrer los escenarios de la institución sanitaria o el contraste en los escenarios de la zona de calderas, donde la Niña se siente cómoda, moviéndose por el interior, y la Sombra se siente abrumada hasta el punto de pensar que su compañera no se da cuenta de lo frágil que es. Detalles como éste podemos encontrarlos también en otros diálogos. Por ejemplo, en determinado punto la Niña admite no conocer el lugar (y, por tanto, dónde está la salida) tan bien como creía y que estuvo mal fingir que sí. La Sombra se muestra a favor de aceptar la ayuda que les ofrecen y la Niña se enfada al considerar que su compañera se ha posicionado junto a aquellos que “le hacían daño”. Esta discusión finalizará con ambas separándose temporalmente. También observaremos cómo, tras un momento de especial agobio para la Sombra, ésta dice no querer que la Niña la vea tan vulnerable. A lo que el Otro responderá que no es la Niña la que hace avanzar todo, sino ella. Y que es ella quien debe seguir adelante. Así, poco a poco, veremos cómo la Sombra cambia su actitud insegura y adopta una postura algo más decidida, en la que trata de dialogar con la Niña y dirigir a ambas hacia la salida, siguiendo los consejos del Otro, pero sin dejar de prestar atención a las necesidades de su compañera. Todos estos detalles nos dirigen hacia algún lugar que desconocemos y nos invitan a dejarnos llevar. Sin embargo, no podremos evitar tratar de ir más lejos y averiguar qué está pasando realmente, por lo que cuando algún personaje dice “relájate” o “respira” también nos devuelven al momento y nos alentan a centrarnos en lo que sucede y no en lo que podría significar. Normalmente, acompañados de escenarios más complejos que requerirán de toda nuestra atención.

Ya la has liado
El proceso terapéutico no se reduce a estar en una consulta con un profesional en salud mental, sino que va más allá. Incluye desde el estado anterior y la decisión de iniciar o no un tratamiento hasta el resultado final, pasando, por supuesto, por la vivencia del proceso en sí con todo lo que ello implica: negarse a aceptar que determinadas conductas son problemáticas, la rigidez ante el cambio, el temor a abrirse ante una persona desconocida, el trabajo dentro y fuera de la consulta para cambiar ciertas dinámicas, el esfuerzo por modificar ciertos aspectos, los posibles abandonos de la terapia, etc. Todo este conjunto de elementos podemos encontrarlos en Shady Part of Me si prestamos la atención necesaria y apartamos a un lado la intención de descubrir un trastorno mental. Así, veremos cómo la Niña se muestra rígida ante cualquier cambio, viendo a quienes podrían ayudarla como seres que le quieren hacer daño, enfrentándose a la Sombra al ver que les escucha y acepta su ayuda, y mostrando miedo a quedarse atrás cuando ve que su compañera comienza a tener más confianza en sí misma, más fuerza. Y también observaremos cómo la Sombra pasa de ser un personaje inseguro y dependiente a tomar las riendas, superarse a sí misma y mostrarse más decidida, trabajando con el Otro para encontrar la salida. Salida que veremos cómo pasa de ser una vía de escape o huida a ser el resultado de un trabajo terapéutico con fracasos, vacilaciones y aceptación. Asimismo, seremos partícipes de cómo la rigidez de la Niña y la inseguridad de la Sombra terminan con ambos personajes uniéndose —o uniendo sus voces— para mirar más profundo y encontrar la salida. Sin amenazas, sin sentir que alguien las observa. Y, de este modo, llegaremos al Acto IV y final del juego, donde la Sombra se muestra determinada a salir adelante por ambas, siendo capaz incluso de poseer muñecos que le permiten moverse allá donde antes no podía y donde la Niña no llega. La incapacidad ya no existe, ahora cuenta con herramientas para superar sus obstáculos personales. Y será en este punto donde las preguntas que nos han acompañado en capítulos anteriores tendrán respuesta. Si la Niña temía al sol, a los juicios, la Sombra ahora afirma que siempre habrá otros mirando, que ella actuará y les dará motivos para mirar. Finalmente, las protagonistas se unirán en un solo cuerpo, volviendo al balancín del principio y cerrando el círculo.
Shady Part of Me nos cuenta una historia de superación fuera de lo habitual. Deja a un lado las etiquetas y toda intención de diagnosticar un trastorno mental para centrar toda su energía en mostrarnos un camino lleno de altibajos, con inseguridades y recelos, pero también confianza, aceptación y superación. En esta aventura, cada protagonista tiene sus propios obstáculos y responde de forma diferente ante ellos. Obstáculos que además no serán solo físicos y que, a menudo, requerirán de la cooperación entre ambas. En este título, así como en un proceso terapéutico, no se puede avanzar en solitario, no cabe la impaciencia y prima la aceptación. La única forma de encontrar la salida es cooperar.
Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie