Siempre puedes irte más a la izquierda

Análisis de A Little to the Left

Análisis de A Little to the Left

En el imaginario colectivo, cuando pensamos en una persona ordenada se nos viene a la cabeza alguien que sigue la línea de Marie Kondo, en una sala tan impoluta que podría pertenecer a un reportaje de una revista de interiorismo, de esas en las que decoran con jarrones rellenos de limones perfectos y centros de mesa formados por una tabla de charcutería de las que no puedes encontrar en el Lidl. Sin embargo, las ocasiones en las que una persona ordenada cumple con esas características las podemos contar con los dedos de una mano. La realidad es que la gente es ordenada en su desorden. 

Yo misma soy un caos: soy despistada, me olvido las cosas por toda la casa, utilizo mucho el «ya lo colocaré luego» y apilo cosas que, supuestamente, me van a hacer falta en un periodo de tiempo comprendido entre dos horas y dos meses. Al mismo tiempo, tengo una vista milimétrica para distinguir si un cuadro está torcido y los recoloco utilizando un nivel, si decido que el sitio de un objeto es uno en concreto tiene que estar ahí y no dos centímetros a la derecha, y me pica el cerebro si los bolígrafos no están alineados con la libreta de turno. Todo esto no os lo cuento para dejarme en evidencia, ni mucho menos, sino que es una explicación muy condensada de las intenciones de A Little to the Left, un juego en el que nos va a tocar ordenar, pero no de la forma falsa, la que se hace por aparentar, sino de la que consigue un impulso cerebral que hace que te quedes a gusto. 

Tanto la historia como las mecánicas de A Little to the Left son sencillas, directas y sin pretensiones, y quizá esa es la clave de que el juego sea tan redondo, porque tiene justo lo que se necesita. La trama es, simplemente, que tenemos un montón de cosas por ordenar y que tenemos un gato. Gato que, por supuesto, hace cosas de gato: mete la patita donde no debe, tuerce las cosas, las tira al suelo con ese movimiento tan conocido, temido y lleno de curiosidad gatuna. No siempre aparecerá, que ya sabemos cómo son los gatos, aunque cuando lo haga tendremos que impedirle que acabe con nuestro orden. O unirnos a él. Sin miedo, que el juego deja más libertad de lo que parece en un principio.

Diferentes tipos de llaves

A pesar de ser un juego de ordenar, como los que nos podemos encontrar en esencia en muchísimos juegos para móviles (os veo a vosotros, juegos de ordenar los colores de un recipiente), no es nada repetitivo. El concepto sigue la guía de los WarioWare, pero eliminando las prisas y el tiempo hiperlimitado. Esto, en cualquier otro juego, sería un error porque lo que más diversión da a WarioWare es lo rápido que tienes que reaccionar en cada pantalla. En A Little to the Left necesitamos pensar qué es lo que nos están pidiendo ordenar, cómo y de cuántas formas diferentes podemos hacerlo. Un ejemplo perfecto para comprenderlo es la pantalla en la que nos piden que ordenemos un montón de llaves. Podemos hacerlo ordenándolas por tamaño, tanto de mayor a menor como viceversa. También podemos ordenarlas por color, separando doradas y plateadas. Tal vez queramos ordenarlas por tipos o número de muescas, o por la cantidad de orificios en su empuñadura. O romper con todo y ordenarlas colocando una grande, una pequeña, una grande, etc. ¿Todo es válido? ¿Acaso si todo vale, se pierde por completo el orden? La respuesta a las dos preguntas es que no, porque dependiendo de caso, veremos que sí que existe un orden que realmente encaja, que no sirve con tirar cosas a la pantalla y gritar que ya está ordenado cual adolescente recogiendo su habitación.

Durante los numerosos niveles del juego iremos viendo muchas formas diferentes de organización, y de vez en cuando nos encontraremos con alguna mecánica repetida pero con algún giro para hacer que se sienta nueva. De inicio a fin, el juego pretende que no demos por sentado lo que nos pone ante las narices, intentando plantearnos un reto para que queramos seguir jugando. Sin embargo no quiere castigarnos, quiere que pensemos, y por eso desde el menú de pausa podemos acceder a dos tipos de ayuda diferentes. La primera es la más típica, nos da una pista para que podamos solucionarlo, sin más, pero la segunda es la que no suele verse en este tipo de juegos: nos deja el puzle apartado y avanzamos al siguiente, para que vayamos pensando por nuestra cuenta y sin ayuda y, cuando creamos que lo tenemos, volvamos a abrirlo donde lo habíamos dejado. Esto hace que te lo pienses dos veces antes de pedir una pista o, como suele pasar con los puzles, buscar una guía en Internet. Porque podemos hacerlo sin ayuda si no nos están presionando para que avancemos porque si no no podemos jugar.

Diferentes tipos de papeles

Otro detalle a tener muy en cuenta es la propia duración de A Little to the Left, porque es un juego cortito pero largo a la vez. Lo que es el grueso del juego, el modo historia, por así decirlo, dura unas tres o cuatro horas, perfecto para cogerlo una tarde y quedarte a gusto alineando los chakras cuadros. Después de eso, podemos rejugarlo las veces que queramos, aunque no va a ser necesario porque nos va a ir dando nuestros cinco minutitos diarios de relax con un puzle al que podremos acceder cada 24 horas. Estos puzles son variaciones de los que nos podemos encontrar en el modo historia, con los mismos objetos pero con soluciones diferentes a las que nos había tocado jugar. Y con un detalle que le aporta más gracia al tema, y es que vamos a tener que solucionarlo sin ayuda porque aparecen de forma aleatoria. Si dos personas juegan el mismo día a la misma hora, van a tener siempre un puzle diferente, una muy buena idea pensada para que no te lo chiven por Twitter ni te copies de tus colegas.

A Little to the Left es un juego divertido, con una estética bonita y agradable que hace que quieras estar allí más rato, y que consigue que tu cerebro vaya haciendo clic con cada pantalla que avanzas, sin presionarte pero sin soltarte. Si apreciáis el orden lo más mínimo os va a encantar, aunque es bastante probable que si el orden os da igual, también acabéis comprendiendo por qué hay gente a la que le gusta. Y ahora, ponedme ese cuadro derecho, que me estoy poniendo mala de verlo.

Humble Bundle Instant Gaming

Cómprame un café en ko-fi.com

Nix

I run on coffee, sarcasm and lipstick. Hace años le vendí mi alma a Bioware y me convirtieron en la Shadow Broker. Tengo un papelito que dice que soy N7, pero no quieren darme mi propia nave. Me gusta llevarle la contraria a la gente y por eso soy una Inquisidora enana y pelirroja.

No hay comentarios
Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: