Un mundo mágico (y majico)
Análisis de Fae Farm

07/09/2023 | Aonia Midnight | No hay comentarios
Tengo una relación algo extraña con los juegos de granjas, y es que me gustan de base, pero no me enganchan tanto como a otras personas. Esto significa que suelo dejarlos pasar sin que me generen frío ni calor. Les echo un vistazo, veo que son un poco más de lo mismo y paso a otra cosa. Sin embargo, no es ningún secreto que con Fae Farm sentí amor a primera vista, tanto por su temática feérica como por la posibilidad de jugar con otras personas.
En esta ocasión, no heredaremos una granja familiar, sino que sufriremos un naufragio que nos llevará a la costa de Azoria. En esta isla mágica nos recibirá con los brazos abiertos su alcaldesa Merritt, que nos pondrá al día de lo que se cuece en Azoria. Curiosamente nos preguntará cómo llamar al lugar, aunque no tenga demasiado sentido, pero no está en nuestra mano contradecir a esta señora. Antes de que nos demos cuenta, nos habremos instalado en nuestra propia granja y dispondremos de terreno de sobra donde colocar o cultivar lo que deseemos.
Pero no penséis que nos van a soltar así sin más, no. Primero nos darán algo de información sobre cómo funcionan las cosas en Azoria. Además de animarnos a saludar a todos los vecinos, con los que podremos forjar vínculos tanto de amistad como de romance. Para esto, deberemos preocuparnos por cultivar nuestras relaciones tanto como nuestro terreno, por lo que no está de más aprovechar nuestros paseos para hablar con ellos. De igual modo, a menudo podremos aceptar pequeñas misiones que nos permitirán explotar todo el potencial de Fae Farm.
Y de paso aprenderemos algunas cosas que quizás se le haya pasado por alto a Merritt contarnos, como la forma de desenvolvernos por las mazmorras o cómo mejorar nuestras herramientas. Algunas de estas actividades formarán parte de la historia principal, dividida en capítulos, por lo que es difícil que nos saltemos algo importante. Y siempre podemos combinar misión principal y secundarias para amortizar el tiempo al máximo. O simplemente dedicarnos a recorrer Azoria, donde encontraremos un sinfín de cosas recolectables y recetas.
También descubriremos cómo fabricar algunos elementos a través de la recolección de materiales, por lo que la exploración y recoger todo lo que no esté atado al suelo son vitales. De igual modo, podremos vender todo aquello que no queramos mantener en el inventario o en el cobertizo y sacar algo de dinero que podremos invertir en las tiendas. Y, por supuesto, fabricar y cocinar cosas con nuestras propias manos y colocarlas, consumirlas o venderlas a placer. E incluso regalárselas a esa persona con la que queremos crear un vínculo especial.
Fae Farm, además, tiene algo tan especial como magnífico a la hora de recolectar y elaborar cosas. Por un lado, no deberemos estar cambiando de herramientas continuamente ni preocupándonos por el espacio que ocupan, ya que se equipará automáticamente aquella que requiera la acción. Es decir, pasaremos de picar piedras a talar árboles sin siquiera tocar un botón. Sólo deberemos cambiar de utensilio para defendernos (o atacar) a nuestros enemigos, pescar o capturar criaturas.
Algo parecido ocurre con la fabricación, ya que a la hora de crear cualquier cosa con nuestras propias manos, tendremos acceso tanto a nuestro inventario como al cobertizo. De este modo, liberaremos espacio de todo lo recolectado en nuestras aventuras, sabiendo que podremos utilizarlo para fabricar lo que queramos sin preocupaciones. Se acabó anotar cuántas piedras necesitamos para tal o cual objeto. Me atrevería a decir que la gente de Phoenix Labs ha invertido buena cantidad de horas en este género de videojuegos y ha querido pulir aquello que resulta más pesado.
Lo mismo se aprecia en la pesca, un minijuego al que me suele costar pillar el gusto. En Fae Farm no será tan sencillo como tirar la caña y esperar el resultado, pero tampoco nos complicará la existencia con mecánicas imposibles. Tan solo tendremos que lanzar el anzuelo cerca de los peces, atraer su atención y jugar ligeramente al tira y afloja con ellos. Sin estrés de ningún tipo.
Por su parte, también podremos tener nuestros propios animales y, lo que es más importante, acariciarlos y dejar que nos acompañen en nuestros paseos. Su bienestar dependerá de la motivación, la alimentación y el aire libre, por lo que estará en nuestra mano que su calidad de vida sea la mejor posible. Además, cuidar de ellos nos proporcionará productos, como los huevos, que podremos cocinar o vender.
Llevar encima aquello que cocinemos nos ayudará a recuperar energía cuando lo necesitemos, algo a tener en cuenta a la hora de adentrarnos en mazmorras. Realizar determinadas acciones, como picar o talar, nos irá agotando poco a poco, y no querremos terminar el día yéndonos a la cama demasiado temprano. Cierto es que podremos hacer muchas más cosas sin energía, pero veremos limitadas nuestras acciones.
A la hora de adentrarnos sin miedo en las mazmorras también nos ofrecerán facilidades. Para profundizar en estos lugares deberemos encontrar un botón que nos abrirá la puerta al siguiente nivel, pero al salir de la mazmorra el progreso no se guardará. Si queremos poder continuar donde lo dejamos la última vez, deberemos fabricar y colocar runas en sus respectivos altares. Para ello, tendremos que prestar atención a qué runa funciona para poder crearla con los materiales necesarios. En cualquier caso, no está de más llevar alguna que otra poción o plato de comida, por los obstáculos o criaturas que encontremos en su interior.
Otra forma de explorar Fae Farm es invitando a más gente a compartir la experiencia, ya sea de forma local u online. Así, tan pronto como desbloqueemos el modo multijugador, podremos invitar a nuestra isla hasta a tres personas o unirnos a otra partida. Jugando en cooperativo compartiremos nuestro progreso y nos apoyaremos mutuamente a la hora de afrontar los desafíos que Azoria nos tiene reservados.
Sobra decir que se trata de un juego sencillo y amable para todas las edades y niveles de habilidad. Algo que transmite tanto con su brillante apartado audiovisual como con su ligera historia y diálogos. Además, resulta igual de manejable tanto con ratón y teclado como con mando, aunque a mí me resultó más cómodo con este último, y funciona en Steam Deck.
Cabe decir también que es un juego muy intuitivo, pero si nos perdemos en algún punto, tanto el mapa como el almanaque resultan de gran ayuda. Tanto es así que podremos fijar o desfijar aquellas misiones a las que queramos dar prioridad. O marcar aquella persona con la que queremos hablar, para que un indicador nos guíe hasta su posición. Algo especialmente útil, teniendo en cuenta que los habitantes de Azoria se mueven por todo el lugar. En cualquier caso, el mapa está dividido en secciones y aparecerán los rostros de quienes estén en un lugar en cada momento.
Fae Farm ha sabido recoger todos los elementos que funcionan en el género y mejorar aquellos que pueden hacerse cuesta arriba a su público. Consigue que el tiempo pase volando mientras exploramos Azoria en solitario o con otras personas, ya sea cuidando de la granja o profundizando en mazmorras. Además, dentro de lo limitado de la personalización, ofrece opciones para todos los gustos, incluyendo la elección de pronombres, el color de la piel e incluso la corpulencia. E invita a recorrer cada rincón en busca de todo lo que tiene que ofrecer. Sin lugar a dudas, un juego ideal para ponerse algo de fondo y sumergirse tanto tiempo como nuestros ojos aguanten frente a la pantalla. Y si me apuras, quizás encontremos un hechizo que evite este efecto secundario.
Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie
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