Todo parecido con una secta del Pacífico liderada por un actor con melena es pura casualidad (o no)

Análisis de The Chant

Análisis de The Chant

Las sectas y cultos demoníacos en general son una temática recurrente en el mundo de los videojuegos. Da igual que nos las presenten como algo supercuqui, como sucede en el magnífico Cult of the Lamb, lo cierto es que siempre tienen cierto componente que nos fascina y aterra al mismo tiempo. Precisamente en una secta está inspirado The Chant, la última creación del estudio independiente Brass Token. Llama la atención lo cerca que han salido varios títulos con este mismo trasfondo: The Chant sigue al ya mencionado Cult of the Lamb, a Fobia: St. Difna Hotel y al juego de gestión de recursos Honey, I Joined a Cult.

En The Chant tomaremos el control de Jess, una joven científica que en un momento de crisis decide que es hora de un retiro espiritual. Es por eso que aprovecha una oportuna llamada de su amiga Kim, quien ha hecho lo propio hace ya un tiempo. Ambas comparten, además de su amistad, un vínculo trágico al haber presenciado la muerte traumática de la hermana de Jess hace años. Esto afectó a Kim particularmente, y nuestra aguerrida investigadora se alegrará de su decisión de haber retomado el contacto tras tanto tiempo. O eso cree ella. Porque lo que parece una isla paradisíaca donde relajarse y poder entrar en paz consigo misma es en realidad una especie de culto religioso liderado por Tyler, descendiente de los propietarios originales, que en los años setenta fundaron su propia secta en el lugar.

Una persona sentada está a punto de coger una taza depositada a sus pies, a la luz de una vela

Me echaron droja en el menta-poleo

Bajo la falsa premisa del ecologismo y la meditación, Jess presenciará cómo una ceremonia de oración y drogas termina abruptamente al entrar Kim en pánico. La ruptura del círculo ritual desencadenará el desastre, con la liberación de seres demoníacos procedentes de otro mundo, y que no dudarán en tentar a los habitantes de Glory Island hasta llevarlos a la locura. Porque conocen los deseos y anhelos que los han llevado hasta allí. Jess comenzará a utilizar el poder de los prismas, unas piedras aparentemente sagradas que todos los fieles portan, y que le otorgarán poderes tan variopintos como dañar a los enemigos o ralentizar el tiempo. Además, cada prisma le permitirá acceder a la zona del color que se corresponda con la gema, desbloqueando progresivamente nuevas partes de la isla.

Al contrario que en las otras obras relacionadas con sectas y que ya he mencionado, The Chant sí se sumerge de forma plena en la exploración y el miedo primigenio. Sin embargo, y aunque lo intenta, no estamos ante un juego de terror, sino más bien ante un survival horror que nos puede hacer sentir más o menos ansiedad (que no miedo) según empaticemos con los personajes. Así, es posible que nos afecte más la situación de Maya que la de la propia Jess, sin ir más lejos. Eso sí, tiene momentos que pueden afectar a las almas más sensibles, pero están más relacionados con mugre y perturbación que otra cosa.

Hay bastante variedad de enemigos. Por un lado, contamos con las criaturas sobrenaturales que se han liberado tras el fallido ritual, de las que hay diversos tipos. Cada una tiene sus ataques propios y forma particular de ser derrotada, que conoceremos investigando el entorno y descubriendo entradas del bestiario. Pero además aparecen los sectarios, personas con túnicas sospechosamente similares a nuestro atuendo y que portan cráneos de animal en sus cabezas. El enfrentamiento con ellos es opcional, si bien habrá momentos en los que pueden ponernos las cosas bastante complicadas si queremos esquivarlos. Aparecerán también batallas contra jefes, en los que tendremos que hacer uso de nuestras habilidades y manejo de los objetos del entorno si queremos salir con vida. Y, finalmente, un «monstruo de moscas», con la voz de la hermana de Jess, que le hará revivir momentos angustiosos de su pasado y aparecerá cuando menos nos lo esperemos.

Una mujer está sentada mientras contempla una luna de color rojo en el cielo

Esto va a terminar regulinchi

Para todos nuestros combates, The Chant cuenta con un sistema de fabricación de objetos, simple pero efectivo. Así, podremos crear diversas armas que serán útiles para cada situación, como el palo de bruja, que nos hará recuperar ciertos atributos a base de emprenderla a mamporros con los enemigos; o los aceites esenciales y la sal, que nos servirán para repeler al enemigo o interrumpir sus ataques. Hay tres características principales para nuestro personaje: cuerpo, alma y mente. La mente, representada por un cerebro, implica cordura ante los horrores que Jess enfrentará, y desciende por ejemplo en zonas sin luz (que la aterrorizan) o con los ataques de los sectarios. Si llega a cero, Jess entrará en pánico y estaremos completamente indefensas. El cuerpo es la fuerza física o barra de vida. Finalmente, el alma nos permite realizar los ataques especiales que nos otorgarán los prismas, además de poder utilizarla para recuperar mente a base de meditar. Todas estas facultades se pueden ir potenciando mediante el combate contra los enemigos, al más puro estilo barra de experiencia, pero también utilizando los diversos cristales prísmicos que encontraremos en la isla y la toma de decisiones. Este último aspecto no solamente hará que suba nuestro medidor de una u otra estadística, sino que además marcará el final del juego. Aun así, da la sensación de que no es algo aprovechado del todo, y que si tuviese más importancia durante nuestra partida sería un recurso útil e interesante.

Quiero destacar también que parte de las buenas sensaciones que transmite The Chant es responsabilidad directa de su reparto de doblaje. Cuenta con voces de primer nivel y un buen equipo de traducción, y todo ello da una profundidad al título considerable. Tanto esta labor como la localización se encuentran pertinentemente acreditadas en las líneas finales del título. La banda sonora no ocupa un lugar particularmente destacado, aunque tampoco resulta intrusiva en nuestra experiencia. La duración del juego es bastante acertada, necesitando de 4 a 6 horas para terminarlo. La rejugabilidad es posible, ya no solo por los coleccionables (que no son excesivos, pero tampoco escasos, y nos servirán para conocer más Glory Island y el culto prísmico) sino por los diferentes finales según hayamos favorecido más una estadística u otra.

The Chant es un título que no aporta novedades al género survival horror, pero que resulta grato jugar. La ambientación es muy acertada, llegando a incomodar, pero  sin generar terror en ningún momento, y puede ser un excelente punto de partida para quien quiera aventurarse en este tipo de juegos. Presenta mecánicas variadas sin llegar a abusar de las mismas o resultar tedioso y, aunque podría aprovechar mejor algunos aspectos como la toma de decisiones, es un título correcto que nos puede dar muy buenos ratos.

Clave proporcionada por Brass Token.

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Alystrin
Alystrin @Alystrin

Cosplayer, otorrinolaringóloga, streamer y, sobre todo, mamarracha profesional. Cuqui del almendruqui que no dudaría en sacarte las muelas por tus "incorrecciones políticas"

1 comentario
Adivina
Adivina 08/12/2022 a las 1:16 pm

Porque lo que parece una isla paradisíaca donde relajarse y hacer bacanales, se convierte en tedio de recoger plantas y menear rayos con focos… Quiero mi bocadillo!!! Quiero mi MADiSONcillo!!

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