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Análisis de The Master’s Pupil

Análisis de The Master’s Pupil

Me gusta pensar que a estas alturas nadie puede negar que los videojuegos son arte, y no solo porque se componen de elementos que claramente podemos clasificar como tal, como por ejemplo: su dibujo o la banda sonora. Pero aunque ellos mismos sean arte, también pueden llevarnos por el camino del conocimiento de este, y del estilo más clásico, como es la pintura. El desarrollador Pat Naoum usa el videojuego como un medio para mostrarnos la obra y vida de Claude Monet gracias a The Master’s Pupil.

Esta aventura 2D carece totalmente de texto pero nos llevará hasta cuadros del famoso artista impresionista Claude Monet. Manejando a lo que parece apenas un pequeño brochetazo blanco, y que viene a ser nuestro personaje, recorreremos intrincados escenarios pintados a mano que representan ramas verdes de vegetación que se retuercen y cruzan. Con la única habilidad de saltar, pero con la capacidad también de empujar, nuestro muñeco tendrá que resolver puzles y plataformas para poder llegar hasta las obras del pintor.

En The Master’s Pupil deberemos jugar con los colores, como no podría ser de otra manera. Ya sea cambiando el tono de nuestro personaje en las fumarolas de colores primarios o empujando elementos de pigmentos concretos hacia estas o a extraños gusanos que nos impedirán el paso. Así descubriremos que, aunque solo partimos de tres tonos, podemos conseguir tres combinaciones más e incluso el negro, nuestro color mortal.

The Master's Pupil - realizando un puzle

Aunque el juego pretende que explotemos nuestra imaginación y concentración para solucionar los puzles, la posibilidad de morir está ahí. Podremos ver a nuestro personaje desintegrado al adquirir el color negro (resultado de mezclar más de dos colores diferentes), pero también caer al vacío. Pues como comentaba anteriormente, tiene elementos de plataformas que están bastante presentes. Las fumarolas no solo nos colorearán, sino que también impulsarán a nuestro muñeco. Esto nos dará juego para llegar hasta ramas más altas, pero también nos hará salirnos de los caminos y caer al abismo. Por suerte hay autoguardado al principio de cada puzle. Aunque eso no nos salvará de repetir todo el avance que hayamos perdido hasta ese punto.

En este aspecto puede ser un poco frustrante, ya que ni el personaje ni los elementos empujables caen siempre o se ven impulsados como nos gustaría. Habrá que probar y repetir hasta llegar a donde necesitamos o poner el objeto en la posición que requiera el puzle. Darle al coco es una cosa, pero jugar con la reacción de las físicas puede poner a prueba nuestra paciencia.

The Master’s Pupil es un juego indie muy sencillo que crea muchos retos variados a lo largo de 12 niveles con unas mecánicas y elementos muy limitados. Se irán complicando a medida que avancemos, añadiendo cada vez un aspecto jugable más, por lo que deberemos tener presente siempre lo que ya hayamos aprendido. En total nos puede llevar unas tres o cuatro horas aproximadamente superarlo entero.

The Master's Pupil - llegando a un cuadro

Y aunque al jugar nos centremos más en los retos, The Master’s Pupil busca meternos en la piel de Claude Monet de una forma diferente. Los puzles y el escenario irán cambiando a medida que cambia la obra y vida del artista, pues ambas están íntimamente ligadas. Pasaremos por ejemplos de sus diferentes etapas, con obras más o menos famosas, entre las que se incluyen, por ejemplo, Camille con vestido verde (1866), Impresión, sol naciente (1872), y Jarrón de girasoles (1881). Su familia, sus relaciones sociales o el lugar en el que vive, todo se ve reflejado en sus cuadros. Pasaremos por ellos y ayudaremos a crearlos mientras escuchamos los sonidos que escapan de estos, como si fueran escenarios reales. Todo ello también acompañado de la música de Steven W. Schouten.

Esta es la parte más original del juego, viajar por las obras que marcarían un antes y un después en la historia del arte. Eso sí, son una pequeña parte de todo lo que creó Claude Monet, que fue un autor muy prolífico. Pero ayudan a acercarse a él y conocerlo de una forma diferente. Pretende que nos paremos a ver cómo los cambios que afronta influyen en su forma de ver el mundo y plasmarlo en su cuadros. Eso sí, echo de menos poder conocer el nombre de las obras e incluso su contexto, pero como comenté antes el juego carece de texto, esquivando así el problema de las traducciones y su coste. Por lo que si no sabemos su historia previamente, apenas podemos intuirlo por el tono del nivel y los cuadros que encontramos en este.

The Master’s Pupil es una pequeña obra de arte en sí misma que le llevó siete años realizar a Pat Naoum. Se ven fácilmente las pinceladas que forman los escenarios y elementos del juego, acompañando perfectamente los cuadros de Monet. Puede que sus mecánicas y puzles no innoven, pero es una bonita e íntima carta de amor al autor y a sus pinturas.

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Azka
Azka @AzkaLaura

Estudiando para hada madrina, que dicen que para estudiar nunca es tarde. Jubilada de los MMOs. Ahora llevando la magia gamer a las nuevas generaciones.

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