Análisis de Aliisha: The Oblivion of Twin Goddesses

Análisis de Aliisha: The Oblivion of Twin Goddesses

A pesar de tener desde hace algo más de un año una Nintendo Switch, he de decir que son pocas las veces que he utilizado todas sus funciones. Sobre todo en lo que a la pantalla táctil se refiere. Tampoco acostumbro a conectarla en la televisión. Es más, hasta hace poco ni siquiera había sacado el dock de la caja. Sin embargo, Aliisha: The Oblivion of Twin Goddesses ha venido a decirnos que saquemos partido a nuestras consolas, aunque puede que no de una forma tan satisfactoria como esperamos. Vayamos por partes.

Un pequeño vídeo introductorio que veremos cada vez que iniciemos el juego, pero que podemos omitir, nos pondrá en situación. Lisha y Aisha son dos hermanas gemelas con dones diferentes. Lisha es extremadamente racional, pero incapaz de comprender las emociones humanas, y Aisha no siente ningún tipo de dolor físico, lo que la vuelve impulsiva. Sus diferencias provocan que ambas hermanas se distancien hasta que, tiempo después, Aisha vuelve con Lisha para tratar de convencerla de que la acompañe a las ruinas de Twinkokka. Y aquí, en el templo de las Twin Goddesses (diosas gemelas), será donde comience nuestra aventura.

Podremos jugar Aliisha: The Oblivion of Twin Goddesses tanto en solitario como en cooperativo. Sin embargo, necesitaremos dos consolas para poder disfrutarlo con otra persona. Esto se debe a que quien encarne a Aisha jugará en modo televisión, manejando al personaje con los Joy-Con, y quien escoja a Lisha utilizará el modo portátil. Por su parte, si jugamos en solitario, nos harán escoger a un personaje (o modo de juego), pero iremos alternando entre ambas hermanas a lo largo de la partida.

A menudo sentiremos la falta de otra persona que maneje a una de las gemelas, aunque no tanto por dificultad sino por agilidad. Lisha accederá a Twinkokka a través de AMBU, un robot que la ayuda a entender las emociones humanas y que se mueve levitando. Así, alcanzaremos lugares a los que Aisha no llega desde el suelo. Con AMBU también deberemos utilizar la pantalla táctil para realizar algunas tareas como dibujar símbolos, por ejemplo. Mientras que con Aisha moveremos los Joy-Con para completar estas mismas acciones.

La cosa cambia según la forma en que juguemos. En modo portátil, por ejemplo, no moveremos los Joy-Con, sino que pulsaremos el botón que sea preciso y sacaremos partido al uso de la pantalla táctil. Por su parte, en modo televisión, ésta quedará inhabilitada, dejando libres los mandos para que realicemos movimientos precisos. Esta forma de aprovechar las funcionalidades de la consola si bien tiene sentido, supone una piedra en la jugabilidad compartida al necesitar de dos consolas.

Además, Aliisha: The Oblivion of Twin Goddesses muestra una falta de pulido que sorprende, teniendo en cuenta el tiempo que hace desde su lanzamiento. Tuve que volver a empezar la partida desde el principio en varias ocasiones debido a bugs que hacían imposible continuar con la aventura. Quizás no hubiera sido necesario si existiera la posibilidad de cargar un punto de guardado anterior, pero no es el caso. Tampoco podremos saltarnos las cinemáticas, aunque por suerte no son demasiado extensas.

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De igual modo, llama la atención que los textos aparezcan cortados si jugamos en modo portátil, pero no si jugamos en televisión. Esto, sumado a que el juego se encuentra doblado y traducido al inglés entorpece la experiencia en determinados momentos. Y eso cuando no desaparecen los subtítulos de pronto, obligándonos ya no sólo a descifrar mensajes cortados, sino también a hacer oído. Además de tener conocimientos algo avanzados de inglés para poder comprender algunas palabras.

Por suerte, no se trata de una historia compleja o imposible de seguir. Conforme exploremos las diferentes salas del templo, tendremos la posibilidad de observar y analizar diversos murales y objetos a través de los cuales desgranaremos la trama. De igual modo, los puzles que encontraremos no ofrecen una dificultad excesiva, aunque sí que nos harán recorrer cada rincón de las ruinas y rompernos un poco la cabeza.

Toda la información que vayamos recopilando quedará anotada en los respectivos cuadernos de las gemelas, pudiendo acceder en cualquier momento. Además, cada pedacito de información forma parte de un mural que oculta una imagen relacionada con la historia de Twinkokka. Y podremos ver en todo momento cuántos fragmentos nos faltan para completarlo. También tendremos acceso al diario de las hermanas, donde podremos leer los pensamientos de éstas que se nos muestran al cambiar de zona. Una forma de saber en qué punto de la historia nos encontramos al retomar la partida o si necesitamos refrescar nuestra memoria.

Los únicos ajustes que encontraremos estarán relacionados con el control del volumen de diferentes elementos, no pudiendo alterar el tamaño de los subtítulos, la dificultad o el idioma. Por su parte, resulta curioso que el juego cuente con un apartado de pegatinas con las que le comunicaremos a la otra persona diferentes estados de ánimo. Sobre todo teniendo en cuenta que, en caso de haber otra persona, se encuentra en la misma habitación. Sin embargo, hay expresiones bastante graciosas, todo sea dicho.

Aliisha: The Oblivion of the Twin Goddesses ofrece una experiencia agridulce. Y es que si bien cuenta con una historia y unas mecánicas que atrapan, su ejecución no está del todo pulida y puede afectar a nuestro paso por el juego. Se trata de un título que consigue sacarle partido a las funcionalidades de Nintendo Switch y que nos invita a explorar y rompernos la cabeza. Sin embargo, le pasan factura tanto la necesidad de dos consolas como algunos fallos que deberían haberse subsanado a estas alturas. Y es una pena, porque tanto su corta duración como su apartado audiovisual invitan a darle una segunda vuelta en busca del final alternativo.

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Aonia Midnight
Aonia Midnight @AoniaMidnight

Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie

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