Análisis de The Pillar

Análisis de The Pillar

Soy una persona con una calidad de sueño terrible. Dormir poco y/o mal forma parte de mi vida. En ocasiones, puedo pasar horas croqueteando en la cama sin encontrar la postura ideal o simplemente tan despierta como una criatura de la noche. Otras veces consigo conciliar el sueño simplemente para volver a despertarme cada poco tiempo. El día que enseñaron cómo dormir, me perdí la clase.

Sin embargo, en los últimos años he ido probando pequeñas actividades que pudieran mejorar la situación: escuchar música, leer, no utilizar pantallas al menos una hora antes de dormir o hacerlo con el modo de luz nocturna activado. En este último caso, probé a jugar a videojuegos tranquilitos como Monument Valley, el minijuego Bactericida de Brain Training o, últimamente, The Pillar.

The Pillar es un videojuego indie de puzles desarrollado por Paper Bunker y disponible para PC a través de Steam, Microsoft y Poki. Lo primero que me llamó la atención al encontrar este título fue lo muchísimo que me recuerda a The Witness, incluso sin haberlo jugado y conociéndolo exclusivamente por imágenes. Estéticamente podría decirse que beben de la misma fuente. El hecho de que se parezcan tanto no tiene por qué ser algo malo, pero sí es probable que quienes hayan jugado anteriormente a The Witness se dejen llevar por las comparaciones.

Al comenzar el juego nos presentarán un pequeño tutorial. Manejaremos a nuestro personaje con los controles básicos: las teclas WASD o las flechas para movernos y el ratón para mirar a nuestro alrededor e interactuar con el entorno. Además, podremos configurar una tecla para saltar, por si nos hiciera falta en algún momento. Aunque no lo recomiendo, dado que mi experiencia por ir saltando de un lado para otro ha sido caer al vacío entre texturas más veces de las que estoy dispuesta a admitir.

Por su parte, no nos dan la opción de agacharnos o correr. Supongo que esto último se debe a que los desarrolladores quieren que disfrutemos del título con tranquilidad. De todos modos, si llevamos un rato dando vueltas por el mapa, sentiremos la necesidad de agilizar el asunto en algún que otro momento y echaremos en falta andar más rápido.

The Pillar está dividido en una introducción general y hasta siete secciones o capítulos sin ningún tipo de introducción. Estos se irán sucediendo consecutivamente, de forma que para acceder al siguiente, deberemos haber completado el presente. Así que, si nos bloqueamos, no existe opción de seguir con otra cosa y volver más tarde. Unas vez desbloqueadas todas las secciones, sí podremos saltar de una a otra para obtener el 100%, buscar cosas que hubiéramos pasado por alto o tratar de superar todos los puzles sin errores.

Cada sección tiene varios escenarios, pero nos moveremos por ellos poco a poco. Como si fueran salas. Al acceder a la “sala” nos encontraremos con cierto número de puzles que podremos hacer en el orden que queramos. Lograr esos puzles desbloqueará otros. Y así hasta que finalmente abramos la puerta que nos llevará a la siguiente zona. O al siguiente capítulo, dado el caso.

En cada nivel, además, podremos encontrar una serie de piezas que formarán una imagen. Aunque su única finalidad es el completismo y busca en exclusiva recompensar a las jugadoras más observadoras. Las piezas que encontremos se irán juntando automáticamente para mostrar un dibujo del escenario y, al reunir todas, obtendremos un logro.

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The Pillar cuenta con varios tipos de puzles. Entre los más frecuentes encontraremos uno que consiste en enlazar diferentes colores rellenando todos los espacios en blanco disponibles. Otro donde tendremos que llevar un cuadro hasta la salida, pasando por todos los huecos. En otro tendremos que “lanzar” la pieza en una dirección, coloreando aquellos cuadros por los que pase hasta llegar al tope. De nuevo, la intención es recorrer todo el espacio disponible, pero con el hándicap de no poder volver atrás cuando la fila esté completa. Por último también aparecerán a menudo puzles de memoria, donde deberemos repetir secuencias con diferentes recorridos y colores.

Otros puzles que encontraremos, pero de forma más anecdótica, tienen que ver con encontrar cuatro dígitos por el entorno, activar pulsadores en un orden concreto, copiar dibujos seleccionando determinadas casillas, intercambiar piezas para unir colores en un número limitado de movimientos, trastear con piezas que se activan y desactivan según la que pisemos hasta lograr encenderlas todas, recorrer un laberinto a través de una oscuridad parpadeante o conectar postes con chorros de agua o láseres.

Todos los puzles podría decirse que tienen un contador interno de errores, cuyo resultado total podremos ir controlando en el menú de acceso a los capítulos. Al colocar el puntero sobre la sección a la que queremos acceder, podremos ver si nos faltan piezas para reconstruir el dibujo de la zona, un porcentaje de progreso y otro de mejor puntuación, así como el total de errores acumulados en todos los puzles del capítulo. Esto no resulta más orientativo que saber si una sección nos ha resultado más complicada que otra, ya que el número de errores no se muestra por puzle.

La mayoría de los puzles son estáticos, es decir, al reiniciar el capítulo se resolverán de la misma forma. Solamente algunos cambiarán en una segunda pasada, como los dígitos o algunos puzles de símbolos.

La dificultad de todos estos puzles es quizás lo que más me ha escamado. Dejando a un lado que el juego no es demasiado intuitivo y en alguna ocasión nos encontraremos yendo de un lado para otro tratando de descubrir qué tenemos que hacer o si hemos dejado algo pendiente, la dificultad de los puzles es total, completa y absolutamente aleatoria. No hay un incremento a modo de desafío, no va por secciones. Nada.

Algunos puzles son ridículamente fáciles, especialmente algunos de unir colores, y otros exasperantemente complicados, por ejemplo secuencias de memoria excesivamente rápidas y con muchos colores como para procesarlo todo. Aunque nada que no se pueda solucionar a base de ensayo-error o utilizando una libreta y bolígrafos/lapiceros/rotuladores de colores.

Por mi parte, he tardado alrededor de 11 horas en completar el juego y puedo decir tranquilamente que al menos 3 las he pasado atascada concretamente en dos puzles. De hecho, el primero de ellos logré superarlo al azar, tras perder la paciencia y ponerme a hacer clic sin ton ni son hasta encontrar la mecánica de casualidad. Aunque mi felicidad fue efímera ya que no tardé en verme de nuevo atascada porque no tenía claro qué hacer a continuación.

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Sin embargo, The Pillar es un juego que engancha. Quizás no es un juego para invertir largas horas, pero lo recomiendo especialmente como actividad de desconexión y relajación. El título no cuenta con un personaje físico, es decir, no lo visualizamos en ningún momento. No hay historia, no hay conversaciones y no hay narrador. Nos presentan un escenario colorido, acompañado de sonidos ambientales y melodías tranquilas y agradables, que irán variando ligeramente entre las diferentes secciones para no resultar repetitivas.

A pesar de no contar con diálogos o historia, el juego se encuentra traducido a varios idiomas, entre ellos el español. Además, cuenta con un menú de ajustes donde podremos regular el volumen de música y sonido, así como la calidad de la imagen o la sensibilidad del ratón.

¿Y qué hay del título del juego? Efectivamente, a lo largo del camino encontraremos diferentes pilares enfundados en insolente color rosita. Esta especie de cristales canalizadores de energía serán un elemento importante del escenario, ya que será de donde surgirán gran parte de los puzles. Puzles que, al resolver, activarán dicho pilar para seguir avanzando.

De haber un mayor trasfondo en The Pillar, he de decir que no lo he encontrado. Pero como jueguico de puzles enfocado a la relajación o, en mi caso, a conseguir un estado mental idóneo para intentar conciliar el sueño, es magnífico.

Clave de prensa facilitada por Paper Bunker.

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Aonia Midnight
Aonia Midnight @AoniaMidnight

Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie

2 comentarios
Nix
Nix 22/08/2020 a las 7:17 pm

Como persona que disfrutó enormemente The Witness, agradezco saber de la existencia de este juego. Recuerdo la sensación de ser sólo yo y un mundo de puzles con paisajes coloridos en un ambiente tranquilo y creo que es algo que me gustaría probar de nuevo

Aonia Midnight
Aonia Midnight 24/08/2020 a las 9:48 pm

¡Me alegra leer eso! Espero que lo disfrutes un montón ^_^

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