Sácame de pobre

Sácame de pobre

Cuando se tiene cierta edad nos vamos dando cuenta de cuánto pueden cambiar las cosas en unos pocos años. El auge de Internet trajo consigo la disponibilidad del mismo en móviles, y allá en 1996 el Nokia 9000 se presentó como el primer dispositivo en el que se podía acceder a la red, además de los ordenadores de sobremesa. Lo cierto es que la generación de nuestros padres se tomó, por lo general, el avance con mucha cautela. Por supuesto no tardaron en aparecer millones de leyendas urbanas de niñas convencidas para escaparse de casa a otro país, con o sin convertirse a otra religión (que no se noten la xenofobia y el racismo), sectas online y demás historias. Y periódicamente siguen surgiendo en los medios alguna que otra noticia de este tipo, como aquel supuesto reto viral “La ballena azul”, promovido desde Rusia en 2016.

Hoy día las cosas parecen haber cambiado algo con el recambio generacional. Algunos de los que antes éramos hijos ahora tenemos nuestra propia descendencia, y con ello viene en ocasiones un cierto cambio de mentalidad. Aunque ya nos tocará ser los alarmistas respecto a otras novedades, no me cabe duda, ante la tecnología de Internet no existe ese pánico cerval. Conocemos (se supone) los peligros de la red, y los mecanismos mediante los cuales debemos actuar ante ellos.  También aprendemos cosas nuevas cada día. La presencia en Internet de los acontecimientos o productos está ligada a su difusión, y por ende influye en las ganancias de los mismos. El auge de los streamers es algo que costaba predecir hace unos años, y sin embargo en la actualidad lo vemos como algo normal. Ofrecen un contenido para todos los gustos e incluso es destacable cómo pueden conectar con su público. La entrevista de Ibai Llanos a Messi es un ejemplo perfecto. Hay que decir que desató la indignación de la prensa tradicional, que sin embargo en muchas ocasiones está conectada a otro tipo de consumidor.

Un abuelo cuenta al protagonista de Cyanide la clásica historia de que en sus tiempos sin tecnología se vivía mejor

¿A quién no le suena este entrañable momento?

Lo cierto, guste o no, es que hay personas ganándose la vida mediante un trabajo completamente online, bien sea a través de plataformas de venta o de creación de contenido (sea en directo o no). Como ocurre con todo aquello que da dinero, no tardan en surgir personas que obtienen ganancias no solo de sí mismas, sino de terceros. Un ejemplo perfecto fue la gata Tardar Sauce (Grumpy Cat), convertida en meme por sus particularidades físicas y que cuenta con su propia línea de productos.

Una lección fundamental de marketing es conocer bien a qué público está dirigido el producto que se lanza, y actuar acorde. Esto se aplica a todo rango de edad, pero lo cierto es que el target online suele ser gente relativamente joven. Los niños, que antes pasaban horas frente a la televisión (para horror de padres y abuelos), ya no se conforman con la programación de la parrilla, sino que eligen contenido personalizado. No es una exageración. Desde mi propia experiencia (tengo una hija de cinco años) puedo hablar de enfados porque ClanTV no ponía el siguiente episodio a lo que estaba viendo en ese momento o de algo que en su momento me sorprendió inenarrablemente: el desconcierto al ver que el programa de la tele no se podía pausar. Y ya sabemos que la infancia da mucho dinero, bien sea mediante compras de sus familiares o por el consumo directo de publicidad. Es por eso que en 2015 Youtube lanzó su aplicación Youtube kids, orientada a un público menor de edad. Porque, lejos de tener solamente móviles con Internet (que suelen estar restringidos a adolescentes y adultos), ahora nuestra progenie dispone de tablets o directamente accede a las SmartTV.

Si analizamos su contenido, este se suele clasificar en varios tipos:

  • Vídeos de animales. Son un boom donde quiera que aparezcan. Especialmente destacan los que incluyen perros, ya que son más fáciles de convencer que un gato para hacer las monerías correspondientes. Un ejemplo es el canal de Topi the corgi.
  • Vídeos de animación y/o música (libre de copyright). Bien sean canciones infantiles pegadizas (como Baby Shark o la compañía Cantajuegos) o miniseries infantiles, como es el caso de La granja de Zenón, de la que han lanzado su propia línea de juguetes.
  • Vídeos educativos. Bien sean docentes leyendo cuentos o enseñando de forma amena y divertida, o a veces contenido inclasificable: recuerdo un vídeo con un hombre construyendo refugios subacuáticos en un lago.
  • Vídeos hechos por niños. Sus protagonistas son menores, generalmente acompañados por sus padres o madres. Y el objetivo de este artículo es precisamente este contenido.
La granja de Zenon, con el caballo y el gallo Bartolito

A tu hija le encanta, a ti te horripila. It’s the circle of life

Aunque en todos ellos aparece (normalmente) una persona adulta, que es quien guía el devenir de los acontecimientos, no son sus reacciones las que importan. La personalidad de los niños, normalmente mucho más espontánea y menos guionizable, hace que por una parte conecten mejor con su audiencia y por otra, que bajemos la guardia ante lo que nos ofrecen. Muchos de estos canales están basados en la promoción de productos, de un modo bastante descarado. Veremos a los pequeños jugar con muñecos y juegos de mesa, así como reaccionar ante las diferentes novedades comerciales. Otros, sin embargo, pretenden ser más del estilo slice of life. Pero qué vida, amigos de lo auténtico. Familias que viajan a Legoland, Universal Studios o Disneyworld (todo en un mismo vídeo), o mansiones llenas de mascotas y juguetes. En definitiva, parece más un reality show de Barbie que un vídeo para los más pequeños de la casa. También aparecen muchos canales temáticos de videojuegos, en los que los más pequeños de la casa disfrutan con títulos clásicos como Pacman (un remake, obviamente) o Little Big Planet. Y el dinero que generan no es cosa baladí: según la revista Forbes, en 2018 dos niños, Ryan Kaji y Anastasia Radzinskaya, fueron los números 1 y 3 respectivamente en cuanto a ganancias en Youtube. Y, aunque me he centrado en hablar de Youtube (por el acceso a él que presentan los menores) Instagram no se queda atrás, aunque estos perfiles suelen estar más centrados en moda.

Aunque puedo comprender que todos sintamos orgullo por nuestra progenie, no deja de parecerme hasta cierto punto preocupante la sobreexposición que se hace de los menores. No solamente por quién pueda ver esos vídeos sino también por el acceso a los comentarios que pueden tener sus protagonistas. Hay gran cantidad de trolls y críticos de sofá en Internet, y el cyberbullying es algo terriblemente real. El perito informático P. Duchement en su cuenta de Twitter habla periódicamente de casos de acoso, estafas y de grooming. Por añadidura, no es raro ver que, en los momentos de interacción con el chat, se dicen con toda naturalidad nombres y apellidos de espectadores que hacen preguntas, o directamente se dan datos acerca de dónde vive la familia que está emitiendo. La seguridad es un tema que no podemos dejar de lado y nadie está libre de sustos.

Nastya prepara una tarta a su padre, vestido de piña

Nastya es, junto a su padre, toda una estrella de Internet a sus siete años. Imagen tomada de su canal de Youtube, «Like Nastya«

¿Qué ocurrirá con la autoestima y mente en formación de esos niños? Hay diversos artículos al respecto, pero la mayoría se centran en el sobreuso lúdico de la red y no en la exposición por parte de padres y tutores. Sin embargo, el hacer a tu peque famoso es algo que existe desde que aparece la industria del entretenimiento. Hay niños que cantan, tocan instrumentos o actúan por doquier. Todos los Juegos Olímpicos vemos a menores participar, y es evidente que detrás de la competición hay años de entrenamiento duro. No hay muchos estudios publicados sobre el tema, pero incluso en el caso de los llamados “niños prodigio” parece que esta situación y aumento de la presión para obtener resultados influye negativamente en su autoestima. El programa de la Televisión del Principado de Asturias (TPA) “Terapia de grupo” ya satirizaba esta obsesión de algunos padres para que su hijo fuese una superestrella. Y lo hacía en la sección cuyo nombre es una declaración de intenciones y que precisamente da nombre a este artículo: “Sácame de probe”.

¿De verdad vale la pena el arriesgar el bienestar físico y emocional infantil a cambio de dinero en suscripciones o productos gratis? Por mucho que nos parezca algo maravilloso el premio, personalmente creo que el precio a pagar no se acerca a compensarlo. El boom de los llamados kidfluencers ha hecho que gigantes como Youtube se hayan visto obligados a hacer cambios en su política legal. Con el objetivo de evitar que los menores se obsesionen con las estadísticas de su canal, se han retirado los comentarios y las notificaciones de suscripción. Asimismo, se descarga de la responsabilidad acerca de los derechos de imagen de los protagonistas infantiles, recayendo ahora por completo en los creadores de los vídeos. En España la Constitución es clara, los menores tienen derecho a la imagen propia y es responsabilidad de los padres (o quien ejerza la patria potestad) la garantía de este derecho. Y aunque en nuestro país no parezca que el fenómeno está tan extendido, los niños Youtubers ya han protagonizado un estudio del Observatorio de la Infancia. Porque no podemos obviar la realidad disfrazada de cuento de hadas que planea sobre todo esto: la explotación infantil.

La película El show de Truman nos mostraba un adulto cuya vida completa era una farsa. Una persona que había sido el protagonista involuntario de un reality show que había durado literalmente toda su vida. Y aunque era una exageración, a veces los canales infantiles nos traen recuerdos de este tipo, niñas que hemos visto crecer literalmente ante las cámaras. Y aunque probar miles de juguetes o viajar por el mundo sea un trabajo soñado por muchos adultos, el mundo de la creación de contenido es una labor bastante compleja, que requiere mucho tiempo y esfuerzo. Dejemos a nuestros niños disfrutar de la infancia, ya tendrán tiempo de experimentar el mundo laboral más adelante.

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Alystrin
Alystrin @Alystrin

Cosplayer, otorrinolaringóloga, streamer y, sobre todo, mamarracha profesional. Cuqui del almendruqui que no dudaría en sacarte las muelas por tus "incorrecciones políticas"

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