Horizon Forbidden West y el Legado

Horizon Forbidden West y el Legado

Who lives

El pasado 22 de marzo la Comisión de Cultura y Deporte del Congreso aprobó la reforma de las funciones del déposito legal. Pendiente de ratificar por el Senado, una vez aprobada, los estudios españoles de videojuegos deberán depositar una copia de sus trabajos para los archivos de la Biblioteca Nacional Española. Esta reforma equipara los videojuegos a otras obras culturales, que también tienen obligación de depositar ejemplares en los archivos. Esto es un paso más en el camino de la preservación de medios digitales, un tema cada vez más sobre la mesa, sobre el legado que dejamos atrás.

La preservación es básica para cualquier sociedad y lo que es más importante, nunca debe estar en manos privadas. La BNE es un organismo estatal y público. No depende del dinero de una persona u organización particular, con intereses propios, sino que es para todo el mundo. Y esto último es importante, como hemos podido ver triste y recientemente con Nintendo. Si bien la compañía nunca ha sido muy amable con los productos de fans, los últimos años ha iniciado una escalada que, si Iwata levantara la cabeza, se escandalizaría. Pero no es la única compañía que lo hace regular en estos aspectos, como hemos podido comprobar recientemente con Sony y su intención de permitir que estén en su servicio de streaming sus juegos más emblemáticos de las primeras generaciones de PlayStation. Sólo los más populares serán dignos de ser emulados.

El tema de la preservación y sus implicaciones daría para un artículo aparte, muy extenso, así que, por resumir, esta reforma es una buena noticia, porque se va a empezar a preservar todos los videojuegos. Sin juicios sobre su calidad o su aporte al medio. Algo clave para que, en el futuro, se entienda nuestra época y sociedad en todo su contexto posible.

Who dies

Como toda persona humana, me da miedo la muerte. No sólo por el hecho de dejar de existir, sino por lo que vendrá después. No en un sentido metafísico, en el que prefiero no pensar para mantener la cordura, sino en cosas sobre cómo reaccionará mi entorno, o cuánto tiempo podría pasar antes que gente con la que tengo un contacto esporádico me eche en falta. Estos miedos podrían ser algo más o menos común, pero lo que de verdad me obsesiona respecto a mi muerte es lo que quedará de mí.

Cuando escribo, lo hago por motivos puramente egoístas. Muchas veces porque me gusta tener opiniones, y siempre buscando reconocimiento. Pero ante todo, una parte de mí lo hace en un intento de dejar huella. De que cuando muera y la gente que me ha conocido lo haga también, quede algo de mí. Que, de alguna forma, dentro de cien años pueda haber alguien que se pregunte, aunque sea durante medio segundo, quién era yo.

El reparto de Hamilton en fila en el escenario para la canción de Who lives, who dies, who tells your story?

Who tells your story?

El musical de Hamilton es una de las obras culturales con la que he tenido mayor vinculación emocional en los últimos años. Esta obra de Lin Manuel-Miranda nos habla de la vida de uno de los padres fundadores de Estados Unidos. Durante las dos horas y media que dura, conoceremos más de este bastardo, hijo de una puta, de su ascenso y su caída. Pero ante todo veremos la obsesión de Hamilton: su legado. Algo que le hace no descansar en ningún momento o atender a su familia. A lo largo de la obra se hace hincapié en cómo esta obsesión es su condena, cavándose él mismo su propia tumba.

La canción final del musical, «Who lives, who dies, who tells your story?«, condensa lo anterior: Hamilton ha muerto y Eliza, su viuda, decide ser ella quien termine de contar su historia, para que Hamilton no sea olvidado.

Aquí llegamos a la parte clave del asunto, y es el hecho de que Hamilton, por más que me guste y me obsesione, es también un retrato benevolente de todos los participantes. Uno que vende una versión dulcificada y romantizada de sus protagonistas. El musical se basa en una biografía de 2004 de Ron Chernow, donde algunas críticas señalaban que había dejado de lado el rigor histórico.

A partir de aquí hay spoilers del segundo tercio de Horizon Forbidden West y también de Horizon Zero Dawn.

Will they tell your story?

Horizon Forbidden West, dentro de todas sus novedades, nos enseña a tres tribus nuevas: Tenakh, Utaru y Quen. Como el resto de tribus, basan su cultura, ideología y creencia en torno a los restos que les han llegado de los Antiguos.

El caso de los Utaru es el más simple. Su cultura gira en torno a una serie de máquinas que se encargan de ayudar en el cultivo y recolección, y a las que denominan dioses agrestes. Esta tribu es, en apariencia, pacífica, no violenta y principalmente vegetariana. El ciclo de muerte y vida está poderosamente enraizado en ella. La muerte es un elemento más en su vida y sus costumbres. La principal de ellas son las bolsas de semillas, que portan desde jóvenes. Cuando alguien muere, se entierra su bolsa, que suelen ser las flores preferidas de la persona difunta. Para la tribu no sólo simboliza el volver a la tierra, sino una forma de tener el recuerdo de aquellas personas que se van.

Perspectiva area de Cantollano

La tribu Tenakh puede recordar a los Carja, pues son fieros guerreros. De hecho, un conflicto entre una antigua mariscal, Regalla, es lo que articula buena parte del juego, además de ser una enemiga secundaria. La cultura Tenkah gira en torno a los restos de un museo en su capital, la Arboleda, en donde se rinde tributo a un grupo de combatientes. La tecnología holográfica está deteriorada y les llega la información fragmentada sobre Los Diez, bajo los que Hekarro, el jefe responsable de unificar las tribus en los últimos años, ha creado un rito de valía, el Kulrut. Aparte de esto, una figura muy importante en los Tenakh son los capellanes y las pinturas de guerra.

La figura del capellán corresponde a personas ancianas que actúan de consejeras de las distintas poblaciones Tenakh y que, además, son la memoria viviente de la tribu. Son quienes recuerdan los hechos y acontecimientos que transmitirán más tarde por vía oral. La otra forma que tienen de transmitir su historia es mediante el tatuaje en su cuerpo, ya sea de eventos propios o ajenos. Es su forma de preservar la historia y la memoria, pues no han desarrollado un sistema de escritura. Una forma extremadamente volátil de mantener la memoria.

Por último, está la tribu Quen. A diferencia de las otras tribus, los Quen vienen del otro lado del océano Pacífico y, lo más importante, cuentan con modelos antiguos de focos. Esto les ha permitido tener un desarrollo tecnológico mayor, y podríamos decir que, al ser estudiosos, son más civilizados. No tardamos en averiguar que esta avanzada sociedad tiene sus fallos. Para empezar, el acceso al conocimiento no es libre, sino que hay rangos, y en cada posición se tiene acceso a determinada información. Se mantiene un férreo control sobre lo que se puede compartir fuera de los oráculos, siendo incluso penado con la muerte el hecho de difundir el conocimiento. Dentro de lo que conocen, destaca que veneran a los Ancestros, Antiguos de renombre en sus registros.

La Arboleda Conmemorativa

En una de las misiones principales, debemos buscar la tumba de Ted Faro, responsable de la debacle que exterminó a la humanidad hace mil años. En esta misión, el Presidente se cree una suerte de Ted Faro reencarnado y nos obliga a ir con él a la tumba para obtener más información sobre su héroe. También forzará a que Aloy sea su ayudante, tal como lo fue Elisabet Sobeck para Faro, según sus registros. Por más que nuestra protagonista razone con él, es inútil y el Presidente sólo cree lo que ha visto en los registros y que cuadra con sus creencias previas. Al adentrarnos en la tumba, descubre la verdad sobre su héroe y decide eliminar todas las pruebas, incluyendo testigos. Él controla la narrativa y no va a permitir que nada ni nadie la cambie y le haga perder el control.

La misión secundaria de Alva, la Quen que nos acompañará, tiene relación con su búsqueda de información sobre un sistema de control de inundaciones, creado por una de los Antiguos a los que adoran, Eileen Sasaki. En la misión, Alva sufrirá altibajos en sus creencias, al descubrir que, como el resto de Antiguos a los que rinden pleitesía, lo que han visto a través de los focos es una información sesgada que no corresponde con la realidad.

Éste no deja de ser un ejemplo más de lo que sucede con todas las tribus de Horizon, que tienen una visión parcial de lo que les ha llegado de los Antiguos. Como no cuentan con un contexto claro de lo que pasó, acaban amoldando los distintos sucesos a sus ideas y formas de pensar. Y es por esto que la preservación es tan importante. No se puede conservar sólo una parte, porque las cosas necesitan un contexto para entenderse y contrastar la información. Escoger qué parte de la historia salvar es peligroso, aunque pueda hacerse con la mejor de las intenciones.

Además, como decía al inicio, dejarlo en manos privadas no es una opción. Nos pasa con los servicios de contenido bajo demanda. Una compañía privada decide qué contenido mostrar, y sólo si le es rentable. De un día para otro, pueden desaparecer series “icónicas” porque caducan acuerdos o deja de ser lucrativo. Por eso la noticia del depósito de juegos en la Biblioteca Nacional es tan importante. Porque se incluirán todos, aunque no hayan vendido a expuertas. Porque no sabemos si, dentro de mil años, un videojuego menor ha pasado a ser obra de culto y sea importante para entender un trozo de historia. O aunque no acabe siendo relevante, cuanta más información contextual se tenga, más complicado será manipular la historia que dejemos.

“Who lives, who dies, who tells your story?”

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Darkor_LF
Darkor_LF @darkor_LF

Difusora de la palabra de Pratchett a tiempo completo. Defensora de causas pérdidas e inútiles. Choconiños o barbarie. Hipster por necesidad. Tengo una pipa falsa. +50 en pedantería.

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