Como una ola tu amor llegó a mi vida

Análisis de Call of the Sea

Análisis de Call of the Sea

En general, cuando pensamos en el panorama de videojuegos actual, lo primero que se nos viene a la cabeza son los triple A, con sus gigantescas historias y escenarios, o los indies pequeñitos e innovadores que hacen cosas que no se habían visto antes. Pero quienes llevamos ya unos cuantos añitos con los juegos a cuestas muchas veces echamos la vista atrás con añoranza, porque en la actualidad hay muchos géneros que se fueron dejando de lado, no se supieron reinventar o, simplemente, hay una creencia popular de que ya le interesan a muy poca gente. Aunque todavía siga apareciendo algún título, lo hace de forma tímida, como si no quisiese molestar. Uno de esos casos es el de las aventuras gráficas, tan alabadas en los años 90 y tan echadas de menos ahora. Por algo las estamos intentando recuperar, ¿no? Sin embargo, hoy no os voy a hablar de una aventura gráfica al uso, al estilo de las antiguas, sino de Call of the Sea, un juego que llega a transmitir sensaciones similares cuando te zambulles en su mundo.

Call of the Sea tiene una historia sencilla y lineal, aunque bastante original por cómo va transcurriendo todo a nuestro alrededor. Tú eres Norah, una mujer de 1934 que se embarca, de forma literal, para dirigirse a una isla en la que se supone que está su marido, y está decidida a encontrarlo como sea. Las únicas pistas que tiene de su paradero son tan escasas que caben en su maleta, pero eso no va a impedir que lo intente. Sin embargo, lo que en un principio parece ser la típica historia de rescate (con los géneros invertidos, eso sí) relacionada con una búsqueda de un tesoro, poco a poco se va convirtiendo en un viaje de autodescubrimiento que, en vez de libros de autoayuda, utiliza la mitología polinesia mezclada con diferentes elementos lovecraftianos. Y es que el motivo principal de que Henry, el marido de Norah, esté en la isla es para buscar una cura para la extraña enfermedad de su mujer, que le está drenando su energía mientras se le va cubriendo el cuerpo de manchas.

Fotografía de Norah y Henry

Pero volvamos a la isla. Por algún motivo que desconocemos, al llegar allí Norah se encuentra mejor de lo suyo, ya no necesita el bastón para caminar y puede hacerlo más rápido de lo que parecía en un principio. Pero no mucho más, la Norah que nos dan a conocer como enferma y la Norah que se recupera mantienen la lentitud de movimientos durante todo el juego, cosa que nos lastra un poco, empeorando la resolución de varios puzles a lo largo de los diferentes capítulos. Aunque ella es feliz, porque en esa isla se encuentra, sin saber muy bien por qué, más libre y a gusto. Así que empieza a investigar dónde está su marido. Al no encontrar a nadie en la isla, lo único que podremos utilizar para interactuar y sonsacar información son los objetos que nos rodean. Algunos nos darán información clave para seguir avanzando, otros (muchos) nos irán ayudando a rellenar los huecos de lo que sucedió en su momento con Henry y su grupo de exploradores. Esto lo harán a base de cartas, notas, dibujos, fotografías y diferentes objetos. Hay muchísimo que inspeccionar, por lo que debemos recorrer los escenarios de arriba a abajo para encontrarlo todo y, a medida que vamos consiguiendo información, se irá recogiendo automáticamente en un diario que, durante el juego, se va a convertir en nuestro mejor amigo.

El diario de Norah (que no de Noa, ese mejor lo dejamos apartadito) está dividido en dos partes. La primera es la narración desde su propio punto de vista de lo que va sucediendo durante la partida. Mezcla escritos de lo que vamos descubriendo con las fotografías que vamos encontrando, un poco a modo de cuaderno de viaje en el que guardar nuestros recuerdos. La otra parte es la que más utilizaremos durante todo el juego, y es que Norah se dedica a recoger cada marca, dibujo y detalle que pueda ser de utilidad a la hora de resolver los puzles, de una manera tan pormenorizada que no podremos echarle la culpa de nada cuando no se nos ocurra la solución de los mismos. En general, estos rompecabezas los podremos resolver fácilmente si nos dedicamos a observar bien el entorno, pero de entrada tienen una cierta complicación que nos hará dar unas cuantas vueltas antes de que nos haga clic el cerebro y lo veamos todo clarísimo. Éstos son los que más gustito da resolver, y sólo quedan empañados con los que consisten en hacer un movimiento sencillo y repetirlo varias veces mientras nos hacen recorrer el escenario sin motivo alguno, aunque por suerte esto sucede pocas veces.

Atardecer en la isla

En cuanto al apartado audiovisual, lo cierto es que no puedo decir más que cosas positivas sobre ello. El estilo visual es precioso, lleno de color y bastante característico. El título se aleja del realismo hacia una estética más colorida y un poco cartoon para conseguir así una perfecta unión entre la normalidad de una isla paradisíaca y un mundo fantástico (que no os voy a spoilear), sin que contraste demasiado la diferencia entre ellos. La música, a cargo de Eduardo de la Iglesia, forma parte tanto del entorno como de las sensaciones que pretende evocarnos el mismo, encajando siempre con cada parte del escenario y consiguiendo que se nos quede en la cabeza en bucle. El audio, sólo en inglés (con subtítulos en español), nos presenta sobre todo la voz de Cissy Jones dando vida a nuestra protagonista, con una actuación que le agrega mucha personalidad a Norah, demostrándonos lo muy charlatana que es tanto para lo bueno como para lo malo. Y Yuri Lowenthal, voz de Henry, nuestro marido, tampoco tiene nada que envidiarle aunque lo escuchemos bastante menos.

Call of the Sea es un título con sus claros y sus oscuros, pero que, en general, entretiene con su historia y hace que le cojamos cariño a Norah al poder compartir con ella una etapa tan importante de su vida. El juego, con su ausencia de combates, plataformas, presiones y demás cosas comunes a tantos títulos, se centra en que podamos disfrutar explorando o comiéndonos bien el coco con los puzles. Lo único que quiere hacer Norah es contarnos su historia, con su partes románticas, aventureras, misteriosas y fantásticas. Y eso, de vez en cuando, también está muy bien. 

 

Clave de prensa proporcionada por Meridiem Games.

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Nix

I run on coffee, sarcasm and lipstick. Hace años le vendí mi alma a Bioware y me convirtieron en la Shadow Broker. Tengo un papelito que dice que soy N7, pero no quieren darme mi propia nave. Me gusta llevarle la contraria a la gente y por eso soy una Inquisidora enana y pelirroja.

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