Meto martillo, saco gallina

Análisis de Hotel Renovator

Análisis de Hotel Renovator

No es ninguna sorpresa que, desde que descubrí House Flipper hace ya varios años, vivo obsesionada con probar todos y cada uno de esos build ‘em up (sí, pienso conseguir popularizar ese nombre para este género). Algunos salen fatal, otros pasan desapercibidos porque no están mal pero no tienen nada que destaque sobre los demás, y otros me dejan tan pegada a ellos como si me hubiesen alicatado. Este último es el caso de Hotel Renovator que, a pesar de sus fallos, consigue aportar su pequeño granito de arena añadiendo ciertas peculiaridades que agregan jugabilidad a un género que, de por sí, suele estar limitado a no ser que quieras meterte en terrenos fantásticos o de ciencia ficción. 

Como suele suceder últimamente en un montón de juegos, la herencia de un abuelo es lo que inicia nuestra aventura. En este caso, nuestro abuelo Roy nos deja un hotel que se cae a pedazos. Las paredes están destrozadas, el suelo tiene la madera levantada, las telarañas pueblan las habitaciones y los muebles están llenos de carcoma. No hay nada que pueda salvarse, salvo la propia estructura y las paredes interiores, que por suerte son de ladrillo y no de cartón yeso. Nuestra misión, a partir del momento en el que entramos por la puerta principal, es restaurar la antigua gloria que tenía el hotel cuando nuestro abuelo se encargaba de él, aunque esta vez sea de forma un poco más moderna. Y, de paso, iremos descubriendo parte de la historia de su vida a través de pequeños objetos olvidados que nos podremos encontrar entre las ruinas.

Estado de una de las habitaciones del hotel antes de la reforma

La base central de Hotel Renovator, tanto en su modo historia como en el modo libre, es la renovación y redecoración de las habitaciones, y lo cierto es que aquí se luce como nadie. Para empezar, nos mandarán destruir todo lo que haya en el interior. Una palanca, un martillo o incluso dinamita serán nuestros mejores aliados, y los iremos desbloqueando a medida que vayamos avanzando en la trama. Lo mismo sucede a la hora de recoger los escombros, que empezaremos con una escoba pero luego podremos utilizar la aspiradora o colocar un robot aspirador. Después nos tocará colocar tanto el suelo como el revestimiento de las paredes, y podremos utilizar un catálogo enorme de materiales, estampados y colores, pudiendo pasar de la habitación más minimalista a la más ornamentada, dependiendo de lo que nos apetezca en ese momento. Lo mismo sucede con los muebles, que contarán con muchísimas subdivisiones (camas, armarios, mesas bajas, lavabos, bañeras, etc.), cada una con sus propios colores y con cada objeto clasificado dentro de un estilo (art decó, minimalista u oriental), además de un nivel de calidad. 

Al existir tantísimas opciones, quizá llegue algún momento en que la propia decoración nos acabe abrumando y no sepamos ya cómo decorar la quinta habitación de la partida. Por suerte, también pensaron en ello, y el propio modo historia nos va haciendo peticiones para sacarnos de nuestra zona de confort. No son obligatorias, pero ayudan a la hora de hacer que las habitaciones de nuestro hotel no sean completamente clónicas. Aunque los propios interiores nos ayudarán a ello, ya que no están divididas siempre de la misma manera. En el primer piso tendremos habitaciones con un tamaño normal y corriente, como las que podemos ver en cualquier hotel. En el segundo nos encontraremos que han aumentado sus dimensiones y ahora podemos tener habitaciones dobles, o con un salón, o quizá un despacho, dependiendo de lo que prefiramos montar. Por último, en el tercer piso nos enfrascaremos en la decoración de un lujoso y exclusivo penthouse, además de una zona de sauna, unos vestuarios y una enorme piscina en la azotea. Al final resulta que nuestro abuelo tenía guardado nuestro billete a una jubilación con dólares cayendo del cielo.

Colocación de papel pintado

Por otro lado, uno de los motivos por los que Hotel Renovator nos hará soltar alguna carcajada es por la fauna que puebla nuestro hotel. Y digo fauna, porque no solo nos visitarán seres humanos, sino que, nada más comenzar nuestra carrera hotelera, conoceremos a la gallina de los huevos de oro. Literalmente. Esta gallina aparecerá de vez en cuando, siempre haciendo alguna trastada, rompiendo algún mueble o pidiéndonos jugar una partida de dados, aunque no seremos capaces de odiarla porque cada aparición significa que vamos a ganar dinero con sus huevos de oro. Y, a veces, cifras con muchos ceros. Pero no será el único fenómeno extraño que aparezca en nuestro hotel, porque también podremos hacer nuestros pinitos como cazafantasmas cuando, de pronto, resulte que una de nuestras habitaciones esté embrujada. Así que nos tocará armarnos con una trampa para fantasmas, la aspiradora, y a perseguir manchones de ectoplasma. Personalmente yo dejaría la habitación como un atractivo turístico, aunque se ve que nuestros clientes no opinan lo mismo y quieren pagar menos, quién sabe el motivo.

La gente que recibiremos es de lo más variopinta y, de vez en cuando, aparecerá algún cliente VIP con exigencias especiales. Por lo general son bastante fáciles (y baratas) de cumplir, pero no deja de llamar la atención que venga una influencer pidiendo cinco ramos de lirios blancos y un minibar, un pescador queriendo una tienda de campaña, Stephen Queen necesitando un escritorio o un superhéroe buscando… cosas de superhéroe. Además, su estancia también influirá en los demás huéspedes, que se alegrarán y pagarán más si ven que tienen a alguien famoso en su mismo hotel, se quejarán si alguno es ruidoso, o se asustarán si creen que hay posibilidad de que se acerque algún peligro. En ese caso, nuestro trabajo, además de renovar, será ir consiguiendo mejoras que nos permitirán aumentar su comodidad, ya sea con servicio de habitaciones, insonorización o un pequeño robot aspirador.

Habitación recién renovada

Lo peor que tiene Hotel Renovator viene, sin ninguna duda, por la parte de la persona (o robot) que pondremos en la recepción del hotel. Al comenzar nuestra partida nos ofrecen la posibilidad de escoger entre tres personas o un robot para que, según creemos, nos ayude en la restauración y puesta a punto del hotel, además del día a día con los huéspedes. Nada más lejos de la realidad, porque es simplemente alguien que va a estar de pie en el mostrador pidiendo cosas a todas horas. La idea de meter minijuegos aleatorios en un juego que va de decorar habitaciones no es mala, hace que nos salgamos del camino de vez en cuando y cojamos fuerzas para que puedan venirnos a la mente más ideas de decoración. El problema es cuando esas distracciones aparecen cada cinco minutos, siempre son las mismas y nos obligan a pasar por varias pantallas de carga para darle a un solo botón, viendo claramente que podría haberse encargado quien está en recepción. 

Os pongo un ejemplo: Estamos en el segundo piso renovando una de las habitaciones, y se rompe una tubería en una habitación del primer piso. Quien está en recepción nos dice que tenemos que ir a esa habitación, así que vamos al ascensor “pantalla de carga”, salimos en el primer piso, vamos a la habitación de la tubería rota y nada más entrar nos aparece una notificación de recepción diciendo “Uy, pues sí, está rota, tienes que ir a cerrar la llave al sótano”. Salimos de la habitación, vamos otra vez al ascensor “pantalla de carga”, entramos en el vestíbulo, pasamos por el mostrador de recepción, bajamos diez escaleras y le damos a la tecla F para cerrar la llave. Y vuelta a hacer el recorrido inverso porque tenemos que limpiar la habitación y luego volver a la que estábamos redecorando. Como veis, es una cosa muy repetitiva y que aporta poco, pero si encima nos toca hacerlo cuarenta veces, con sus diferentes variaciones que no son tan distintas, se acaba haciendo pesado y tratamos de ignorarlas el mayor tiempo posible, aunque eso nos haga ganar menos dinero. Por suerte, esto es lo que he jugado antes de su lanzamiento, así que es probable que la versión final haya mejorado este tema con un parche de día uno, además de ciertos bugs principalmente estéticos y la confirmada versión para Steam Deck.

Hotel Renovator tiene todos los ingredientes para engancharnos durante horas, consiguiendo incluso que nos auto-retemos a mejorar todavía más nuestros propios diseños, porque siempre podemos añadir o quitar algo más, y eso no es algo que consigan todos los títulos que intentan hacerse un hueco en este género. La personalización llevada a niveles casi absurdos y las posibilidades abiertas a que vayan añadiendo contenido poco a poco (o incluso mods), pueden convertirlo en uno de esos juegos interminables que siempre tendremos ahí para los ratos muertos en los que nos apetece jugar a algo, pero no nos apetece meternos en líos y peleas, sino relajarnos colocando un ramo de flores en una mesilla. Que no todo va a ser muerte, que también hay que vivir con estilo.

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Nix

I run on coffee, sarcasm and lipstick. Hace años le vendí mi alma a Bioware y me convirtieron en la Shadow Broker. Tengo un papelito que dice que soy N7, pero no quieren darme mi propia nave. Me gusta llevarle la contraria a la gente y por eso soy una Inquisidora enana y pelirroja.

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