La naturaleza se abre camino, con un poco de ayuda
Análisis de Terra Nil

17/04/2023 | Azka | No hay comentarios
Siempre hemos sabido que nuestra influencia sobre el ecosistema es muy fuerte, pero cada día lo tenemos más presente, y es que el desastre climático ya se está notando, por ejemplo con una sequía terrible este mes de abril en España. Sin embargo, nuestra mentalidad de que todo está solo y únicamente para ser de utilidad al ser humano no nos abandona. Y así se puede observar también en los videojuegos, incluso en aquellos que abanderan la naturaleza. Al final estos acaban siendo gestión de sus recursos para la supervivencia de nuestra especie, aunque sea de forma más respetuosa. Terra Nil ha querido romper completamente con este enfoque e invitarnos a disfrutar de la gestión natural por y para ella misma.
Desde el principio veremos que no tenemos ningún personaje que manejar. Llegamos con nuestra nave llena de tecnología puntera para transformar en un vergel un planeta completamente estéril y arrasado. Sin más. Para luego marcharnos y seguir haciendo esta misma tarea en otras zonas y planetas. Porque nuestro único propósito es que la naturaleza pueda vivir en paz y equilibrio.
No hay más objetivo ni historia en este juego indie, por lo que pasamos a la chicha: la gestión y la estrategia. En el planeta arrasado en el que elegimos aterrizar nos encontraremos con cuatro zonas, cada una con un bioma diferente. En cada uno tendremos tres fases con objetivos concretos para cumplir, y una vez completos pasaremos a la siguiente. En la primera fase deberemos limpiar de toxinas la mayor parte de la zona, y restaurar una vegetación básica si fuera necesario. En la segunda plantaremos diferentes tipos de arbustos, árboles, etc. según el bioma. Una vez conseguidos los mínimos exigidos de cada cultivo pasaremos a la introducción de animales y a reciclar toda la tecnología que hemos usado. Con ella formaremos nuestra nave de nuevo, transformada en recursos al llegar, para salir volando al siguiente páramo.
Este sería el proceso general, pero cada ecosistema es diferente por sus características del terreno, plantas, animales y clima. En cada uno usaremos diferente tecnología o la misma pero con otro enfoque, por lo que no se siente nada repetitivo, y cada una supone un reto en sí misma. Y casi diría que más difícil que la anterior. Los biomas disponibles son: templado, tropical, polar y continental. Una vez que los superemos abandonaremos el planeta y el juego se dará por concluido. Pero nuestra barra de avance estará lejos del 100%, y es que se desbloqueará una zona alternativa para cada bioma. Esto es: más retos con ciertas variaciones, pero con la misma tecnología y objetivos.
También influyen en el tanto por ciento de compleción los objetivos secundarios climáticos y medioambientales, como conseguir ciertos grados de humedad y temperatura concretos para que aparezca musgo en las piedras o haya migración de medusas. Sin olvidar descubrir todos los animales desbloqueables, para lo que necesitaremos haber creado sus hábitats ideales.
Aunque la idea parezca sencilla y bien estructurada por fases, para que no nos aturrullemos, esto también supone una dificultad. Hasta que no terminemos con el objetivo principal no podremos desbloquear el siguiente y sus tecnologías, y con ello desconoceremos qué requisitos debemos cumplir para poder plantar tal vegetación o que aparezcan ciertos animales. Y rectificar las decisiones que tomamos supondrá un gasto extra de recursos. Aunque siempre contaremos con el botón de deshacer nuestra última acción. Ideal para visualizar decisiones que no tengamos muy claro cómo afectarán. Pero sí, solo funciona con la última acción. En caso de tener tremendo desastre entre manos podemos o reiniciar la fase o el mapa al completo. Los errores son comunes, y más sin conocer bien cómo funciona todo.
Por supuesto, Terra Nil dispone de tres niveles de dificultad: Jardinería, ecología y bioingeniería. Se caracterizan por el coste de nuestras acciones, de menos a más elevado, y de la aparición de las guías y pistas, principalmente. Puedes cambiar de dificultad en cualquier momento si lo ves necesario, y además puedes incluso personalizarla, eligiendo qué opciones se adaptan mejor a tus necesidades y estilo de juego. Así también podemos activar el modo Zen, no disponible por defecto en ningún nivel de dificultad. Con esta opción no tendremos coste ninguno por el uso de la tecnología y demás, facilitando muchísimo conseguir los objetivos. Perfecto para echar un rato simplemente para ponerlo todo bonito y bien verde.
Todas estas opciones solo hacen sumar a la creación procedural de los terrenos, con lo que no nos encontraremos dos mapas iguales que nos ofrezcan las mismas ventajas o inconvenientes para la recuperación de los páramos. No obstante, si quisiéramos repetir un mapa, por aplicar otra estrategia, por ejemplo, solo hay que introducir sus coordenadas previamente.
A este modo de juego tan adictivo y lleno de opciones hay que añadirle un diseño muy bonito y con mucho detalle dibujado a mano. El cual va acompañado de una música ambiental muy relajante, aunque cuesta hacerlo cuando estás intentando que te cuadre la repoblación con el gasto de recursos y la subida de la humedad. Y no faltan los sonidos de la naturaleza que va abriéndose paso y la tecnología que vas usando o reciclando. Supersatisfactorio.
No me creo que Free Lives haya hecho Terra Nil para no ser rejugado. Es imposible no querer mejorar tu eficiencia en cada bioma y cada vez con menos recursos. O dedicarle un rato de chill en modo Zen solo para ver a los pingüinos dando panzazos sobre el hielo. Y todo en español, con guías y con un cuaderno lleno de dibujos y esquemas de los biomas, con detalles sobre qué elementos lo componen y cómo funciona la tecnología usada. La cual, por cierto, aunque un poco fantástica y simplificada, tiene una buena base científica, que es muy interesante de aprender. Y, además de todo esto, un 8% de los beneficios de las ventas del videojuego irán a EWT, una organización conservacionista de Sudáfrica. Es que el título no hace más que mejorar lo mires por donde lo mires. ¡Jugárselo!
Estudiando para hada madrina, que dicen que para estudiar nunca es tarde. Jubilada de los MMOs. Ahora llevando la magia gamer a las nuevas generaciones.
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