Tú, yo, nosotres

28/05/2023 | Meren Plath | No hay comentarios
Este es posiblemente el artículo más personal que he escrito nunca en esta web. Y es también uno de los que más me ha costado escribir porque es abrirme en canal ante un buen puñado de gente para hablar sobre identidad, género y videojuegos. Si me seguís por Twitter, o si habéis estado alguna vez en algún streaming, o habéis escuchado el pugcast, quizá sabréis que soy una persona no binaria. Es una conclusión a la que llegué hace un tiempo y no ha sido un camino fácil llegar hasta ella. Ha sido un tiempo de buscar respuestas a preguntas que no sabía que tenía y que, poco a poco, fui respondiendo. Buscar referentes en la cultura fue una de las cosas que hice y es descorazonador ver cómo, en muchos casos, no hay ninguno. Si ya es complicado encontrar referentes para personas trans, lesbianas, o bisexuales, no hablemos de las personas no binarias.
En la cultura alejada de lo más mainstream cada vez hay más representación de este tipo, autores que se lanzan a introducir personajes LGBT+ no por rellenar, sino por intentar ofrecer más visibilidad a gente que, por desgracia, sigue a veces relegada al fondo de un cajón. Y es refrescante ver que empresas de videojuegos también siguen esta tendencia.
Uno de los ejemplos que más me llamó la atención, y una de las razones de ser de este artículo, es Fallout 76. En una de las últimas actualizaciones grandes (La Fosa, concretamente), Bethesda decidió incluir a Orlando, una persona no binaria que se ocupa de gestionar el Hotel Whitespring, donde acuden los refugiados de La Fosa, en Pittsburgh. Todos en el hotel aceptan a Orlando y le tratan con sus pronombres. Algo que no solo ocurre en la versión original, sino también en la española. Todo el mundo en el Whitespring se dirige a Orlando como elle, tratándole en neutro, sin malgenerizarle. El doblaje en español también respeta sus pronombres.

El primer momento en el que hablamos con Orlando
Cuando vi por primera vez a Orlando tuve que parar el juego porque no me podía creer que estuviera pasando. No me podía creer que tuviera delante, por primera vez, a un personaje no binario en una de mis sagas favoritas. Un personaje misterioso, sí, pero del que nadie se burla por utilizar “elle” como pronombre. Una persona respetada en todo el hotel. Que se haya desatado el infierno sobre la tierra no exime de referirse a una persona con los pronombres que quiere. Y eso, sinceramente, me hizo sentir validade.
Por primera vez en muchísimo tiempo, había encontrado a alguien que era como yo. Una persona que utilizaba pronombres neutros en una de mis sagas favoritas. Recuerdo haberme pasado los siguientes veinte minutos en el juego hablando con elle, preguntando a la gente del Whitespring sobre Orlando, y sacando capturas. Quizá lo que más me emocionó fue cómo absolutamente todo el mundo le trata con el respeto que merece, con sus pronombres elegidos, sin burlarse de elle en ningún momento.
No es la única persona no binaria en Fallout 76. También está Burke, que apareció con la actualización El reinado de Acero, e incluso podías conversar con elle sobre por qué usaba pronombres neutros. Sin embargo, en una búsqueda rápida en Internet, se puede ver cómo la gente le llama “raro”, le malgeneriza tratándole en masculino y diciendo que “por qué Bethesda no puede hacer un personaje normal”. Creo que, teniendo un aplastante porcentaje de más de un 99% de personajes “normales” en toda la saga, en un juego donde hay mutantes, robots sintéticos y hasta aliens, tener dos personas no binarias es poco. Fallout New Vegas es otro juego donde tenemos a un personaje no binario: Dala, que se describe a sí misme como una entidad no binaria, y que aparece en el DLC Old World Blues. Precisamente este juego de la saga es uno de los que más reconocimiento ha tenido por cómo representa a las personas queer y LGBT en toda la historia, permitiendo que el Mensajero pueda ser bisexual, lesbiana/gay, heterosexual o simplemente que no desarrolle ningún tipo de relación romántica o afectiva con los posibles intereses románticos.
La saga Fallout no es la única en tener personajes de este tipo. Por ejemplo, el remake de Dead Space incluye a le ingeniere Ariel Rousseau, una persona no binaria. Aparece tanto en la traducción como en el audio del juego, igual que en Fallout 76. Sin embargo, a pesar de la importancia de incluir a este personaje, ciertos sectores del mundo de los videojuegos se enfadaron mucho (y tildaron al juego de woke) por incluir baños unisex. El remake también cambió la raza a algunos personajes, así como su orientación sexual, entre otros detalles, lo que hizo que para estas personas se convirtiera en “injugable”.

Los baños unisex y que le ingeniere jefe sea no binarie ha escocido a mucha gente. Imagen de thebedisburning
Sin embargo, estos dos juegos triple A no son los únicos que tienen a personajes no binarios. Bloodhound, de Apex Legends, también utiliza pronombres neutros, así como los robots Fl4k, Zer0 y Lorelei de Borderlands 3. Los tres juegos de Monster Prom dejan que la persona que juega elija los pronombres que quiera en los personajes jugables, y además, hay varios no binarios, como Glitch, que sale en Monster Prom 3: Monster Roadtrip o Moss Mann, que aparece en Monster Camp. En Hades también tenemos un ejemplo: Caos Primordial usa pronombres neutros, y sin embargo, en la traducción al español le malgenerizaron y le pusieron pronombres masculinos, algo que no gustó a la comunidad. Y con razón.
Esta tendencia a incluir personas no conformes con su género no es algo exclusivo de los 2000: ya en 1995, en Chrono Trigger, uno de los villanos principales se muestra como genderqueer, y sagas como Final Fantasy, concretamente FFVII Remake, incluyen a personas queer. También tenemos el ejemplo de Animal Crossing: New Horizons, donde en vez de elegir género, podemos elegir un estilo para nuestro avatar y los pronombres (masculinos o femeninos) con los que queremos que se dirijan a nosotres. Los aldeanos no nos pondrán problemas si cambiamos la manera en la que queremos que nos llamen. Y aunque sea algo programado, y nuestros vecinos no puedan malgenerizar a nuestro personaje, es refrescante ver y poder jugar así, sin sentirse juzgade.
Cada vez que se menciona lo LGTB en los videojuegos (o la inclusión de mujeres o personas racializadas), los sectores gamer más conservadores ponen el grito en el cielo por abrirse a lo que consideran una cuestión política, y lo tildan de inclusión forzada. Gente que grita en Internet sobre lo mal que está que se reconozca a un grupo de personas más en un medio que, aparentemente, solo era para ellos, los hombres blancos cishetero. Es bastante triste tener que lidiar día sí y día también con críticas hacia devs por utilizar pronombres neutros para un personaje, o por decidir que un NPC sea no binario. Los ataques constantes a desarrolladoras por decidir incluir a otro espectro de identidades demuestra que, a pesar de que hemos avanzado mucho, el camino que tenemos por delante es muy largo, y más si hablamos de personas no binarias.

Los pronombres de Caos Primordial, en su traducción al español, no se respetaron
Lo peor es que no solo tenemos a ciertos grupos gamer criticando esta inclusión: también tenemos empresas, críticos y desarrolladores que consideran que incluir a una persona LGBT+ es algo excesivamente woke, y es plegarse a las ideas de la izquierda. La última polémica en este sentido la hemos visto con un juego de mesa, cuya traducción al español ha obviado los pronombres por considerarlos un asunto de “histeria colectiva”. Una decisión que ha causado mucho malestar, y críticas a la editorial, pero que no ha hecho que la empresa que publicará el juego en español cambie de opinión. Igual que en el caso de Hades, hablamos de que no se ha respetado el material original y se ha invisibilizado una identidad muy poco representada.
Tener representación canónica de personas no binarias (o LGBT+) en cualquier medio cultural es imprescindible. Por un lado, para ayudar a que la gente que ha salido del armario tenga un referente más en quien verse, un avatar más donde sentirse reflejade y comprendide. Por otro, para aquellas personas que tienen dudas y que siguen buscando su identidad o cómo presentarse frente al mundo tengan un espejo más, algo que les ayude a salir del mar de dudas que tienen. Prácticamente todos mis avatares en videojuegos son no binarios, aunque utilicen pronombres femeninos porque es la opción que más se acerca a cómo vivo yo mi identidad. Muches de elles tienen rasgos andróginos, y un nombre que evita que sean categorizados como “mujer”. Incluso mi nick, Meren, lo han confundido muchas veces en juegos online como “un nick masculino”.
Ver a Orlando en el Whitespring, en Fallout 76, escuchando cómo mi avatar se dirige a elle en neutro, me sigue emocionando. La posibilidad de poder hablar con un NPC no binario en un juego, o de ser no binarie, es una de las cosas que más euforia me ha dado. No he salido del armario fuera de Internet por una multitud de razones, y me veo obligade en mi día a día a fingir que soy una mujer, aunque no lo sea. Tener un hueco en el mundo en el que puedo interactuar con otros personajes que se identifican como yo, o en el que puedo usar los pronombres neutros, me hace tremendamente feliz. Es el único sitio donde siento que no tengo que fingir algo que no soy, ni tengo que salir del armario una y otra vez.

Orlando es misteriose pero siempre tendrá palabras para el personaje jugador
Precisamente, salir del armario es posiblemente una de las cosas que más bagaje emocional tiene para una persona LGTB+. Es algo que hay que hacer más de una vez en la vida, y no es sencillo. No es algo que sea tan fácil como decir “Hola, soy Meren, mis pronombres son elle/ella, soy una persona no binaria” y a otra cosa. Mucha gente no me aceptará, o decidirá utilizar “ella” en vez de “elle” para referirse constantemente a mí. Hay personas que, por costumbre, se siguen dirigiendo a mí en femenino aunque poco a poco van introduciendo el neutro. El cambio cuesta: yo misme sigo refiriéndome a mí como “ella” en streamings o en conversaciones con otras personas, pero es un pequeño esfuerzo que ayuda tanto a la persona que tienes delante como para visibilizar esta identidad. Sin embargo, a día de hoy, mucha gente saldrá con un discurso muy incendiario sobre lo estúpido que es utilizar la “e” como indicativo de neutro, y tan solo un pequeño porcentaje asentirá y se dirigirá a mí con mis pronombres elegidos.
Salir del armario es también un acto político que mucha gente no puede hacer en su día a día porque ha escuchado comentarios como los de arriba. Salir del armario, en muchos casos, es exponerse públicamente a que se rían de ti, a que ignoren tus elecciones, o a que te insulten, directamente. Es un proceso que requiere asimilar muchas cosas, organizarlas y reflexionar sobre ellas, para después decirlo. No es solo la manera en la que se sale del armario con unas personas u otras, es luchar constantemente contra el qué dirán, de aplacar el arrepentimiento en muchos casos porque no obtienes la respuesta que pensabas. Es pensar en mil escenarios distintos donde las cosas pueden salir mal: desde llevarte una voz o un insulto a que directamente te peguen, pasando por que te ignoren o incluso que te malgenericen a propósito. En mi día a día, desgraciadamente, sigo siendo leíde como mujer. No les he contado a mis compañeros de trabajo que soy no binarie, ni siquiera a mi familia. En mis amigues y en Internet he encontrado el apoyo que muchas veces me ha faltado por otros lados, y hay muchas veces en las que pienso sobre si haber seguido dentro del armario hubiera sido más sencillo.
Soy también bisexual, y salí muy escarmentade cuando se lo conté a personas cercanas a mí. Los estereotipos y las habladurías sobre la gente bi fueron lo primero en salir, antes que un mensaje de apoyo o un “gracias por contárnoslo”. Fue sentirme juzgade durante mucho tiempo, y tuve que luchar para eliminar esas connotaciones negativas sobre la gente bi. Me ha costado discusiones y disgustos difíciles de digerir, y muchas veces sigo pensando en si haberme callado en su momento me hubiera ahorrado muchos problemas. Pero creo que no.

Burke es el otro personaje no binario de Fallout 76
Haber salido del armario y hablar sobre mi sexualidad me ha traído a mi pareja, me ha unido a mucha gente. Haber salido del armario y hablar sobre género y sobre cómo soy me ha ayudado a mí, pero también a la gente de mi alrededor. Me ha ayudado a resolver preguntas, a encontrar sitios seguros donde poder expresar mis dudas o mis miedos. Me ha ayudado a encontrarme después de muchos años. Esta libertad de saber quién soy, a pesar de todas las piedras del camino, es seguramente lo más satisfactorio de todo. Me gusta ser optimista con esto y pensar que personajes como Orlando o Ariel Rousseau, o juegos como Monster Prom, han empezado a poner los cimientos sobre los que se asentará el cambio.
La representación de cualquier grupo minorizado en videojuegos es esencial para reflejar la evolución de la sociedad. No somos una masa homogénea de personas navegando en una misma corriente. Somos distintos, y hay que seguir luchando por visibilizar estas identidades, siempre desde el respeto. Por esto es tan importante tener representación no binaria en videojuegos, o simple y llanamente en la cultura. Para que cada vez nos vean más.
be gay do crime take a nap. soy arándano de Animal Crossing. CEO de las Movidas Nucleares™, testeadora, presento el pugcast, doy mazo la chapa.