Mi experiencia en Twitch: espacios seguros

07/04/2018 | Lucybell Haner | No hay comentarios
Confieso que antes de que naciesen los directos de videojuegos, yo apenas cotilleaba los gameplays de YouTube. A veces veía algo de Minecraft, pero era especialmente para aprender a usar la puñetera redstone, lo máximo que veía era el canal de un amigo que mencionaré más adelante y gameplays de terror (especialmente los de ElRubius, disfruto con el sufrimiento ajeno, lo siento). El caso es que, al fin y al cabo, yo nunca he consumido mucho YouTube.
Cuando nació Twitch fue una plataforma a la que no hice ni puñetero caso, todo sea dicho, no me llamaba la atención eso de pegarme horas viendo el directo de alguien, me parecía una auténtica pérdida de tiempo. Vídeos de gameplays de media hora ya agotaban mi paciencia, había que dar las gracias, de hecho, de que yo viese por aquel entonces vídeos de vloggers de esos que duran máximo 10 minutos.

«Que no me cuenten sus vidas, prefiero jugarlo yo a verlo»
Entonces, ¿qué me hizo quedarme en Twitch tantos meses hasta el punto de usar la plataforma muchas horas al día? Cotillear a mi primo (Solid_mid). Tal cual, no miento. Me crié teniendo todo tipo de consolas, pero el que de verdad tenía consolas y videojuegos a muerte era mi primo, quizás la persona más competitiva que he conocido jamás. Cuando me enteré de que estaba en Japón introduciéndose en el mundo de los videojuegos de forma profesional no me sorprendí (ya le había visto ganar premios en competiciones varias tanto de Counter Strike como de LoL) pero me daba, de vez en cuando, por entrar a cotillear.
“A ver qué hace”, y con el fin de dar la lata y trolear un poco el chat, acababa quedándome casi todo el directo, embobada, viendo cómo jugaba al LoL, porque ya quisiera yo jugar así (o jugar, a secas, maldito ordenador).
No salía de ahí, era mi zona de confort y no veía otros streamers pero desgraciadamente bajó la actividad hace unos meses (aunque tengo entendido que volverá) por lo que la costumbre que tenía de estudiar en mis horas libres con el stream de fondo se me iba a la porra.

«¿Y mi stream diario dónde está? ¿Qué hago con mi vida ahora? ¿Eh?»
Y ahí es cuando tuve que salir de mi zona de confort y donde empieza de verdad mi experiencia en Twitch. Confieso que al principio intentaba sólo entrar a streams de chicas por puro miedo a que me estuviesen dando el latazo como cada vez que jugaba a un videojuego, pero me dio por entrar en algunos canales de chicos también y quedé bastante sorprendida.
Como no quiero que esto sea una bola de bilis diré los nombres de los canales que me han hecho sentir cómoda y que me gustan, pero los que han tenido una actitud detestable no los nombraré.
El inicio de mi experiencia fue entrar un poco donde fuese, lo que encontrara estaba bien, porque no conocía el mundo. Encontré al streamer Pofione porque en su preview se me dio un parecido a Colin O’donogue, así que entré vacilando al canal y al rato me marché.
Al día siguiente lo volví a ver y, vacilando, vacilando, acabé quedándome y a día de hoy es una persona que no sólo me parece muy buen streamer sino que le he conocido un poco más a nivel personal y me cae fenomenal (él me odia a ratitos porque soy su hater moderada. Que me meto con él, vamos). Su chat es como una familia, nos conocemos todos, nos damos de leches, pero con amor. Por eso es uno de los canales que recomiendo a los que disfruten estando de coña todo el día, porque además la normativa del canal no es mucha más que respetar tanto al streamer como a los viewers. Vamos, que a Pofi se la pela todo.

«Lucy, por favor, déjame hacer stream tranquilo. Hija de satanás, plasta, hater moderada»
Otro canal que conocí al principio y que me encantó fue el de Azukitty, donde mis primeras palabras fueron “Es todo tan kawaii que creo que voy a vomitar un arcoíris”. Algo que me encantó de su canal, aparte de su forma de ser y su cercanía con los followers, es que no se tolera ningún tipo de contenido ofensivo. Sí es verdad que la normativa es más restringida, pero puedo decir que ese canal es un espacio seguro si eres mujer, LGTB y/o racializada. Azu es una persona superadorable pero cuando tiene que ponerse seria y decir “no seas sexista” ella lo hace (y la temática del canal son los gatitos, ya con eso me tenía en el bote).

«Es demasiado kawaii para mi kokoro» mi reacción al ver a Azukitty
Busqué más mujeres por Twitch, entre las que encontré a Sheerax, que no es tan kawaii pero porque tiene su propio estilo de hacer las cosas. Juega y habla como una bruta y eso, aparte de encantarme, me hace muchísima gracia. Aun así, es una persona adorable y con la que da gusto hablar en el chat.
Puedo decir lo mismo de Gambiteraa, que me hizo contar un chiste malo en el chat (“cuanto más malo mejor” es la norma que se le pone a los nuevos) y que tiene un baile muy peculiar para los nuevos seguidores de su canal.
Uno de los canales que más me gustan, sin duda, es el de REDgingerFIRE (Corina), una actriz de doblaje estadounidense que tiene la enfermedad del Crohn y que paga su caro tratamiento con lo que consigue en Twitch. Es una mujer muy maja y divertida, tiene una gran variedad de videojuegos en su canal y trae muy buenas vibraciones.
Comencé a darme cuenta de que en Twitch los canales de mujeres tenían muchos más seguidores que los de los hombres, pero que, a su vez, muchos de estos solían ser babosos o pesados. Afortunadamente existen los moderadores que suelen estar vigilando este tipo de cosas, pero recuerdo estar en el canal de una chica (fue sólo una vez así que no me acuerdo de su nombre) y que se enfadara porque le hacían preguntas que ni tenían que ver con el stream ni se las preguntarían a un hombre.

«¡Qué dejéis a las streamers en paz, pesados, babosos!»
No todo fue un camino de rosas, por supuesto, aunque me asenté en estos canales que menciono (y alguno que otro más), encontré un streamer que pedía donaciones para comprarse una cámara o “porque sí” pero tratándole más personalmente me encontré con que tenía una gata a la que no quería esterilizar porque costaba dinero, aun sabiendo que sus familiares matarían a las crías. Insisto: pedía dinero para cámaras y para sí mismo, porque sí. Cuando se lo recriminé me comí el típico gaslighting, cosa que también señalé y cuando (al rato) le dio por mirar qué era el gaslighting, siguió haciéndolo argumentando que le acusaba de maltratador porque eso es una técnica que usan los maltratadores.
Acto seguido, fui excluida del grupito porque “si estás tú él se marcha” y me fui a otra parte (no sin antes pedirle a Paypal mis donaciones. Paypal me las devolvió en cuanto me llamó mentirosa en sus narices, con muy poca profesionalidad). Fui también vetada del canal de otra streamer que no sólo le fue con el cuento de que yo dijese que era infantil esa actitud, sino que además instrumentalizó el maltrato y la ansiedad para hacerme sentir culpable por expresarme.
Como neurodivergente, mujer y activista por los derechos de los animales, no tenía que aguantar eso y aunque en un principio pensé en exponerles públicamente, decidí que no iba a meter más el dedo en la llaga. Me marché de los canales de otros amigos en común que dejaron de contestar a mis comentarios cuando estaban jugando con él para “que no supiera que yo estaba en sus canales” y continué mi aventura.

«Venga, hasta luego, no aguanto estas movidas en la vida real, se las voy a aguantar a un par de streamers«
Por el camino recordé a mi amigo, sí, el youtuber al que de vez en cuando cotilleaba hacía años, y decidí buscarle en Twitch. Voilá, ahí estaba Hatecraft42, un colega de hacía años que en aquellos momentos estaba jugando al Final Fantasy XV y decidí quedarme para apoyarle y, de paso, suscribirme. ¿Lo que más me gusta? Aparte de que es mi colega, que babea igual que yo a los personajes tanto femeninos como masculinos que nos gustan, yo soy de esas que tienen mil “waifus” y “husbandos” en los videojuegos y con Hatecraft42 he encontrado un canal en el que muchos fangirlean conmigo. Maravilloso.
Durante este tiempo he estado muy viciada a los canales de Pofione, Azukitty y Hatecraft42, y aunque he cotilleado por ahí no he encontrado otros que me enganchen tanto, especialmente algunos streamers a los que he oído comentarios como: “Jugar en tercera persona es de mariquitas” y cuando les señalaba su homofobia me respondiesen: “Bueno, yo me disculpo, que es verdad que en Internet la gente tiene la piel muy fina”.

Yo siendo una más en el canal de Hatecraft y su obsesión con Cthulu
También acabé por un host en el canal de un chico muy majo pero que acabó agobiándome porque en cuanto supo que era una chica no paró de decir “Me alegro de que haya una chica por aquí”, como si fuese un unicornio o algo por el estilo. Sus seguidores incluso pusieron en duda que fuera una mujer y aseguraban que era un “tío haciéndose pasar por piba” hasta que les dije que me buscaran en Google. Dieron con mi Twitter pero aun así no terminaron de creerme sino que “supusieron que sí que era chica la de ese Twitter”. No, perdón, soy un señor haciéndome pasar por una tal Lucybell Haner que se maquilla muy raro porque a las mujeres obviamente no les gustan los videojuegos.
Así que me gustaría recomendaros los canales que aquí he mencionado, pero si buscas un espacio seguro en el que poder ser tú sin que nadie te agreda, te recomiendo muchísimo el canal de Hatecraft42 y el de Azukitty, ambos son muy cuidadosos con el contenido de su canal y con lo que la gente del chat pueda llegar a decir. En dos ocasiones he encontrado apología a la violación en el chat de Hatecraft y le he visto señalarlo, y es consciente de la hipersexualización de los videojuegos, entre otras muchas cosas (a veces, eso sí, el chat se convierte en un babeo muy sano hacia personajes masculinos o femeninos maldito Balthier y maldito Ardyn).
Azukitty, por otra parte, no sólo es muy cuidadosa, sino que su canal es puro amor, se evita cualquier contenido ofensivo y dañino, es un canal en el que está para quitarte los males, básicamente, como si fuese una pastilla de soma pero sin el entorno distópico de «Un mundo feliz».

En definitiva, Twitch tiene espacios seguros, pero hay que buscarlos
Espero que podáis tener una mejor experiencia en Twitch con estas recomendaciones, desgraciadamente no quiero comentaros los “no recomendados” para evitar una avalancha de bilis.
¡Nos vemos pronto!
¡Ciao, ciao!
Escritora del betseller en Amazon de fantasía oscura "Toboe". Publico recursos y ayudas para otros escritores en mi página web y de vez en cuando me cuelo por blogs ajenos a dar la tabarra. Artista no-frustrada, proyecto de ambientóloga y gamer sí-frustrada.