Pikmin: crueldad para toda la familia

Pikmin: crueldad para toda la familia

Cada vez que una película se ve en la necesidad de poner escenas de casquería (en las que la gente acaba ahogándose con su propia sangre y demás) me acuerdo de Pikmin. No porque sea un juego plagado de gore, sino precisamente por lo contrario. Sin tener ni una escena explícitamente violenta, es uno de los juegos que más mella emocional han tenido en mí.

Pikmin (2001, GameCube) comienza con el Capitán Olimar, que se encuentra de camino a casa cuando de improviso su nave dice hasta aquí hemos llegado y se ve forzado a hacer un “aterrizaje” de emergencia. Acaba en un planeta lleno de ese terrible, terrible oxígeno que Olimar no puede respirar. Su sistema de supervivencia le puede proporcionar aire durante 30 días. Después de eso… bueno, mejor no pensarlo.

Por suerte da con las pequeñas criaturitas que dan título al juego. Olimar establece una relación de interdependencia con ellos: los pikmin le ayudan a recuperar las piezas para que su nave pueda despegar de nuevo y él se encarga de que expandan su colonia sin pasarlas canutas.

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Una de las entradas de la bitácora de Olimar. A ratos triste a otros esperanzadora (Fuente)

¿Todo bien, no? Es un juego sobre el trabajo en equipo con una estética cuqui apto para toda la familia. Pero todos sabemos que eso no dice nada. Por decir, Over the Garden Wall es una serie animada emitida en Cartoon Network que es adorable y siniestra a partes iguales. La película sobre conejitos Watership Down está clasificada como “para todos los públicos” y es de una crueldad exacerbada. Y de la madre de Bambi ni hablamos.

En Pikmin vemos morir a los homónimos en cantidades ingentes: devorados por criaturas más grandes que ellos, ahogados si no saben nadar, aplastados por objetos varios, hechos trizas por una explosión… Pero no hay sangre. Sólo se oye un pequeño quejido y se ve un fantasmita ascendiendo a los cielos. Y a pesar de ello, siempre duele. No sólo porque los pikmin no han hecho nada para merecerlo sino porque estas escabechinas en miniatura suelen ser culpa de la ignorancia o la negligencia del propio jugador. Si cae la noche y algún pikmin se ha separado del grupo, se le verá correteando hacia las naves que ya han despegado: se tropieza y es rodeado por monstruos que lo miran con ojos golosos. Otro ejemplo: la manera que tiene el juego de enseñarte que los pikmin rojos no pueden nadar es cuando mandas a un grupillo a que cruce un charco y ninguno vuelve.

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Ups… (Fuente)

Llega un punto en el que tanto tú como el propio Olimar os cuestionáis si de verdad es ético todo esto. Si los pikmin siguen de vuestro lado por miedo, devoción o utilitarismo. Si es mejor la gloria para unos pocos o la resignación para todos y por eso mandas a un grupo de 20 pikmin a pelearse con un bicho que sabes que acabará con la mayoría.

No recuerdo muchos otros juegos (menos en el rango PEGI +3) a los que les haya dado tantas vueltas pero también es verdad que soy la misma que puede estar hablando de la máquina de café de mi facultad hasta que me mandan callar y que lloró con La LEGO Película. Está claro que el objetivo de Pikmin no es reescribir El Planeta de los Simios o fabricar una elaborada metáfora sobre las relaciones de subalternidad. La meta es, simplemente, ser un juego con la suficiente calidad como para ser franquiciable. Pero quizás por eso resulta más fácil sentirse afectado por los personajes, porque no hay nada que diga «esto es muy, muy serio y te hará llorar». Pilla de improvisto cogerle tanto apego a estas criaturitas y aprensión al mundo que habitan.

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¡Pikmin! ¡Os amo con la fuerza de los mares! ¡Os quiero con el ímpetu del viento! (Fuente)

Por eso me acuerdo de Pikmin cuando a alguien ficticio le vuelan la cabeza de un escopetazo. Porque realmente me causa más malestar emocional que a un pikmin lo engulla una ostra perlera que ver los sesos de un personaje sin nombre decorando una moqueta. No digo que nos privemos de la casquería y ahora todo sea un festival de sutilezas, no. Lo que quiero decir es que lo gráfico de una representación no equivale a su efectividad. Precisamente la Jefa escribió sobre usar violencia a lo cutre (especialmente contra mujeres) por puro efectismo.

Pikmin logra infundir una atmósfera de survival horror porque no pretende ser un survival horror. No se preocupa en mostrar la angustia, sino en contar la historia de un transportista espacial náufrago en un planeta desconocido. Y resulta que esa historia es angustiosa per se. No quiere que suframos cada pikmin muerto en nuestras carnes. Porque es algo triste. Per se.

Hablando en plata: menos ruido y más nueces.

(Y más lore de Pikmin).

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GloomyMonday
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Bajista si la situación lo requiere.

2 comentarios
Rena
Rena 08/11/2018 a las 12:06 pm

Tanto me gusta esta saga que es mi hermano quien tiene la WiiU, se la pedí un mes, me compré el Pikmin 3 y devolví todo al 100%. Tengo igual el 1 y el 2 pasadísimos.
Es una saga tierna y dura a la vez, como bien dices. Me gusta muchísimo y empatizo totalmente con todo lo que dices. Ojalá la gente se animase a jugarlo.
El 1 me parece el más cruel y complejo con el «voy a morir en 30 días» for real, viendo que no has hecho nada más que farmear y recoger 0 objetos en 3 días y te quedan 27 para sobrevivir XD

GloomyMonday
GloomyMonday 08/11/2018 a las 4:41 pm

Ojalá fuese una saga más popular! Y me identifico 100% con lo de farmear y olvidarse de recoger objetos… Me costó varios intentos sacar el final bueno del 1 ;;

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