The Arcana: Belleza, diversidad y furros

17/06/2019 | María Gutiérrez | 1 comentario
Se podría decir que a día de hoy estamos viviendo la edad de oro del género otome o visual novel. Y a este respeto debemos hablar, en primer lugar, acerca de los distintos formatos, que van desde aplicaciones gratuitas para móvil que ponen a tu disposición un número de escenas al día (citando algunos estudios como Cybird o Voltage entre otros); hasta otros juegos que siguen un formato “clásico”, es decir, tras adquirirlos puedes jugar sin limitaciones (toda la saga de Hakuôki en este caso); sin dejar de lado, por supuesto, ciertas creaciones que se pueden descargar online sin coste y límite alguno (el caso de Katawa Shoujo o Doki Doki Literature Club).
A este respecto y teniendo en cuenta algunos de los nombres citados, en segundo lugar tenemos que hablar de la influencia del otome en creadores de todo el mundo. Es decir, originariamente, este género estaba estrechamente vinculado a nombres nipones que, a su vez, se servían de la estética propia del manganime para dar vida a distintos personajes. Bien es verdad que en la mayoría de los casos nos vamos a encontrar con esta misma estética, así como con una serie de elementos característicos del género: los diferentes modelos de personalidad tan marcados de los personajes*, situaciones como festivales escolares o de carácter tradicional/popular y un largo etcétera. Pero, por otro lado, no podemos dejar de comentar otras creaciones que huyen de estos convencionalismos para dar lugar a obras maravillosas y originales.

Una de las imágenes promocionales del juego en la que podemos ver a los tres personajes principales, de izquierda a derecha: Nadia, Asra y Julian
Nos referimos en este caso a The Arcana, un juego que podemos fechar en 2017 a manos de Nix Hydra. Se trata de una visual novel gratuita disponible para su descarga que, al igual que en los otros casos de aplicaciones de dispositivos móviles, cuenta con ciertas limitaciones a la hora de jugar, como son las llaves que desbloquean las escenas o las monedas para las opciones de carácter, sobre todo, erótico. Si bien es un juego que se puede disfrutar perfectamente si se tienen ganas y paciencia, y que en la actualidad dispone de un total de tres rutas completas (con sus finales buenos y malos), algunos episodios complementarios y la promesa de nuevos personajes “romanceables”.
Bien, si tenemos que empezar a mencionar cosas positivas acerca de este juego, debemos hablar de la estética, que deja de lado ese tratamiento propio de la animación japonesa para dar lugar a un estilo propio. De esta manera, podemos encontrar diferentes tratamientos físicos que se corresponden con personajes de diversa etnia. A este respecto debemos hablar (centrándonos en las rutas disponibles) de Julian con su figura extremadamente estirada y su evidente personalidad dramática; Asra de apariencia más andrógina, piel tostada y actitud misteriosa por bandera; y Nadia, divina, soberbia y con una anatomía proporcionada y rotunda. Por supuesto, estos son los tres personajes principales por el momento, pero en este caso se introducen otros, tanto femeninos como masculinos, que, de nuevo, vienen a romper con los modelos físicos a los que estamos acostumbrados en este tipo de juegos: Portia, Muriel o las hermanas Satrinava son otros tantos ejemplos a tener en cuenta.

Un ejemplo claro de diversidad son las coloridas hermanas Satrinava (Nadia, a la derecha)
Siguiendo con nuevas rupturas y novedades, quiero comentar el tema de selección de pronombre. Normalmente, a la hora de jugar a un otome el sexo del jugador viene determinado por la clase de romance que se establece. En la mayoría de los casos si los personajes “romanceables” son chicos o palomas, quien juega maneja una chica, y viceversa. Aquí no, se ofrece la posibilidad de elegir entre un pronombre masculino, femenino o bien adoptar un género no binario (representado con el pronombre they), lo que no condiciona prácticamente las escenas salvando el tratamiento que te dan los ligues de turno. Nix Hydra aporta, mediante un único juego, una representación bastante interesante de diversas identidades sexuales, atracciones y modelos relacionales gracias tanto a la diversa iconografía de sus protagonistas y al establecimiento de relaciones y shippeos entre los mismos.
Por supuesto, este es un factor que le suma interés al juego, ya que, a través de una historia de ficción, se habla de la actualidad de nuestra sociedad, se visibilizan ciertas situaciones con naturalidad y corrección (a pesar de algunas críticas que vienen a cuestionar esto) y se da un paso más allá a la hora de jugar, sin perder, en este caso, la calidad de la historia y las escenas a través de las que se desarrolla. Esto también es algo poco común ya que, como bien nos indica la naturaleza de este tipo de juegos, el principal objetivo es el establecimiento de una relación romántica, por lo que los personajes que se manejan a veces suelen ser un poco pánfilos y la historia, por ende, lineal con giros de carácter únicamente emocional. Sin embargo, aquí tenemos acción y magia, un misterio que desencadena toda la historia y una batalla única con sus distintos desenlaces, sin dejar de lado el romance, claro, ¡seguimos hablando de un otome!
En resumidas cuentas, una buena forma de probar algo diferente con un mensaje distinto, plagado de personajes carismáticos y adorables con escenas preciosas y furros. Porque sí, también tiene furros.
*Nos referimos a actitudes arquetípicas que se repiten en varias obras pertenecientes al manganime. A título de ejemplo, entre otros muchos, podemos hablar del tsundere, como un personaje reservado y misterioso que realmente no sabe cómo encauzar y expresar sus sentimientos, el shota como aquel que muestra actitudes más inocentes o incluso infantiles, etc.
Etiquetas: diversidad, fantasía, móvil, Nix Hydra, novela visual, Otome, The Arcana, visual novel
¡Gracias por hacerle una nota a este juego! Es fantástico y creo que necesita toda la publicidad posible.