Amigos para siempre you will always be my friend

Sigue viviendo, Ichi

Sigue viviendo, Ichi

El tropo de la familia elegida suele darse bastante en videojuegos: une protagonista que reniega de su familia de sangre, o que carece de ella, acaba juntándose con gente muy afín y leal, que acaba convirtiéndose en amigues y termina formando esa familia elegida. Videojuegos como Final Fantasy IX, Tales of Vesperia e incluso Los Compañeros de The Elder Scrolls V: Skyrim tienen este tipo de relaciones. Les protagonistas encuentran a NPCs que les acompañan a lo largo de su aventura prestándoles ayuda, armas o algún chiste malo. Unas relaciones que se pueden afianzar o debilitar según lo que elija quien juega, pero que de una manera u otra acaban dejando una marca importante en nuestra aventura. Gente de la que no nos queremos despedir después de haber pasado muchas horas en compañía, y a la que acabas cogiendo cariño. Yakuza: Like a Dragon no sólo ejemplifica a la perfección el tropo de la familia elegida, sino que también nos enseña que la vida son les amigues que hacemos por el camino.

A partir de este punto hay spoilers del juego, lee bajo tu responsabilidad.

Esta entrega nos presenta a Ichiban Kasuga, un exyakuza cuarentón que sale de prisión después de 18 años por pagar la deuda que tenía con su jefe. A lo largo del juego se hace hincapié en que Kasuga nunca ha tenido una vida fácil: ha vivido siendo una persona pobre, con una familia desestructurada —su padre adoptivo trabajaba en una casa de baños, y las trabajadoras del lugar se hacían cargo de él—, metiéndose en cientos de problemas, y, sobre todo, intentando sobrevivir en un mundo en el que nadie le dio una oportunidad. Siempre le han tratado como un delincuente y un paria, pero a pesar de eso Ichiban sigue siendo una persona idealista, honrada, con un corazón que no le cabe en el pecho y que sueña con ser un héroe.

Ichiban en la oficina de empleo buscando trabajo

Ichiban es un himbo de los pies a la cabeza y lo quiero mucho

Con su entrada en la yakuza logró cambiar un poco su situación: Masumi Arakawa, el jefe de la familia homónima, lo acoge como si fuera su propio hijo, y a pesar de que tiene que seguir viviendo una vida criminal, Kasuga continúa demostrando ser una buena persona. En las primeras misiones del juego decide no cobrar una deuda con un civil que debe dinero a la familia, y devuelve el dinero a un grupo de adolescentes que habían sido estafados mientras querían comprar unos vídeos porno. Todo hecho a sabiendas de que uno de sus superiores, Jo Sawashiro, puede castigarlo de manera muy severa. 

Por lealtad a su jefe, acepta cargar con la culpa de un crimen que no ha cometido. Durante su estancia en prisión, el único consuelo de Ichiban es volver a la vida que tenía, pero nada sigue igual en su familia yakuza tras esos 18 años: se lleva una decepción tras otra al descubrir que su familia lo ha dejado de lado, y su jefe, Arakawa, ha traicionado al clan Tojo. Pero su mayor decepción viene cuando éste lo intenta asesinar.

Sin embargo, a Kasuga le da igual que su antiguo jefe haya intentado matarlo: lo busca para solucionarlo y saber por qué tomó esa decisión. Aunque sea una persona impulsiva que prefiere resolver las cosas a puñetazo limpio, también sabe lo necesario que es hablar, conocer a les demás y qué les mueve a hacer una cosa u otra. Por encima de todo, intenta buscar el lado bueno de la gente, empatizar con elles, tal y como ocurre al final del juego.

Durante su particular camino del héroe, Kasuga va formando su extravagante grupo de amigues: una panda de pringades, sin oficio ni beneficio, cansades de la vida —y muchas veces superades por todo lo que les ha tocado vivir— pero que no dudarán en ayudar a Ichiban si es necesario. No jugaremos con estudiantes adolescentes idealistas, sino con gente al borde de la jubilación, vagabundos, camareras y algún que otro mafioso. Perfiles que se alejan un poco del estereotipo clásico de protagonistas y que dan un soplo de aire fresco. En el grupo de Kasuga cada une tiene sus problemas y dificultades, sueños frustrados y preocupaciones, que no impiden que al final del día puedan irse a comer unos takoyakis a uno de los bares de Ijincho, mientras se ríen de lo que les ha pasado.

Esta es una de las grandes virtudes de esta nueva entrega de Yakuza, cómo trata el tema de la amistad y de la familia encontrada. Muchos de los personajes lo han perdido todo a lo largo de su vida, no tienen relación con su familia de sangre o se encuentran totalmente solos por las decisiones que han ido tomando a lo largo de su vida. Cosas que a Kasuga no le importan en absoluto, y le tiende la mano a todo el mundo sin importar su pasado o lo que hayan hecho. Es el tipo de persona que se pelea con alguien y, al terminar, le pide que se una a su equipo.  A través de conversaciones en el Bar Survive, el centro de operaciones del grupo, Ichiban va estrechando lazos con sus amigues, conociendo más cosas sobre su pasado y las decisiones que les han llevado hasta ese momento de sus vidas, además de ayudarles en sus distintas situaciones personales.

Joon-gi Han hablando con Kasuga en el bar Survive

Joon-gi Han va de duro por la vida pero luego es un poco bollito

El vínculo con nuestro equipo se forja a través de peleas en la calle, comiendo en un restaurante, cantando en el karaoke o caminando por la ciudad, entre otras acciones. Son estos los momentos en los que podemos conocer mejor al resto del elenco y aumentar nuestra relación con elles; también podremos mantener conversaciones en el Survive para ayudarles a resolver sus problemas. De esta manera, podemos aprender sobre sus gustos y lo que les desagrada, todo para poder pasar un buen rato juntes, en definitiva.

Como mencionaba anteriormente, Ichiban cree en la bondad de la gente, y que todo el mundo necesita una segunda oportunidad: es el caso de Nanba, el vagabundo que lo salva de la muerte al llegar a Ijincho y posteriormente traiciona al grupo para poder encontrar a su hermano. Tampoco duda en acoger a Saeko después de que se quedara totalmente sola tras la muerte de su jefe, y también acepta a Eri tras ayudarla a reflotar su negocio familiar. También pasa en el caso de algunes antagonistas del juego: Masato Arakawa, reconvertido en Ryo Aoki, se presenta como el villano principal de la entrega, e Ichiban es el único que cree que puede ser redimido. No cambia de opinión a pesar de que Aoki envíe hordas y hordas de yakuzas de la Alianza Omi tras él y su grupo para intentar matarles en varias ocasiones. En el juego hay poquísimas personas a las que Kasuga considere irredimibles, como Akira Mabuchi, el segundo al mando del grupo Liumang, la mafia china de Ijincho. Y sólo lo hace tras muchos enfrentamientos y sólo después de que malgaste las oportunidades que le ha dado.

Además del reparto principal también conoceremos a otres NPCs que se harán amigues nuestres, como Hamako, Osamu Kashiwagi —el barman del Bar Survive—, o Nick Ogata, que ayudan a Ichiban cuando más lo necesita. Son gente a la que acude en momentos puntuales de la historia principal (e incluso son importantes en las secundarias) y que le apoyarán sin importar lo que pida. Sin embargo, Kasuga también forja amistades no sólo con amabilidad, como ocurre con Goro Maijma y Taiga Saejima, a los que el grupo debe derrotar en uno de los combates más duros del juego. Sea a golpes o con gestos amables, Ichiban va formando una alianza con gente apartada, repudiada y expulsada, condenada en muchas ocasiones a vivir en la sombra, escondida. Estas alianzas se traducen en ofrecer sitios seguros donde el grupo pueda descansar y reponer fuerzas, o en apoyo en algunos momentos clave de la trama. Otres también aparecen como mercenaries a les que llamar en las peleas, y que se desbloquean o bien avanzando en la historia principal o a través de misiones secundarias.

Tortilla, una gallina, se une al equipo de mercenarios

Tortilla, además de ser la mejor empleada de Ichiban Holdings, es una excelente mercenaria

El juego logra equilibrar los momentos dramáticos con los cotidianos y tranquilos: a pesar de que el mundo se esté desmoronando y se esté forjando una guerra por el poder político y mafioso de Japón, Kasuga y compañía siempre tienen un momento para poder tomarse unas cervezas, salir a cenar o pasarse una noche entera en el karaoke. Momentos que pueden verse en cualquier grupo de amigues de la vida real que sale a divertirse o despejarse.

Una de las escenas más potentes en este sentido es el momento en el que Kasuga se reúne con Ryuhei Hoshino —el líder de la yakuza de Ijincho—, Seong-hui —la líder de la mafia coreana Geomijul—, y Zhao —el líder de la mafia Liumang— en un local de Restaurant Row, la zona de acción de éstes últimes, para discutir sobre el futuro de la Muralla de Matones. Mientras Seong-hui y Hoshino hablan con Kasuga, Zhao está en la cocina terminando de preparar la comida. Es una escena muy costumbrista, que inspira hasta comodidad, en medio de una de las partes más dramáticas de todo el juego. Por ejemplo, en la primera película de Los Vengadores, después de la batalla final, el elenco aparece comiendo shawarma en un restaurante de Nueva York, donde se aprecia la destrucción a su alrededor pero también el momento de relax que tanto necesitan. Aunque es más común encontrar este tipo de costumbrismo en la ficción japonesa, como en los mangas El Gourmet Solitario y Paseos de un gourmet solitario, de Jiro Taniguchi y Masayuki Kusumi, además de La cantina de medianoche (Tokyo stories) de Yaro Abe. Estos volúmenes cuentan historias totalmente costumbristas y centradas alrededor de la comida, donde los personajes van contando sus vivencias y lo que les ocurre, con un matiz mucho menos dramático pero en ocasiones con revelaciones impactantes o momentos de tensión. Yakuza: Like A Dragon sigue esta estela y tiene muchos momentos reconfortantes, de conversaciones entre amigues con una bebida o un plato de comida delante, que hacen olvidar que estamos en medio de una guerra abierta.

Esta cotidianeidad y comodidad también la siente le jugadore: desde Ryu Ga Gotoku logran transmitir esa misma sensación de amistad y compañerismo, y al fin y al cabo les amigues de Ichiban acaban siendo también les nuestres. Una conexión que me ha costado ver en otros títulos pero que en este se percibe de una manera más clara y directa. El final del juego, después de la última pelea, nos enseña a todes les amigues de Ichiban hablando de él precisamente, de cómo se ha comportado con elles y que ha decidido quedarse en Ijincho para ayudarles en vez de marcharse a Osaka para poner en marcha un plan de reforma de la yakuza, junto con Majima, Saejima, Daigo Dojima y Masaru Watase, entre otros. Todo con el objetivo de poder acoger a los yakuza que se han quedado sin su modo de vida después de la disolución de las bandas. Un mensaje de esperanza y de amabilidad que muchos personajes no habían recibido en su vida, y que Kasuga no duda ni un momento en dárselo. A pesar de que Ichiban también ayuda a muchos de los personajes a lograr su meta y su propósito, también les da una razón para seguir con él y con su vida

“Sigue viviendo, Ichi” es la frase final que aparece en el juego y termina de enviar un mensaje muy potente a quien juega: no importa lo que pase si tienes a tus amigues cerca. Yakuza: Like A Dragon, además de hablar de no rendirse ante las adversidades y de buscar apoyo y ayuda cuando más lo necesitamos, hace un buen reflejo de las relaciones familiares y de amistad, enseñándonos que a veces la familia de sangre no es lo más importante, y que la vida son les amigues que hacemos por el camino.

Ichiban, Zhao, Joon-gi y Saeko se hacen una foto juntes

Entre pelea y pelea siempre hay tiempo para un selfie con tu grupo

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Meren Plath
Meren Plath @serendipia_s

be gay do crime take a nap. soy arándano de Animal Crossing. CEO de las Movidas Nucleares™, testeadora, presento el pugcast, doy mazo la chapa.

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