Yokai, Ikai, es de lo que no hay
Análisis de Ikai

28/06/2022 | Alystrin | No hay comentarios
En no pocas ocasiones hemos escuchado que el terror japonés es el máximo exponente del género. No por desagradable o gore normalmente, sino por la habilidad que tiene para crear tensión basándose en nuestros miedos más ancestrales. Además, todo lo referido al folklore nipón está rodeado de cierto aura de misticismo. Ikai es uno de esos títulos que aúna ambos aspectos: terror psicológico y mitología y tradición japonesas. Sin embargo, Endflame, el estudio tras este juego, no está ubicado en ninguna localización asiática, sino en Barcelona.
Naoko es una joven sacerdotisa que vive junto a su tío en el templo. Por el momento, es una figura menor del santuario. Se encarga de las tareas domésticas, pero también de escribir las plegarias que sellarán a los demonios. Pero, al ir a hacer la colada, sufre un ataque destinado a derramar su sangre y, con ello, romper la barrera sagrada del santuario y permitir la llegada de espíritus poco amistosos. Naoko se arma de valor y decide purificar la zona ella misma, ya que su tío se ha ido de viaje.
Desde el comienzo en el bosque nos encontraremos en un ambiente siniestro, rodeado de fuerzas que no vemos, pero cuya ominosa presencia se hace sentir. El escenario principal es el templo y sus distintos edificios, que podremos explorar a placer. Sin embargo, por lo general el objetivo a lograr estará bastante claro y circunscrito a una única zona.

La oscuridad y el juego de luces son básicos en Ikai
Nuestra misión es averiguar qué fuerzas malignas nos rodean y desterrarlas al más allá, buscando el objeto maldito que las encadena a nuestro mundo. Sabremos cuál es porque, al acercarnos, escucharemos una algarabía de voces hablando a la vez, sin distinguir lo que dicen. Entonces deberemos completar el segundo objetivo, que es dibujar el sello correcto en un papel y aplicarlo al objeto.
Todo esto en principio parece sencillo, pero nos enfrentaremos a diversos desafíos. En ocasiones deberemos proceder con sigilo para que el yokai correspondiente no nos detecte. Otras, en cambio, habrá que decidir una ruta de huida a toda velocidad. Y, en todas ellas, aparecerán puzles para resolver, cuya dificultad se va incrementando conforme avanzamos. Incluso podría decir que los dos o tres últimos son más bien poco intuitivos, y podemos tardar bastante en dar con la solución.
Los coleccionables del juego son de dos tipos. Por un lado, tendremos objetos característicos de la época, como sombrillas o la pluma de grulla, y, por otro, habrá ilustraciones de los diversos demonios acompañadas de su descripción, como si de una enciclopedia se tratase. Además, los diversos logros no son precisamente fáciles de conseguir y muchas veces implican que ejecutemos una acción de modo perfecto al primer intento. Esto hace que, a pesar de su corta duración, si solamente nos fijamos en la historia, empleemos mucho más tiempo si nuestro modo de juego es completarlo al 100%.
El esfuerzo por crear un ambiente acorde a la temática se hace notar desde el primer momento. Podemos elegir tanto doblaje inglés como japonés (recomiendo este último). La música está ausente durante prácticamente todo el juego: solo escucharemos la voz de nuestra protagonista y diversos sonidos ambientales. Esto nos dará pistas acerca de dónde se sitúan nuestros enemigos o, como ya hemos dicho, la localización del objeto maldito.

No confíes en nadie
Aunque hay diversas mecánicas (sigilo, carrera, ocultación…), cada una se usa muy pocas veces, normalmente una o dos como máximo. Y es una lástima, porque se desaprovechan considerablemente. Claro que también debemos tener en cuenta la duración del juego, ya que, al ser tan breve (sobre unas dos horas si no nos entretenemos demasiado), no da tiempo a utilizarlas mucho más. Los acertijos, en cambio, son muy frecuentes. Ello convierte a Ikai en un juego más de puzles y exploración que de terror, puesto que la sensación de miedo se diluye bastante.
Más que terror puro, Ikai incomoda. Aparecen, por supuesto, algunos jumpscares. Unos están basados en apariciones sorpresivas ante nuestros ojos y ruido fuerte (un recurso muy manido), otros en giros de cámara bruscos que nos muestran cosas que desearíamos no haber visto. Pero, sobre todo, se basa en la oscuridad y una tensión constante, incrementada de vez en cuando por algún sonido sospechoso o sombras que nos hacen imaginar cosas.
Aun siendo un juego modesto, Ikai es un título bastante resultón. El punto fuerte, sin duda, es su ambientación, y crea momentos de angustia a base de un buen uso de luces y silencio casi absolutos a nuestro alrededor. La historia que nos cuenta es razonablemente sólida, aunque la sensación es que se queda inconclusa una vez vemos los títulos de crédito. Sin embargo, y a pesar de todos los puntos positivos, las mecánicas se diluyen por su poco aprovechamiento durante el juego. Un walking simulator a medio camino entre un juego de puzles y uno de terror.
Clave proporcionada por Meridiem Games.