Como un dragón tu ronin llegó a mi vida

Análisis de Like a Dragon: Ishin!

Análisis de Like a Dragon: Ishin!

El pasado mes de septiembre, durante un State of Play, Sega dio a conocer la noticia de la llegada a Occidente de Like a Dragon: Ishin!, un remake del spin-off lanzado en 2014 para PS3 y PS4 solo en Japón, ya que nunca se llegó a localizar en el exterior, probablemente creyendo que no le interesaría al público. Quizá ese día no os enteraseis de la noticia, pero estoy segura de que notasteis esa perturbación en la Fuerza que se produjo a los tres segundos del tráiler cuando la mitad de nuestra redacción se puso a chillar y a dar volteretas. Y yo la primera, por supuesto. Por ello, en cuanto tuve la oportunidad de analizarlo me lancé a por él como un dragón (je), y no os miento si os digo que, a pesar de que se le noten los años, es uno de mis candidatos a los GOTY. Y solo estamos en febrero. 

Like a Dragon: Ishin! cuenta la historia de un período concreto y definido de la vida de Sakamoto Ryoma, quien, a pesar de no conocerlo de nada, se hará un hueco muy rápido en nuestros corazones, no solo porque su aspecto físico es el de Kiryu Kazuma, sino porque gran parte de su personalidad también encaja con lo que ya conocemos. Y es que esta es una de las grandes claves de este título: cada personalidad histórica que nos vamos a encontrar irá representada por uno de los muchos personajes que aparecen en toda la saga. Y aunque muchas veces su personalidad encaje con la que ya pudimos ver en otros títulos, no nos podemos confiar, porque no siempre será exactamente igual y se comportarán más bien como actores dentro de un teatro. 

Primer plano de Ryoma y Okita

El juego está situado históricamente durante el Período Edo, en 1867, durante el mandato de Yoshinobu Tokugawa. Sakamoto Ryoma vuelve a Tosa, su provincia natal, tras un tiempo de entrenamiento en Edo. Él esperaba poder empezar a cambiar las cosas para mejor, pero todo se tuerce y acaba teniendo que exiliarse, partiendo en busca de venganza tras el asesinato de una persona de su familia. Así es como llega a Kioto, lugar donde adopta el nombre de Hajime Saito y se alista en las filas del Shinsengumi. Y, como todo esto es un terreno alarmantemente peligroso en cuanto a los spoilers se refiere, voy a limitarme a decir que, como ya es costumbre de la saga, toda la trama gira de plot twist en plot twist, y nunca nada es lo que parece, por lo que es bastante probable que acabéis chillándole a la pantalla con cada giro que no os esperáis. Porque, además, aunque conozcáis un poco la historia de Japón, lo cierto es que no es históricamente correcto y se toman muchísimas licencias para que todo pueda encajar dentro del juego, a pesar de que, de forma general, sí pueda usarse para enterarnos a grandes rasgos de qué estaba pasando por allí en aquella época.

Por supuesto, no hay Yakuza (o, ahora, Like a Dragon) sin secundarias y minijuegos, así que aquí también nos vamos a encontrar con un número altísimo de cosas que hacer entre drama y drama cinemático. Las historias secundarias, o subtramas, son de lo más variopinto. Por un lado nos encontraremos cosas sencillas y a veces un poco repetitivas, como ayudar a cortar leña a un señor mayor, dar de comer a un gato o darle verduras a un niño, pero también nos podremos encontrar ese tipo de misiones que se nos quedarán en la memoria por lo absurdo, como una en la que Ryoma tendrá que ir corriendo en tanga (vaaaale, fundoshi) por la calle porque alguien le robó la ropa. Otras, incluso nos desbloquearán diferentes secciones del juego, como la que nos permitirá tener nuestra propia casa con huerto, gallinas, gatitos, perritos y una cocina en la que podremos hacer todas las recetas que nos permitan los ingredientes que vayamos consiguiendo, tanto cosechando, como pescando o comprando en las diferentes tiendas. Para qué queréis Stardew Valley si podéis tener a Ryoma plantando tomates. Aunque tampoco podemos dejar atrás los minijuegos, y es que si bien han tenido que prescindir de cosas más tecnológicas como las carreras de cochecitos o los ganchos y videojuegos del edificio de SEGA, han añadido nuevos minijuegos como las carreras de gallinas, la danza buyo o el corte de balas de cañón con katana, y todavía se siguen manteniendo algunos, como el karaoke (sí, está Baka Mitai), el mahjong o el shogi. Como veis, no os vais a aburrir, sean cuales sean vuestras preferencias.

Combate con el estilo bailarín salvaje

Donde más se nota la época en la que salió originalmente Like a Dragon: Ishin! es en los controles del juego, así como los menús y el manejo general que, salvo el añadido de las cartas de combate, no ha cambiado mucho. Tanto para lo bueno, como para lo malo. Cuando jugamos a este título no podemos dejar de tener muy en cuenta que salió justo antes de Yakuza 0, porque se le nota muchísimo al ver algunas opciones que de forma posterior mejoraron gracias a este. Los controles durante el combate se dividen en cuatro estilos: podemos luchar con katana, con pistola, con una combinación de katana y pistola, o directamente con los puños. Cada estilo irá mejor o peor contra ciertos enemigos, por lo que nos pasaremos el juego intercambiándolos y buscando siempre el más óptimo, haciendo que acabemos aprendiendo a luchar con todos y no nos limitemos a buscar el arma más fuerte y arrearle a todo lo que se mueva. Sin embargo, esto también hace que poco a poco vayamos siendo superiores a los enemigos, volviéndose bastante fáciles en algunas ocasiones. Aunque nada que no pueda solucionarse yendo a las opciones del juego y subiendo el nivel de dificultad. Lo que quizá rompe más la dificultad del juego son las cartas. A partir de cierto momento de la trama nos añaden a los combates unas cartas que podremos asociar a cada estilo de lucha, usando las que más nos gusten de las que tenemos disponibles, o de las que vayamos desbloqueando. Al principio nos ofrecen una pequeña ayudita, pero en cuanto vayan subiendo los niveles o las coloquemos haciendo un combo concreto, acaban solucionando ellas solitas medio combate. Y no os digo nada si se usan las del DLC gratuito del mazo de cartas de generales de élite, que vienen al nivel 99. Pero tener a Rahul Kohli en una cartita en pantalla merece la pena aunque nos haga todo más fácil. 

Como no podía ser menos, teniendo en cuenta la saga a la que pertenece, los gráficos de Like a Dragon: Ishin! son exactamente lo que esperamos de ellos. No nos vamos a encontrar con un título en el que destaque un hiperrealismo absurdo que nos haga preguntarnos si ese Ryoma es un modelo 3D o un actor real, porque ese no es su estilo. Sin embargo, sí nos encontraremos unos detalles tan cuidados que nos harán sumergirnos por completo en la historia, sus dramas y, en general, su mundo. Con unas animaciones que dan toda la personalidad a cada personaje (salvo a Ito, que por algún motivo sus animaciones faciales se ven bastante raras), y las posiciones de cada tipo de lucha, consiguen que todo se vea lo más realista posible sin necesitar más potencia. Además, y esto ya es algo que me obsesiona personalmente en la saga Yakuza, su forma de construir la ciudad de Kioto no tiene nada que envidiar a las calles de Kamurocho, salvo lo ya mencionado antes, pequeños errores que ellos mismos supieron mejorar en Yakuza 0, como la desaparición repentina de gente que pasea por la calle.  

Calles de Kioto

Like a Dragon: Ishin! es un juego perfecto para la gente que ya estaba dentro de la saga Yakuza, porque aunque cambie la época en la que está situada la trama, la esencia del juego es exactamente la misma, y se nota. Sin embargo, es todavía mejor para quienes quieran iniciarse porque, si bien no van a reconocer a todos los personajes que aparecen, al ser una trama contenida en este único título es mucho más fácil evitar el agobio de ver horas y horas de juegos numerados y en la lista de pendientes. Y, además, está traducido al español (con sus debidas acreditaciones), cosa que no puede decirse de gran parte de ellos. Lo que está claro es que, ya sea como Sakamoto Ryoma o como Kiryu Kazuma, en esta web lo vamos a querer mucho.

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Nix

I run on coffee, sarcasm and lipstick. Hace años le vendí mi alma a Bioware y me convirtieron en la Shadow Broker. Tengo un papelito que dice que soy N7, pero no quieren darme mi propia nave. Me gusta llevarle la contraria a la gente y por eso soy una Inquisidora enana y pelirroja.

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