¡Es la polla!

Análisis de Screaming Chicken: Ultimate Showdown

Análisis de Screaming Chicken: Ultimate Showdown

Nunca he entendido qué tienen los pollos de goma que me hace tanta gracia. Es el objeto de broma más absurdo del mundo. Simplemente se aprietan y emiten un sonido más o menos estridente, que puede compararse con el del animal al que satirizan, acompañados de una mueca bastante boba. Sin embargo, cada vez que juego con uno, me río inevitablemente. Es más, presiono varias veces seguidas el pollo de goma para que parezca que se está riendo, lo que hace que me ría más, y que la gente de mi alrededor se plantee encerrarme en una institución mental. Y con razón. El caso es que algo parecido me ocurre con Screaming Chicken: Ultimate Showdown.

Los juegos con monigotes flácidos me hacen extrema gracia. Llevo años persiguiendo sin éxito a mi entorno videojueguil para compartir una (o varias) sesiones de Human: Fall Flat o Gang Beasts. Y es que, igual que con el chillido del pato de goma, la torpeza blanda me resulta muy cómica. ¿La clase de persona que se ríe con vídeos cotidianos de objetos o animales a los que se les ponen caras y brazos para dar expresividad? Sí soy.

Screaming Chicken: Ultimate Showdown es tan simple como desternillante. Se trata de un juego multijugador donde pollos de goma luchan por sobrevivir en diversos entornos. Estos personajes, además de emitir una versión corta del característico cacareo, son patosos y flojos. Sus movimientos consistirán básicamente en agarrar, interactuar y lanzar bombas, aunque ni el entorno ni el resto de personas de la partida lo pondrán fácil.

Asimismo, los niveles resultarán tan frenéticos que es fácil que nos derroten antes de saber siquiera dónde estábamos. Pero sólo al principio. A base de jugar, no sólo nos haremos a los controles, sino que desarrollaremos nuestro propio estilo de juego. Y todo vale, sea empujar al resto hacia su propia muerte o esperar pacientemente nuestro momento de actuar mientras el resto lucha. También encontraremos objetos que pueden sernos de utilidad para alzarnos con la victoria, aunque a menudo daremos con alguno que nos costará entender cómo funciona exactamente.

Por su parte, algunos escenarios estarán llenos de elementos que no sólo obstaculizarán nuestro camino, sino que pueden llegar a ser la causa de nuestra derrota. No será rara la ronda en la que moriremos porque nos han alcanzado unos láseres, o porque se ha inclinado demasiado la superficie. Y recordemos que habrá otras personas tratando de quitarnos de en medio para ganar. Llamarlo caos sería quedarme corta.

Captura de una partida de Screaming Chicken: Ultimate Showdown precipitando a otra jugadora

En Screaming Chicken: Ultimate Showdown estaremos siempre con más gente. No existe el juego en solitario o con bots, ni tendría sentido más allá del entrenamiento. Sin embargo, podremos escoger entre partidas online o locales. En el modo online, podremos acceder a una partida rápida, buscar una sala, introduciendo el número correspondiente, o crear una propia e invitar a contactos de Steam. En el modo local, tan solo deberemos escoger uno de los modos de juego, el tipo de mapa y el número de rondas, y añadir tantos mandos como participantes, hasta un total de cuatro.

Pero antes de nada, nos veremos en la obligación de superar un breve tutorial. Tutorial al que podremos volver siempre que queramos, cosa que nunca está de más si, por ejemplo, llevamos idea de cambiar de periférico. Y es que se controla con la misma comodidad tanto con mando como con ratón y teclado. Aunque si los controles se nos atragantan, también nos permite modificarlos al gusto.

Disponemos de dos modos de juego: Free for All o 2vs2. En cualquiera de ambos casos, se podrá elegir entre utilizar mapas oficiales, de la comunidad, una mezcla de ambos, o escoger al gusto. También seleccionaremos el número de rondas en las que consistirá la partida, hasta un máximo de 20. Una vez personalizada la partida, esperaremos al resto de participantes, pudiendo crear una sala pública o privada en el modo online.

En la sala de reunión, podremos modificar el aspecto de nuestro pollo de goma y de nuestra bomba. Y una vez todo el mundo indique que está preparado, comenzará la partida. Asimismo, las opciones de personalización son múltiples, pero tendremos que jugar para desbloquear todos los aspectos. Y es que sólo cumpliendo determinados objetivos conseguiremos estéticas. Por suerte, en el Gallinero podremos ojear en todo momento cuáles tenemos y qué requisito hay que cumplir para desbloquear aquellas que no. Y no sólo elementos estéticos, sino también reacciones y bailes.

Cabe decir que es una pena no poder accionar reacciones ni bailes en la sala de espera, porque sería donde más juego se les podría sacar. Una vez iniciada la partida, no hay espacio para estos elementos. Al menos no más allá del hecho de acordar parar por algún motivo, por ejemplo, si alguien necesita ausentarse un momento. Por su parte, una acción muy divertida y que sí puede tener cierta utilidad es la de fingir nuestra muerte. Aunque no siempre conseguiremos engañar al resto de participantes. También será divertido, pero poco útil, pulsar el comando que nos hará gritar como auténticos pollos de goma.

Captura de una partida de Screaming Chicken: Ultimate Showdown fingiendo mi muerte.

En lo técnico, cuenta con un apartado audiovisual sencillo, pero suficiente. Gráficamente muestra colores vivos y brillantes, y en lo sonoro nos acompañará una melodía alegre que no llega a resultar molesta en ningún momento. Además, se encuentra disponible en múltiples idiomas, entre ellos el nuestro. Aunque es posible que necesite un pequeño repaso, ya que encontramos algunas pantallas bilingües.

Screaming Chicken: Ultimate Showdown es tan divertido como caótico. Un título multijugador ideal para pasar el rato en compañía y reírse hasta llorar, tanto por las situaciones que viviremos como por los innumerables juegos de palabras que pueden surgir durante las partidas. De hecho, el streaming que dedicamos en nuestro canal de Twitch hace unos días ha sido uno de los más desternillantes, para jugadoras y gente del chat, que recuerdo. Hablando de esto, el juego cuenta con enlace a Twitch, mediante el cual las personas del chat pueden accionar una serie de comandos que harán aparecer objetos en el escenario. Cosa que puede dar muchísimo juego, aunque haya demasiadas opciones, todo sea dicho.

Se trata de un título que bebe, y mucho, de otros como Human: Fall Flat o Gang Beasts, pero con suficiente personalidad propia como para establecerse por sí mismo. De este modo, pasaremos horas volando por los aires, rodando por el suelo, haciendo gritar a nuestros pollos de goma y riendo a carcajadas al unísono. O, si me lo permitís, despollándonos un rato largo, mientras corremos de un lado para otro como pollos sin cabeza.

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Aonia Midnight
Aonia Midnight @AoniaMidnight

Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie

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