No preguntéis quién es Joe
Análisis de Joe Wander and the Enigmatic Adventures

08/06/2023 | Nix | No hay comentarios
De vez en cuando, entre los miles de indies que aparecen a diario en las listas de lanzamientos hay alguno que, sin destacar demasiado entre los demás, acaba llegando a nuestras manos para sorprendernos gratamente. Quizá es por lo mucho que me gustan los videojuegos, o tal vez sea porque con los indies soy menos exigente (por motivos evidentes), pero me resulta muy fácil engancharme a un título cuando veo que la base es sólida, a pesar de los pequeños fallos que pueda tener. Este es el caso de Joe Wander and the Enigmatic Adventures, que a pesar de mostrarnos a un protagonista con la apariencia de un “nostálgico”, sabe cómo mantener el tipo.
La trama de este juego podría caber en un post-it. Joe, nuestro protagonista, es una especie de Indiana Jones de marca blanca que, buscando un tesoro en el interior de una pirámide de apariencia maya, encuentra una gema gigantesca que activa un portal que lo arrastra hacia otro mundo. Y ya estaría. Como veis, la historia del juego es una simple excusa para localizarlo en un lugar concreto, darle sentido a su apariencia, y de paso mostrar el funcionamiento del mundo en el que estamos, con el uso de dichos portales. Es por ello que no nos importa, porque no hemos venido aquí a conocer la vida de Joe, sino a pasar el rato con un plataformas sencillo, de los de toda la vida, que viene aderezado con sus puzles que nos permitirán seguir avanzando.
Los diferentes mundos que forman Joe Wander and the Enigmatic Adventures se dividen en cuatro tipos: la jungla, Egipto, Japón y la nieve vikinga. Para acceder a cada uno debemos completar el anterior, por lo que no nos permitirán ir saltando al que más nos apetezca hasta que hagamos los deberes. Esto es porque su curva de dificultad está muy marcada, y si bien en un principio puede parecer un juego para niños, la cosa se va complicando un poco más en cada mundo, y nos acabará costando resolver algunos puzles que irán apareciendo a partir de la mitad del juego. Aunque no os creáis que es tan sencillo como pasarse un mundo y ya, porque cada uno se divide en cinco niveles. Para superarlos únicamente tendremos que conseguir llegar al final atravesando varias pantallas, hasta conseguir la gema correspondiente que nos permitirá abrir el siguiente portal, tal y como sucedía en la cinemática inicial, pero también tendremos un extra: conseguir cinco moneditas que estarán escondidas a lo largo del escenario. Por suerte, solo tendremos que cogerlas una vez, lo que quiere decir que si se nos queda una atrás no habrá que recoger las cinco de nuevo, sino que podremos ir exclusivamente a por esa. Y es que no veáis cómo se esconden, las puñeteras.
Quizá creáis que eso es todo, aunque lo cierto es que a Joe todavía le queda una tarea más que cumplir. Al superar los cinco niveles de cada mundo podremos desbloquear un último portal, pero este nos llevará a un combate con uno de esos jefes gigantes temáticos. Aunque, sinceramente, llamarlo combate es ser muy generosa, porque en realidad son unos puzles que deberemos resolver para poder vencerles (y quedarnos con sus moneditas). Estos jefes, como digo, irán acordes a cada mundo, y nos podremos encontrar una especie de figura maya, un lagarto mitad cobra, un dragón rojo y un pulpo enorme que vive en unas gélidas aguas. Por supuesto, al vencerlos nos darán la última gema necesaria para avanzar al mundo siguiente, pero fijaos bien en el que dejáis atrás, porque es posible que haya un mundo secreto por ahí escondido. Eso sí, como premio por cambiar de mundo nos desbloquearán un conjunto de ropa adecuado al lugar en el que estamos, aunque el mejor de todos siempre será el de la camisa hawaiana.
Tengo que reconocer que, si algo me ha sorprendido en este juego, es su apartado gráfico. Los títulos indies que nos solemos encontrar generalmente tienen una estética más derivada a lo artístico, con unos estilos que tiran más hacia la ilustración, el pixel art o el low poly, ya sea por ser el ámbito en el que mejor se manejan las pocas personas que forman el estudio o, simplemente, porque el hiperrealismo a veces cuesta mucho dinero. Por eso me sorprendió muchísimo ver la calidad y el movimiento de ciertos materiales del escenario. El brillo del oro, la textura de las piedras, las flores de cerezo, la lluvia y, sobre todo, el agua. Un agua tan perfecta que os puedo confirmar que más de un triple A actual le tendría envidia. Y con razón. Además, y como detallito, tengo que añadir que en la versión de PS5 incluso se aprovecha la vibración háptica, y podemos ir notando los pasitos que va dando el personaje: pie derecho vibrando a la derecha, pie izquierdo vibrando a la izquierda, o la amortiguación de los pasos dependiendo de si pisas piedra, hierba, nieve o arena.
Joe Wander and the Enigmatic Adventures es un título que probablemente pase desapercibido para la mayoría, pero que en el fondo merece la pena echarle un ojo. Su sencillez en los controles lo hacen perfecto para la gente que entre ahora en el mundillo de los videojuegos, añadiéndole además una curva de dificultad con la que consigue retarles a medida que se van autosuperando. Y, sobre todo en los últimos niveles, pondrá a prueba también a quienes ya lleven años jugando a otros títulos, ya que si bien no es un desafío de habilidad, sí lo es en cuanto a la resolución de los puzles. Quizá por todo esto pueda convertirse precisamente en ese juego perfecto para convertirlo en un multijugador de un solo mando, de esos en los que se unen dos cabezas para ir avanzando mientras ese mando va rotando de manos al grito de “¡A ver, déjame probar a mí!” e igualando a personas novatas y experimentadas.
I run on coffee, sarcasm and lipstick. Hace años le vendí mi alma a Bioware y me convirtieron en la Shadow Broker. Tengo un papelito que dice que soy N7, pero no quieren darme mi propia nave. Me gusta llevarle la contraria a la gente y por eso soy una Inquisidora enana y pelirroja.
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