¡Vamos, no me pitufes!

Análisis de Los Pitufos 2: El Prisionero de la Piedra Verde

Análisis de Los Pitufos 2: El Prisionero de la Piedra Verde

Cuando pienso en videojuegos de los Pitufos que han pasado por mis manos, recuerdo claramente la libreta en la que anoté las contraseñas de La Pesadilla de los Pitufos. Me parece que no llegué a terminar este juego de Game Boy Color, pero me entretenía de sobra repitiendo una y otra vez los niveles que sí sabía completar. Y llamadlo nostalgia, pero cuando se presentó la oportunidad de jugar Los Pitufos 2: El Prisionero de la Piedra Verde, no pude resistirme. Puedes sacar a la niña de los Pitufos, pero no a los Pitufos de la niña, o algo así. A fin de cuentas, sigo utilizando “pitufos/pitufas/pitufes” para referirme a peques.

En Los Pitufos 2: El Prisionero de la Piedra Verde, Manitas ha creado un invento revolucionario, la pitufadora. Si bien su objetivo inicial era hornear deliciosos pasteles, la realidad es que no termina de pitufar… digo, funcionar. Investigando llega a la conclusión de que si utiliza la Piedra Verde, conseguirá hacer que funcione como debe. Así, se adentra con otros tres Pitufos en la cabaña de Gargamel en busca de esta gema. Y al tratar de obtener un fragmento, libera a Stolas, lo que no parece la mejor idea. Sobre todo cuando éste desaparece tras un portal.

De este modo, nos adentraremos en una aventura en la que encarnaremos a diferentes Pitufos: Tormenta, Tontín, Filósofo y Manitas. Nuestro objetivo será, como era de esperar, traspasar los portales mágicos que se irán abriendo en busca de Stolas. Además, a lo largo del camino deberemos limpiar los cristales que han aparecido en las diferentes zonas que visitaremos.

Para ello utilizaremos la pitufadora, que si bien ha fracasado en su objetivo de preparar deliciosos pasteles, será la mar de útil como arma. Además, recolectaremos los cristales que vayamos limpiando, lo que servirá para mejorar la pitufadora. También desbloquearemos hasta tres municiones a lo largo de la aventura, además de la propia del arma, cada una con su funcionalidad. Y no sólo para defendernos de los cristálidos, sino también para resolver puzles que nos permitirán seguir avanzando.

Así, dispondremos de munición pegajosa, eléctrica y explosiva, que también podremos mejorar en el apartado correspondiente. Sin embargo, deberemos pensar bien en qué centrarnos a la hora de invertir nuestros cristales, ya que las mejoras son caras y no tendremos para todo. Y eso que no serán pocos los cristálidos a los que nos enfrentaremos, y de los que también recogeremos este recurso.

Captura de pantalla de Los Pitudos 2: El prisionero de la Piedra Verde. Tormenta bajando un río.

En cualquier caso, siempre podremos repetir los niveles y acumular más cristales o incluso completar una serie de Desafíos. Y es que a menudo, si nos desviamos del camino y exploramos, encontraremos portales mágicos morados. A través de ellos, accederemos a una serie de retos contrarreloj de diferentes tipos, como recorrer un laberinto o derrotar hordas de cristálidos. Y las recompensas dependerán de la medalla conseguida, pudiendo obtener cristales, ropa para los Pitufos o gemas de la nada, por ejemplo.

Estas gemas de la nada servirán para desbloquear habilidades especiales de las diferentes municiones, así como los talentos únicos de nuestros protagonistas. Como su nombre indica, serán diferentes para cada Pitufo, por lo que Tormenta lanzará un flechazo mortal, mientras que Tontín atraerá a los enemigos con una zanahoria.

Cabe decir que si bien la aventura es bastante lineal, sabiendo a dónde debemos dirigirnos en todo momento, la verdad es que los escenarios invitan a perderse. No en el sentido de necesitar un mapa, sino para dar rienda suelta a nuestra vena exploradora. Así será como encontremos gemas de la nada bien escondidas y cristales con los que veremos aumentar el porcentaje de completación del nivel.

Además, cada zona se encuentra dividida en tres secciones, con un evento de mayor intensidad en cada una. Y es que nos enfrentaremos a Stolas, por supuesto, pero también afrontaremos otros combates y algún que otro peligroso deslizamiento cuesta abajo y sin frenos. Aunque, sin lugar a dudas, lo que más llama la atención en Los Pitufos 2: El Prisionero de la Piedra Verde es la cantidad de combates y enemigos que encontraremos.

A lo largo de la aventura habrá más bien pocas zonas en las que no luchemos contra un número bastante alto de cristálidos. De hecho, acabaremos identificando las “zonas de combate” tan pronto como las veamos. Y no es que los enfrentamientos sean duros o inabarcables, todo lo contrario, sino que acabaremos viéndolos como un trámite para continuar. Tanto es así que aparecerán unas piedras verdes enormes bloqueando las vías de salida, obligándonos a luchar sí o sí.

Este alto número de enemigos no llegará de golpe, sino que irán apareciendo en pequeñas tandas, no surgiendo más hasta no haber derrotado a todos los anteriores. Además, en todo momento veremos un contador con el que sabremos cuántos nos quedan para seguir avanzando. A decir verdad no se trata de encuentros excesivamente difíciles, aunque algunas combinaciones de cristálidos nos harán pasar un mal rato. En cualquier caso, disponemos de varios modos de dificultad y podremos cambiar el escogido siempre que queramos. También podremos activar la asistencia al apuntado en caso de ser necesaria.

Captura de pantalla de Los Pitudos 2: El prisionero de la Piedra Verde. Combate.

Por su parte, nos curaremos absorbiendo con la pitufadora frutos con forma de corazón que encontraremos por los escenarios. Esto no supondrá un problema, ya que los propios frutos se regeneran pasado un tiempo y se hallan bien repartidos por todo el camino. Y lo mismo ocurrirá con las diferentes municiones de nuestra arma. Lejos de llevarlos siempre encima, deberemos absorberlos con la pitufadora y, entonces sí, seleccionarlos antes de utilizarlos. Eso sí, con mucho cuidado, ya que un uso continuado hará que el arma se sobrecaliente y quede temporalmente inutilizada.

Me gustaría decir que podemos hacer la aventura muchísimo más entretenida invitando a otra persona a jugar. Sin embargo, es probable que la parte más decepcionante de Los Pitufos 2: El Prisionero de la Piedra Verde sea el modo multijugador. Activarlo será tan sencillo como abrir el menú del juego, pero lejos de que la otra persona maneje su propio Pitufo, lo que controlará será una segunda pitufadora. Este modo de juego parece inspirado en quienes dan un mando desenchufado para crear sensación de estar compartiendo. Y es una verdadera pena, porque sería un juego bastante entretenido en conjunto.

Tampoco se trata de un título que saque partido a una PlayStation 5 o a su DualSense. Se ve bien, por supuesto, y las pantallas de carga ni siquiera parecen existir. Sin embargo, cuando la cámara se acerca a un personaje, los píxeles saltan tanto a la vista que da rabia. Por suerte, no es algo que ocurra demasiado, pero no deja de ser algo que llama la atención. Por lo demás, ofrece un apartado audiovisual tan simpático como los propios Pitufos. Y si bien las voces se encuentran íntegramente en inglés, podremos disfrutarlo en múltiples idiomas, entre ellos el nuestro, con el equipo de localización acreditado en el apartado correspondiente.

Los Pitufos 2: El Prisionero de la Piedra Verde es una aventura ideal tanto para peques como para quienes ya hace tiempo que peinamos canas. Se trata de un juego que invita a pitufar… digo, explorar sus maravillosos y amplios escenarios, con una historia sencilla pero suficiente. También quiere que lo pitufemos, digo… exprimamos a través de sus múltiples desafíos. Aunque sea para pitufar… digo, conseguir todos los recursos necesarios para pitufar… digo, mejorar al máximo la pitufadora o por los trajes desbloqueables. Perdón, no sé qué me está pitufando. Será mejor que vaya a ver a Papá Pitufo.

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Aonia Midnight
Aonia Midnight @AoniaMidnight

Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie

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