Seta quedando buena tarde
Análisis de Smushi Come Home

13/07/2023 | Nix | No hay comentarios
De vez en cuando, por pura casualidad del destino, en la escena indie de los videojuegos comienza a repetirse una temática concreta, una estética o un tipo de personaje, con lanzamientos casi simultáneos tras desarrollos de varios años. Esto es lo que está sucediendo ahora mismo con los títulos relacionados con setas, a un nivel tan alto que incluso se puede ver su presencia en los triple A (y aquí os podría dar una disertación sobre Elden Ring), porque lo cierto es que la micología tiene muchísimo que aportar y en general acababa siendo relegada a la existencia de Toad. Y por eso hoy os vengo a hablar de Smushi Come Home, en un intento de seguir dando relevancia a esas setas olvidadas.
Smushi Come Home no trata de una abuela gallega tratando de alimentar a alguien (perdón), sino que esta historia nos llevará muy lejos de casa. Al inicio del juego nos presentan a Smushi, nuestra pequeña setita protagonista, que se despierta un buen día en el campo en el que vive con sus hermanos. Allí nos demostrarán cómo, para ser una seta, Smushi es sorprendentemente ágil y eficiente en lo que se propone, pero por una desgracia del destino un pájaro la acaba secuestrando y llevándosela muy lejos, hasta una zona nevada en medio de la nada. Una vez allí nuestra misión será volver a casa sea como sea, y nos tocará emprender un camino en el que, a pesar de ser corto, acabaremos viendo pasar las estaciones.
Los escenarios del juego están divididos en diferentes zonas muy bien delimitadas, tanto por muros enormes como por la propia estética general. Al comenzar cada una nos podremos encontrar un pequeño mapa que nos ayudará a situarnos, pero no os creáis que es de los que os marcan dónde estamos en cada momento, sino que nos tocará orientarnos para saber hacia dónde dirigirnos. O podemos ignorarlo e ir a la aventura, quién soy yo para juzgar. Por el camino nos iremos encontrando diferentes animalillos, setas o seres indeterminados que nos hablarán y nos darán pistas, ayudas o misiones, dependiendo de qué le apetezca a cada uno. A veces nos dirán cómo conseguir objetos, otras nos pedirán que les ayudemos a conseguir algo, y más de una vez nos acabarán metiendo en unos minijuegos en los que tendremos que ir pegando saltos de un lugar a otro o incluso planeando. Y es que esos bichillos también están para ayudarnos, y muchas veces esos favores que les hacemos conllevarán la ampliación de nuestras propias mecánicas, enseñándonos a planear, escalar o bucear, e incluso consiguiendo que tenga más duración cualquiera de ellas. Eso sí, tampoco nos podemos olvidar de que a veces tendremos que “comprar” objetos mediante el trueque de unos cristales verdes o morados por lo que sea que nos interese, así que más nos vale explorar cada zona de arriba a abajo, y que nunca nos falten piedritas.
Sin embargo, no todo es tan bueno en Smushi Come Home, y es que ciertos detallitos empeoran un poco la calidad del juego. Lo primero es el uso de la cámara. El movimiento que tiene es tan exagerado que es bastante posible que nos acabe mareando. Tanto es así que, si vamos a las opciones del juego, nos encontraremos con un ajuste de velocidad de la cámara en el que nos aparecerá un aviso de posible mareo y cómo evitarlo. En mi caso, poniéndolo al mínimo todavía noté ciertos síntomas, y además la agilidad del juego empeoró bastante, al tener que parar en cada esquina para esperar a que la cámara se colocase en su sitio. Lo que nos lleva a un segundo problema con lo mismo, y es que a veces dicha cámara se quedaba encajonada en los diferentes elementos del escenario, dificultando la visión momentáneamente. Sin duda, es una suerte que Smushi no pueda morir. Mi otro problema con el juego es algo que quizá suene absurdo, pero lo cierto es que me hizo fallar una y otra vez en los asuntos más sencillos: la colocación de los controles. Smushi Come Home no tiene una combinación de botones excesiva, con un mando normal tenemos de sobra para todos los controles e incluso alguno más. Mi queja viene porque, si bien por norma general tenemos ya estandarizadas unas interacciones asociadas a cada botón, aquí deciden ser demasiado creativos, y más de una vez la propia inercia de haber jugado a muchos títulos antes de este hace que en vez de hablar con alguien nos pongamos a saltar en su cara, o aporreemos un botón para pasar un diálogo y que nos demos cuenta de que eso se hacía con uno diferente. Es un mal menor, porque siempre se puede remapear los botones, pero con eso ya añadimos un paso extra a la hora de jugar que no tendría que ser necesario.
Aunque parece que me queje mucho del juego, lo cierto es que tiene una enorme cantidad de detallitos que lo hacen tan acogedor como cómico, tanto que no puedes evitar jugarlo con una sonrisa. Cosas como ver a alguien intentando hacer una ballesta con unos lápices y una goma elástica para dispararles a unas fresas y comérselas, una pequeña piedrita diciendo que es muy dura porque la vida es dura, o un maestro espadachín que utiliza un alfiler como arma, que hacen que todo sea monísimo. Además, va aderezado con un humor muy ligero, chistes de setas y conversaciones absurdas que, en el fondo, tienen cierto sentido. Por supuesto, la localización al español ayuda bastante a la hora de hacer que ese humor funcione, pero es una pena que no esté debidamente acreditado.
Smushi Come Home es un título de esos que sirven como transición entre juegos mucho más extensos, al ser tan cortito que en una o dos tardes podemos terminarlo tranquilamente. Lo que además lo hace perfecto para el verano, en una de esas tardes de pereza en el sofá mientras el ventilador te da en la cara. Es agradable y cuqui, no necesitas dedicarle una atención extrema para poder divertirte con él porque la trama se reduce a diálogos cortos, y en ningún momento sientes que te vas a atascar, principalmente por la imposibilidad de morir durante tu recorrido. Tiene sus pegas, sí, pero en el fondo acaban pesando más sus virtudes, porque a ver quién le dice que no a esa setita tan maja. Y, además, nos ofrece información sobre las setas para que nos vaya picando el gusanillo para el próximo otoño.
I run on coffee, sarcasm and lipstick. Hace años le vendí mi alma a Bioware y me convirtieron en la Shadow Broker. Tengo un papelito que dice que soy N7, pero no quieren darme mi propia nave. Me gusta llevarle la contraria a la gente y por eso soy una Inquisidora enana y pelirroja.
Etiquetas: 3D, Acogedores, Adorables, Ambientales, aventura, buena trama, Casuales, Divertidos, Estilizados, exploración, indie, Mooneye Studios, mundo abierto, naturaleza, Para toda la familia, Pixelados, Plataformas, Reconfortantes, Relajantes, Smushi Come Home, SomeHumbleOnion, Tercera persona, un jugador