Análisis de Hellboy: Web of Wyrd

La innovación en el apartado gráfico es una de las cosas que más me suelen llamar la atención cuando tengo un videojuego entre manos. Mezclar estilos de animación o de dibujo suele ser algo refrescante en géneros donde innovar en mecánicas es más complicado. Hellboy: Web of Wyrd consigue trasladar la acción de las viñetas de cómic a un entorno 3D con bastante acierto.

Precisamente los gráficos son la joya de la corona de este juego, y creo que es justo empezar por aquí. Está basado en los cómics de Mike Mignola, el creador de este personaje, y uno de los objetivos de este título era trasladar la vida de una página de un tebeo a un videojuego. En vez de utilizar recursos como las onomatopeyas (como aparecen en Marvel’s Spider-Man 2) o las propias viñetas, aquí se utilizan los diseños de los personajes, la iluminación y diseño de escenarios de los cómics de Hellboy, usando el cel-shading, para ofrecer un título que parece una página viva de cualquier volumen de este personaje. El diseño de la Mansión Mariposa o de cualquiera de los mundos en los que aparecemos consigue trasladar perfectamente ese mundo del cómic a la pantalla, sin olvidarnos de nuestro protagonista.

La historia de Hellboy: Web of Wyrd nos sitúa en Argentina, en esta mansión misteriosa, después de investigar varias anomalías que se están produciendo en todo el mundo y que están afectando a nuestra realidad. Una vez llegamos allí, tendremos que rescatar a uno de los miembros del equipo de la AIDP, que ha caído en un portal que lleva al Wyrd, una dimensión completamente distinta a donde existe Hellboy, y donde se están produciendo esos picos de actividad psíquica. A través de un ascensor, tendremos que acceder a cada uno de los planos para liberarlos de los enemigos que provocan estas anomalías, y evitar que la realidad se corrompa.

Nos encontramos con un título de acción pero con elementos roguelike, donde tendremos que eliminar oleadas de enemigos en cada zona para poder acceder a la siguiente. Los puños de Hellboy serán el arma principal pero también contaremos con otras, que iremos desbloqueando, para facilitarnos los combates y avanzar hasta llegar al jefe final de cada zona. El combate debería ser otro de los puntos fuertes del juego y es donde la cosa flojea un poco. Los movimientos no son lo fluidos que deberían ser, y acaban siendo a veces algo estáticos, lo que hace que acabemos recibiendo golpes por todas partes, y el bloqueo necesita estar un poco más afinado. Se pueden cambiar las opciones para reaccionar más despacio para frenar un golpe, pero parece que es un problema de base a la hora de plantear todas las mecánicas de combate. El uso de la cámara es un poco tosco y a veces hace que no acertemos un golpe o nos acabe alcanzando un puñetazo que queríamos esquivar. Es muy recomendable jugar con mando en vez de con ratón y teclado, y los propios desarrolladores lo recomiendan al iniciar el juego.

Cada vez que morimos, regresamos a la Mansión Mariposa. Da igual que estemos en el jefe final o en la primera sala: si fallamos, regresamos a la base. Y cuando regresamos al Wyrd el nivel no es el mismo que hemos jugado, y habremos perdido todas las monedas temporales, que nos sirven para mejorar las bendiciones que usemos en cada vuelta. A pesar de que la estructura de cada mundo es la misma, las salas que vamos recorriendo no lo serán. En cada uno de los niveles cambia la distribución de estas y elementos que podemos encontrar, como las mejoras y las bendiciones, que nos permitirán mejorar nuestros puños o las armas secundarias para facilitarnos el camino. Estos cambios en la estructura de los niveles le añaden un punto de dificultad al juego, puesto que no sabremos a cuántos enemigos poderosos y a cuántos minions tendremos en cada una de las salas. Hellboy: Web of Wyrd no es especialmente difícil pero algunos jefes sí que suponen un reto. Ahí es cuestión de probar combinaciones y estrategias diferentes para poder superarlo. 

Los coleccionables que podemos encontrar en cada nivel añaden un extra a la exploración, que siendo un roguelike no es lo más relevante. Estoy acostumbrade a explorar con mucho detalle cada nivel, y aquí, a pesar de que lo hice, me acabó resultando repetitivo. La gracia del juego es intentar atravesar cada zona sin morir o llegar lo más lejos posible en una vuelta (fui capaz de pasarme el primer mundo y llegar al jefe del segundo nada más empezar a jugar). La estructura clásica de los roguelikes está bien implementada y funciona a la perfección, tanto a nivel de historia como a nivel narrativo.

Para aligerar las peleas tenemos a una serie de personajes en la Mansión Mariposa con los que podremos hablar cada vez que regresemos a la base, y que cada vez nos contarán algo distinto, relacionado con la última dimensión en la que hayamos estado. También nos encontraremos a otros personajes en el Wyrd, como a Sherezade, le encargade de explicarnos cómo funcionan estas dimensiones, lo que está ocurriendo y las consecuencias de enfrentarnos a lo que hace que se estén produciendo esos picos de energía psíquica. Me ha sorprendido gratamente que se hayan usado pronombres neutros para referirse a un personaje que no tiene género, y que se haya respetado en su traducción al español. Los traductores y el equipo de localización al completo están acreditados tanto en castellano como en el resto de idiomas disponibles: alemán, francés, italiano, portugués brasileño, chino simplificado y ruso.

La música sabe acompañar bastante bien cada uno de los escenarios, con un estilo metal que nos mete de lleno en cada pelea y que hace que cada una de ellas sea intensa en todos los sentidos.

Hellboy: Web of Wyrd puede flojear en aspectos como el combate o la cámara pero es sobresaliente en el apartado gráfico y narrativo, logrando trasladar al personaje de Mike Mignola de las páginas de un cómic a un videojuego muy interesante. Una propuesta bastante curiosa que gustará a los fans de los cómics de Hellboy y de los roguelikes, y que nos entretendrá durante unas 15 horas mientras desentrañamos los misterios del Wyrd.