Idols y Sororidad

Idolm@ster Cinderella Girls Starlight Stage

Idolm@ster Cinderella Girls Starlight Stage

Hace poco más de un año, la cantante Mon Laferte presentó su álbum “La Trenza” en una conferencia de prensa que se convirtió en polémica por la respuesta visiblemente hastiada de la chilena ante la pregunta por lo menos ignorante (no voy a usar el adjetivo que realmente desearía escribir por respeto a ustedes lectoras, pero se lo imaginan) de uno de los periodistas que le preguntaba el secreto para que tantas mujeres la siguieran, cuando usualmente lo único que hacen entre ellas es atacarse. No voy a comentar sobre la respuesta de Mon, que fue atinadísima, porque es mucho mejor que la vean por ustedes mismas; pero sí quiero hablar de la pregunta, o más bien, de dónde viene y de lo que significa para nosotras, sobre todo en este mundillo de los videojuegos que tanto amamos a pesar de todo.

La sororidad no es un concepto nuevo ni en la teoría ni en la práctica, sobre lo primero ya Kate Millet en los setenta y Marcela Lagarde en tiempos más recientes se han encargado de escribir y publicar al respecto. Sin embargo esta hermandad entre mujeres, este pacto de unión para empoderarnos en contra de las estructuras patriarcales que nos impiden identificarnos positivamente con nuestro género, que nos instigan a luchar entre nosotras en lugar de reconocernos y ayudarnos, parece nunca ganar suficiente terreno contra el cautiverio político de nuestras identidades y representaciones.

Pero es precisamente por eso que cuando vemos en alguna ficción un grupo de mujeres diversas, unidas, empoderándose entre ellas, ayudándose a sortear los obstáculos y compartiendo sus alegrías y tristezas, no podemos contener la emoción de ser testigos de esto que tanto deseamos y que se nos ha arrebatado a través de capas y capas de socialización negativa y rivalidad tóxica inventada; nos motiva que estén ahí, alentando a otras mujeres a formar alianzas como ellas, pues esta emoción solo puede ser superada por la de vivir la sororidad en carne propia.

Las chicas que a muchas nos enseñaron sobre la amistad como hermandad, libre de juicios, incondicional y basada en el respeto y apoyo mutuos

Creo que muchas nos acercamos al anime y al manga porque es mucho más fácil encontrar estos grupos de mujeres, como las sailor scouts, las guerreras mágicas o las amars, en el shojo y el josei (géneros dirigidos a mujeres jóvenes y adultas respectivamente), que en los productos de Hollywood o del mainstream europeo (y no nos engañamos, sabemos que existen en función de generar ingresos para las editoriales y televisoras a las que pertenecen, pero eso es tema de otro artículo más pesimista que este), y las que estamos inmersas tanto en estos fandoms como en los videojuegos, vivimos hambrientas de este tipo de reproducciones en la ficción interactiva.

Esto no quiere decir que no exista, por el contrario, y algunas de mis increíbles compañeras se han encargado de que quede bien claro al escribir cada una desde sus trincheras sobre diferentes tintes de la representación de la sororidad en los videojuegos en piezas que les ruego vayan a leer (vayan, en serio, yo aquí les espero) como Suspensión de la incredulidad y representación en el medio¸ Mujer y gamer en twitter: Guía de supervivencia y De chicas visibles e invisibles: representaciones femeninas en los videojuegos, pero estos encuentros con la sororidad en el videojuego aún no son tan comunes como para no celebrar con bombo y platillo cada vez que nos encontramos una.

Uno de estos casos es el de The Idolm@ster Cinderella Girls Starlight Stage (también conocido como Deresute porque quién tiene tiempo de decir todo eso más de una vez por semana), uno de los pocos juegos de móvil que ha logrado captar mi atención por más de unos cuantos días (tres años y contando) y del que casi no se habla en América y Europa… o por lo menos no con la intensidad y fanatismo con el que se habla de este juego de ritmo/gacha hell en Japón y sus alrededores.

La premisa de Deresute es simple y familiar, hay un montón de chicas de humildes orígenes (y algunas no tanto) cuyo sueño es ser idols y es nuestro deber y salvación llevarlas al estrellato, lo que conseguiremos por medio de montones de micromanaging y calambres en los dedos. Este múltiples veces número uno de las listas de juegos de Google y iTunes tiene muchos componentes típicos de este estilo, como un gacha donde podemos conseguir .jpgs (y a veces modelos 3D) muy monos de nuestras protegidas (cuidado con tener la tarjeta de crédito a la mano), diferentes personajes con diferentes habilidades para obtener mejores puntajes y canciones pegajosas para picotear la pantalla de nuestros teléfonos mientras tarareamos; pero la parte de la que les quiero hablar es otra, la más atractiva que se encuentra entre sus múltiples monerías y desgraciadamente, la más inaccesible para quienes no dominamos el japonés.

La interfaz es tan simple y familiar que se puede saltar al escenario de inmediato sin necesidad de tutoriales, aunque existe cierta complejidad al considerar las habilidades de cada personaje

Cada vez que se cumplen ciertos requisitos, como alcanzar un número específico de fans con alguna idol, empezar o terminar un evento o conseguir una carta rara, se abre para nosotros un commu, en el que podemos ser testigos, al más puro estilo novela visual, de alguna interacción narrativa entre las chicas y en mucha menor medida, entre las chicas y el productor.

Es aquí donde Deresute brilla. Con un reparto de más de 180 personajes (sin incluir a la carismática mascota: Pinya Korata), cada una con sus idiosincrasias y mitologías, verlas convivir es un deleite. Las hay muy amigas (algunas explícitamente más que amigas), las que tienen un lazo irrompible por su gusto de salir a beber luego de una ardua sesión de entrenamiento, y las que apenas se toleran cuando les toca trabajar juntas. Pero no importa si son herederas de una gran fortuna, si tienen alfileres en sus disfraces porque les toca hacerlos a mano o si se volvieron asiduas en sus momentos más vulnerables a donar sangre con tal de aprovechar la fruta y galletas gratis, todas se apoyan en todo momento, todas tienen siempre palabras de aliento para sus compañeras y ninguna lo pensaría dos veces antes de poner a sus colegas antes de su propia salud, porque todas saben lo difícil que ha sido llegar hasta donde están.

En commus como Inochi Moyashite, Koi Seyo Otome (Haz arder tu vida y ama, mujer) las protagonistas en turno discuten sobre lo difícil que es seguir siendo relevantes como mujeres adultas en una industria que aprecia la juventud sobre todas las cosas; En Crazy, Crazy dos mejores amigas se acompañan mutuamente en el proceso de deconstruir sus personalidades de idol y delimitar dónde termina el espectáculo y comienza la realidad, y en Kawaii, Make My Day tres estudiantes de quince años cuestionan su percepción de la belleza y en función de quién existe el maquillarse y vestirse monas (spoiler alert, concluyen que lo hacen por ellas mismas y lo demás ya es secundario).

Literalmente ángeles todas ellas

Con esto no quiero decir que la banda sonora deja que desear, al contrario, es difícil no terminar buscando las canciones para descargarlas y traerlas contigo para animarte el viaje en autobús, pero la gran mayoría son composiciones muy tradicionales de música pop, incluyendo las letras generalmente inocuas que acompañan al género, con la gran excepción de Susumeotome (¡Adelante, jovencita!), tema que toca precisamente esas cualidades de hermandad femenina con líneas como “Si tienes la voluntad, aun cuando estás en problemas puedes salir adelante, pero si llega el momento y sucede que derramas esas lágrimas color de perlas, estaré ahí hasta que puedas lentamente volver a recuperar el paso”, y que a mi parecer debería ser la principal del juego en lugar de Onegai Cinderella (Por favor, Cenicienta), una pieza mucho más ad-hoc con el sentimiento general hacia el mundo de las idols.

Desgraciadamente, no todos los discursos de Deresute se encuentran al mismo nivel que el de la sororidad y esto es dolorosamente obvio en las adaptaciones animadas del juego, en las que se exageran para efecto cómico los estereotipos de género más tercos, tales como que la mujer debe tener una pareja para ser plena. Esto lo vemos en las chicas más adultas (entre los 25 y 27) que aun cuando han alcanzado estatus de Top Idol, como es el caso de Kaede Takagaki, se siguen recriminando por no estar casadas. Otro de estos penosos casos es en una de las canciones más recientes: “Pretty Liar” con líneas como: “Todas las chicas mienten, con emociones que son demasiado para soportar (…). Miento cuando finjo que soy muy débil para abrir la botella de agua que sostengo (para pedirte ayuda)”.

 

Son lesbianas, Harold

A pesar de la realidad lacerante, como diría Marcela Lagarde, lo que nos queda en Deresute, si bien no es el juego que construirá un feminismo integral, es la satisfacción de acompañar a estas niñas, jóvenes y mujeres en las pruebas y retos que su exigente profesión les presenta, siempre rodeadas de una fuerte red de apoyo y nutrición emocional, siempre rodeadas de amigas y compañeras de viaje dispuestas a luchar a su lado. Las participantes del Cinderella Project nunca están solas y este tipo de narrativas son muy reconfortantes… y en mi caso, sanadoras.

The Idolm@ster Cinderella Girls Starlight Stage es un juego al que aún le queda mucha vida y en el que estoy segura que queda mucha evolución para sus personajes. Muy recomendable para muchos y variados gustos, ya que combina lo mejor de los juegos de ritmo con características de simulador y con su infinita lista de canciones, a la que cada semana se le agrega una más, promete entretener por largos ratos. Aunque no está disponible en otros idiomas además del japonés, existen grupos en twitter y Tumblr con amables tutoriales para no perderte en la interfaz y varias comunidades de fans generosos en YouTube comparten seguido nuevas traducciones de commus y canciones al ritmo que pueden permitirse.  

Susumeotome

 

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mirandaikon
mirandaikon @gera

Cocinera e investigadora, obsesa del análisis de cultura pop; vive en Guadalajara, México, enseñándole a la gente a no terminar como ella.

2 comentarios
JohnnyDessu
JohnnyDessu 07/12/2018 a las 9:40 am

En general Deresute me causa mas emocion que LLSIF por los sentimientos que me generó su adaptacion al anime (Honda y su decepcion con respecto a el grupo New Generations!), asi que estan todas (o casi todas, porque no las conozco) en mi corazoncito
Aparte de que Anzu hace un alegato a la vagancia y al RBU en Anzu no Uta

Ibra
Ibra 17/12/2018 a las 10:53 am

Gracias por el artículo, y enhorabuena por el enfoque 🙂

Es una pena lo difícil que es en Japón (y en las coreas quizá más) tratar el tema de la mujer fuera del rol asignado en una sociedad de por si muy conservadora (en lo político y en lo social). También de la homosexualidad, que es un tabú que precisamente en Japón da un poquito de risa que se de. En ese sentido, los indies de calidad no triunfan lo suficiente, y las sagas más conocidas pueden ir avanzando tan poco a poco que da coraje, en parte debido a una parte particularmente ruidosa de la fanbase que parece más conservadora que las historias de dragon quest…

Pasa algo similar en el anime, en ocasiones incluso más remarcado. Hace unos meses me entró curiosidad por ver si habían cambiado los animes de deporte (lo último que vi fue slam dunk) y… casi que a peor. Tampoco encontraba nada de deporte de equipo femenino sin rebuscar, y el único que he visto ha sido Attack nº1 (La panda de Julia), que, si bien no la recuerdo con socialización muy negativa, sí que tenía frases tipo «llora porque es mujer», que son dolorosas de escuchar ahora mismo :p

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