Imagina ser casera
Análisis de The Tenants

11/08/2022 | akusokozan | No hay comentarios
Los caseros, ese animal mitológico que dice que trabaja cuando en realidad se alimenta del sueldo ajeno. No son el gremio más querido por la gente, y con razón. Incluso me atrevería a decir que, en los tiempos que corren, a más de una le gustaría que las guillotinas estuvieran de moda para poder practicar con ellos. Porque, en la vida moderna, todas hemos tenido a un casero o casera que nos ha hecho la vida complicada, saltando de alquiler en alquiler y haciéndonos sentir privilegiados por vivir en un quinto de 34 metros cuadrados sin ascensor. Por suerte, not all caseros son así… aunque sea en la ficción. Reuníos, populacho, para que os cuente de qué va The Tenants.
Este juego de gestión nos enseña el lado amable de la gente con rentas. Con diferentes avatares (con diversidad racial), podemos ponernos en la piel de los que alquilan, para cambiar la narrativa un poco. Tras escoger nuestro avatar, nos metemos de lleno en nuestra primera renta. Y es que nuestra querida tía ha doblado el folio (F por ella) y nos ha dejado en herencia un apartamento que tiene cimientos de milagro. Para poder renovar nuestra casita y empezar nuestro imperio capitalista, debemos coger otros encargos. El primero hace a su vez de tutorial. En él nos asiste nuestro tío (viudo de la que nos deja tierras) y nos guía sobre qué pasos hay que hacer para que nuestras propiedades sean sitios habitables. O, al menos, que haya gente dispuesta a pagar por ellos.

Opción de sabotaje… si es que es real como la vida misma
The Tenants nos va descubriendo gradualmente el complejo sistema de juego que tiene. Y sí, es complicado de verdad. Desde las renovaciones de apartamentos (que van desde el suelo hasta la decoración), a cómo tratar a los inquilinos cuando no pagan, The Tenants cubre todo. Esto llega a resultar abrumador, puesto que hay diversos menús en la pantalla principal de los que no siempre nos podemos deshacer. Lo cual, viniendo de juegos que he jugado recientemente como Elden Ring o Stray sin apenas menús en pantalla principal, hace que el contraste sea grande y el efecto de que está toda la pantalla ocupada se acentúe. Además, la primera vez que realicemos una acción, nuestro tío nos indicará con exactitud lo que tenemos que hacer. Por suerte, contamos con un apartado donde se recogen los tutoriales cuyo uso es bastante intuitivo en caso de que nos olvidemos de cómo hacer algo.
Este juego reúne la gestión de recursos con un sistema de progreso. Conforme más vayas progresando en cuanto a encargos completados se refiere, más presupuesto personal tendrás para tus propios apartamentos y te ofrecerán mejores trabajos. Es fácil pasarse al lado oscuro del capitalismo e intentar hacerse rica lo más rápidamente posible, pero recomendaría pararse con tranquilidad a completar los encargos. Porque, cuznto más contentos estén nuestros inquilinos, más probabilidades hay de que paguen más y a tiempo. Aunque, en el caso contrario, siempre podemos dejarnos llevar por la avaricia y ser “la casera mala”. Porque a los inquilinos que se retrasen en el pago o destrocen los apartamentos podremos castigarlos. Algunos decidirán pagar para paliar la disputa, pero otros simplemente se marcharán. Y ojo, que del mismo modo que aumentan tu reputación cuando haces cosas buenas, también la bajarán las cosas malas.
En nuestro poder tendremos un teléfono móvil (donde, entre otras cosas, podremos comunicarnos con nuestros clientes), además de un trastero donde guardar muebles que no encajan con la sintonía de un apartamento, pero que tal vez podamos usar en otro. Aparte de eso, también tenemos un árbol de habilidades con el que podremos mejorar en varios aspectos, como en los beneficios adquiridos o en el trato con los inquilinos. Esto hace que el juego se ponga más interesante una vez pasas la fase de abrumación por los menús.
La música que nos acompaña mientras ejercemos de mano derecha del diablo y robamos a la gente sus sueldos es, como poco, divertida. Recuerda un poco a las primeras ediciones de Los Sims, con su hit musical del modo construcción. Y, por si fuera poco, los idiomas disponibles son muy variados, el nuestro incluido.

*Regurgita en millenial*
Un detalle de Ancient Forge Studio es que, además, podemos incluir nuestras quejas y sugerencias dentro del propio juego. Algo de lo que hice uso cuando, al jugar con ratón, me dificultaba mucho girar la pantalla para poder ver las renovaciones. Pero no desesperéis, amantes del ratón, que podéis usar simultáneamente vuestro teclado.
Por último, quisiera comentar que The Tenants es, ante todo, divertido. Tienes inquilinos malos, pero también simpáticos. Puedes elegir cómo decorar, y en qué condiciones entregar las renovaciones que hagas. Esto hace que se pase el tiempo volando mientras juegas, y desde luego ofrece una forma entretenida de canalizar esas experiencias personales que podamos haber tenido al ser gente viviendo de alquiler. Así que ignorad a vuestro casero real, y sed quienes llevan el cotarro en The Tenants.
Copia de prensa facilitada por Ancient Forge Studio.
Reina de la procastinación. Juego a cosas, escribo de cosas y leo sobre cosas. The Witcher 3 me absorbió el alma y desde entonces no he sido la misma.
Etiquetas: análisis, ancient forge studio, gestión, steam, the tenants