Para la spooky season o whatever

Análisis de Whateverland

Análisis de Whateverland

Hace no mucho que dimos la bienvenida al otoño. Guardamos los trajes de baño, sacamos prendas de ropa (algo más) abrigadas y llegó la cíclica discusión entre amantes del frío y del calor. Mientras, quienes dedicamos la spooky season a actividades de temática halloweenesca comenzamos la búsqueda de contenido apropiado para disfrutar de la época. Y en esto me encontraba yo cuando un billete a Whateverland llegó a la redacción de Todas Gamers.

Whateverland comienza directo al grano. Vincent, el protagonista de esta historia, ha tomado la nefasta decisión de robar un valioso collar. Y digo “nefasta” porque la joya pertenece a Beatrice, una bruja que no dudará en castigar a Vincent enviándolo a su prisión mágica particular. Escapar de ahí (o no) será nuestro principal objetivo.

Para ello, deberemos visitar a los diferentes (y pintorescos) habitantes de este mundo y reunir los siete fragmentos de papel que contienen el hechizo con el que invocar a la bruja para exigirle que nos libere. Ahora bien, en nuestras manos está decidir si queremos optar por la vía ética, recorriendo Whateverland ayudando a la gente a cambio de los fragmentos, o si escogemos dar alas al ladrón que llevamos dentro. El camino elegido determinará el final de la aventura que obtendremos.

En cualquier caso, nos encontramos ante un título nada lineal, donde no existe un orden a seguir a la hora de conocer a los whateverlanders. A través del mapa, veremos quién se encuentra dónde y así decidiremos nuestros pasos. Solo en algunos casos tendremos un rumbo fijo, bien por la historia o bien por uno de sus minijuegos.

Y es que Whateverland cuenta con un interesante juego de estrategia por turnos que, sorprendentemente, me ha gustado: Bell & Bones. En él, deberemos guiar a cuatro pequeños seres por un tablero para alcanzar el lado contrario del campo y marcar un tanto a nuestro oponente. Y no solo eso, en caso de que no nos motive demasiado la idea de este minijuego, podremos superar las partidas utilizando ovillos de lana. Ovillos que, por suerte, encontraremos distribuidos a lo largo del mapa y que no debería costarnos encontrar si prestamos la debida atención a los escenarios.

Es más, creedme si os digo que, si bien no se trata de un juego complicado, es totalmente factible no jugar una sola partida gracias a esta pequeña opción. Lo que sí debemos tener en cuenta es que, por motivo de la historia, deberemos enfrentarnos a varios personajes. Y aunque podemos escoger el orden de los enfrentamientos, tendremos que atenernos a una jerarquía, ya que la idea será ir demostrando nuestra habilidad en Bell & Bones.

Captura de Whateverland que muestra el mercado

Pero Bell & Bones no será el único minijuego que encontremos, dado que Whateverland cuenta con una buena cantidad de ellos, lo cual aporta cierta dinámica y ligereza a nuestras partidas. Algunos serán más complejos que otros, pero todos lograrán engancharnos. Aunque, si tuviera que sacarles una pega, sería lo inservible que resulta el apartado de ayuda de estos, ya que la mayor parte de las veces la única indicación que nos darán serán los controles. En estos casos, descubrir la solución o lo que estábamos haciendo mal será cuestión de ensayo-error.

En cuanto a sus mecánicas, Whateverland es una aventura gráfica point and click, por lo que su jugabilidad se reduce a recorrer los diferentes escenarios en busca de elementos con los que interactuar. Elementos que si no vemos (o no nos apetece buscar) podremos destacar pulsando la barra espaciadora. Asimismo, para recorrer los escenarios simplemente deberemos hacer clic en el lugar correspondiente —o doble clic para ir más rápido— y Vincent se desplazará. También podremos recoger diferentes objetos que se guardarán en un inventario al que tendremos acceso en todo momento.

Y dado que podemos optar por diferentes vías, dispondremos de un diario en el que tendremos a mano información relevante del camino escogido. Además, en determinados diálogos, nos indicarán con un sol y/o una luna las respuestas relacionadas con el camino ético o el inmoral respectivamente. Aunque no siempre estará tan claro.

Aunque sin duda donde más brilla Whateverland —y con lo que más atrajo mi atención desde el principio— es en el apartado audiovisual. Bajo una estética bastante timburtoniana, nos moveremos por un mundo dibujado de forma tradicional y con una banda sonora espectacular. Esta combinación no hace sino iluminar una historia bastante interesante y que consigue enganchar por sí misma y por sus personajes. Personajes que, además de ser variados, invitan a explorar todas las opciones de diálogo y lograrán sacarnos más de una sonrisa en determinados momentos.

También sentiremos la necesidad de ir más allá y ver qué pasaría si escogiéramos otro camino, o cómo reaccionarán los whateverlanders según la ruta escogida. Además, el juego se encuentra disponible en varios idiomas, entre ellos el nuestro, por lo que no supondrá una barrera a la hora de disfrutar de la experiencia al completo. Eso sí, las voces se encuentran íntegramente en inglés.

Whateverland es una aventura gráfica en la que merece la pena sumergirse. Con una duración relativamente corta —diría que me llevó unas seis horas completar la primera vuelta— invita a intentar obtener diferentes finales y explorar cada rincón del juego. Asimismo, cuenta con una interesante colección de logros que, por suerte, es compatible con las opciones de guardado y carga, por si no nos apetece rejugar más de la cuenta el título. Además, se puede jugar únicamente con ratón, lo cual facilita enormemente sumergirse desde el confortable interior de una manta, mientras con la mano libre tomamos algo calentito, comemos palomitas… o damos cariñicos a nuestra mascota (que es lo que hice yo).

Clave proporcionada por Caligari Games.

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Aonia Midnight
Aonia Midnight @AoniaMidnight

Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie

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