Liberté, Égalité, le Monstre
Análisis de Liberté

23/05/2023 | Nix | No hay comentarios
En el mundo de los videojuegos, además de historias completamente originales, solemos encontrarnos de forma bastante recurrente la recreación de sucesos históricos. En general, esto suele ser de forma ucrónica, buscando una vuelta de tuerca o un giro de guión que permita aprovechar al máximo unas mecánicas que sólo podemos encontrar en este medio e introduciéndonos a períodos como la Segunda Guerra Mundial, el fin del Shogunato Tokugawa o la Revolución Francesa. Esta última ya pudimos verla hace unos meses en Steelrising, donde nos enfrentamos a una época plagada de marionetas, pero se ve que no fue suficiente para mí y vuelvo a ese conflicto con Liberté, un título recién salido de su acceso anticipado. Y, esta vez, a los franceses les ha tocado un universo formado por horrores cósmicos lovecraftianos y horror corporal del que tanto le gusta a Cronenberg.
Nuestra historia comienza el 5 de mayo de 1789. Rene, nuestro protagonista, se despierta en mitad de las calles de París durante el inicio de una batalla sin recordar nada de lo que estaba sucediendo hasta ese momento. Sin embargo, una voz femenina llama su atención, la de Lady Bliss, una criatura recién llegada del espacio cósmico que está tratando de controlarlo todo. Poco a poco nos vamos enterando de que, justo en ese día, era la coronación del príncipe Phillip, frustrada tras el ataque de un monstruo que mata al obispo que debía oficiar la ceremonia. Y, bueno, ya que se lía por un motivo, la Revolución decide tirar del hilo e iniciar esa batalla que enfrentará las cuatro facciones que forman el juego: los rebeldes, los aristócratas, la tribu y la iglesia. Y, en el medio, nuestro Rene teniendo que decidir a quién apoyar y necesitando entender los motivos de cada uno para hacer lo que hacen, dejándose pintar como un lienzo en blanco. Sin embargo, la ausencia de memoria de Rene tiene un motivo oculto detrás, atado de forma directa a la mecánica más presente de los roguelite: la muerte. Rene muere una y otra vez, una cosa que un humano normal no puede hacer. Él sí. Él es un esclavo creado por Lady Bliss. Un esclavo que puede cambiar de aspecto y que, gracias a ello, empezará a aprender qué es ser humano, con sus propios debates internos en mitad de una revolución con todos los puntos de vista posibles.
Aparte de la propia trama, que creo que puede ser tan interesante para la gente que conoce a fondo ese hecho histórico como para la que no, lo que más caracteriza a Liberté son sus mecánicas y la buena combinación que hacen entre sí para que sea disfrutable para todo el mundo. Siendo bastante diferente en muchos de sus conceptos, al jugar a este título no dejaba de notar la misma sensación que me ofreció Hades en su momento, donde veía a gente que no había tocado nunca un roguelite disfrutándolo tanto como un speedrunner. Y las comparaciones son odiosas, pero creo que en este caso, hace que Liberté quede en un buen lugar, sin necesitar dejar de lado sus diferencias.
El combate es lo primero que nos encontramos nada más empezar, y por supuesto la base de todo. En un principio solo podemos manejar a Rene, aunque poco a poco podremos ir desbloqueando otros personajes y, como consecuencia, sus diferentes armas, que varían tanto en daño como en velocidad o rango. Desde el inicio contaremos con un ataque básico y el botón de esquivar y rodar, que necesitaremos aprender muy bien para que siempre sean la base de nuestras maniobras. Además de eso, podremos ir añadiendo diferentes habilidades a medida que vamos avanzando en nuestra run, tanto activas como pasivas, y que perderemos en cuanto muramos, lo que nos obligará a repensar nuestra estrategia una y otra vez. Y, por supuesto, no podemos olvidarnos de curarnos, que aquí tiene ciertas limitaciones. Tal y como está planteado, es muy difícil curarse (por no decir imposible) durante el combate, por lo que tendremos que gestionar muy bien nuestros momentos de descanso y la cantidad de curaciones de las que disponemos.
La otra mecánica principal es la introducción de las cartas durante el combate. Podremos utilizar unos mazos predeterminados o crear los nuestros con las cartas que vayamos desbloqueando y creando en cada run, aprovechando bien el hecho de que en cada muerte podemos recibir alguna carta. Por supuesto, podremos elegir un mazo antes de comenzar cada partida, adecuándolo incluso al personaje que vayamos a utilizar en la misma, porque no es lo mismo un mazo para pistolas que uno para espada. Esos mazos nos irán dando cartas durante los combates, cada vez que subamos de nivel, y aquí es cuando nos tocará gestionarlo todo. Tanto las habilidades como las curas dependerán de lo que tengamos en la mano, y nunca podremos utilizar todas las que nos den. Esto es, principalmente, porque dichas cartas cuestan maná, y ese maná tendremos que conseguirlo quemando cartas que nos darán su mismo coste. Es decir, para poder desbloquear una habilidad que cuesta tres de maná deberemos quemar una carta que también cueste tres, o tres cartas que cuesten uno. Simple, sencillo y directo. Esto desbloqueará la habilidad para poder utilizarla durante los combates y durará toda la run, a menos que la descartemos y pongamos otra en su lugar. También tendremos unas cartas que se podrán ir aumentando, generalmente habilidades pasivas, e incluso las propias curas necesitarán su propio maná para poder utilizarlas, aunque de vez en cuando nos encontraremos alguna con coste 0. Que una cosa es exigir, y otra ahogar.
El apartado artístico de Liberté tiene dos caras, pero si me preguntáis, para mí gana la parte buena. El diseño de todos los personajes es muy bueno, han cuidado los detalles (e incluso los han rectificado cuando se les señaló algún anacronismo) y las ilustraciones utilizadas para cuando hablan son excelentes. Sobre todo, y no puedo evitar destacarlo, la de Lady Bliss, que es horrible de una forma preciosa. Sin embargo, cuando pasamos al plano de juego, se queda un poco a medio camino. La estética no está mal, es bonita y consistente, aunque quizá es demasiado sencilla y los personajes se ven muy limitados. Por suerte, al estar jugando a un ritmo tan frenético, lo pasamos por alto y realmente no nos damos cuenta, por lo que en nuestra mente se mantienen las ilustraciones que vemos en grande. Por otro lado también tenemos una dualidad en la música, con una mezcla de música orquestal con electrónica. En un principio puede sorprender porque parece no encajar, uniendo lo antiguo con lo moderno, pero en realidad acaba haciéndolo y formando un buen trabajo que ayuda a la inmersión durante cada minuto.
Liberté es un título que ha sabido ponerse a la altura y ofrecer la calidad esperada, sobre todo gracias a que el estudio decidió revisar muy atentamente los comentarios de la gente que lo estaba probando en el acceso anticipado. Es un título largo, tanto por las mecánicas de repetición como por la propia trama, que nos entretendrá durante más de 40-50 horas si queremos verlo todo, y que consigue no hacerse pesado por la libertad que ofrece la creación de mazos, que nos permite adaptarnos a lo que queramos jugar en ese momento. Y si aun así no queréis ir a conocer a Madame Guillotine, seguro que es por la influencia de Lady Bliss, ¡huid!
I run on coffee, sarcasm and lipstick. Hace años le vendí mi alma a Bioware y me convirtieron en la Shadow Broker. Tengo un papelito que dice que soy N7, pero no quieren darme mi propia nave. Me gusta llevarle la contraria a la gente y por eso soy una Inquisidora enana y pelirroja.
Etiquetas: 4 jugadores en modo local, acción, Anshar Publishing, combate, Construcción de barajas, Cooperativos, Cooperativos locales, De arriba a abajo, hack and slash, historia alternativa, Las elecciones importan, Lovecraftianos, multijugador local, Oscuros, Para mando, Roguelike, Roguelike de acción, roguelite, rol, Superstatic Studio, un jugador