¿Una mansión relacionada con crímenes? ¿Qué podría salir mal?
Análisis de Lunacy: Saint Rhodes

20/07/2023 | Aonia Midnight | No hay comentarios
Cuando afrontamos un título de terror, lo que buscamos en la mayoría de los casos es pasar miedo. Ni más ni menos. Sin embargo, a menudo las mecánicas que acompañan a estos juegos influyen, y mucho, en la experiencia. A veces para bien y otras para mal. Así, un walking simulator puede resultar pesado en algunos casos, puzles demasiado enrevesados hacernos perder el interés y un exceso de jumpscares estridentes inmunizarnos al cabo de un rato. Lunacy: Saint Rhodes hace equilibrio en la línea entre ser un buen juego y tener ciertas mecánicas que pueden jugar en su contra. Pero vayamos por partes, como dijo Jack el Destripador.
En este título de terror en primera persona, George Rhodes, nuestro protagonista, recibe una sorprendente llamada en la que se le informa de que acaba de heredar la mansión familiar. Sin embargo, el edificio parece estar relacionado con algún crimen y a nuestro informante le gustaría echar un vistazo al lugar. Y así comenzaremos una aterradora aventura, pues hemos acordado visitar el lugar y encontrarnos allí con él. ¿Qué podría salir mal? Sólo es una vieja casa llena de objetos que probablemente acabarán en la basura, ¿no?
No comenzaremos en la misma mansión, sino que deberemos recorrer los alrededores, haciendo que nuestros primeros pasos sirvan a modo de tutorial. Una buena forma de decidir si jugaremos con ratón y teclado, con mando o en Steam Deck. O si necesitamos hacer algunos ajustes, como modificar la sensibilidad de la cámara o desactivar el movimiento de la cabeza o el desenfoque de movimiento. Eso sí, aunque el juego se encuentra en múltiples idiomas, entre ellos el nuestro —y con la traducción acreditada—, no podremos modificar el tamaño de los subtítulos.
Por su parte, si bien podremos movernos con total libertad por el mapa, el camino a seguir está bastante marcado, no pudiendo acceder a tantos sitios como nos gustaría explorar. Al menos al principio, ya que la historia no se centrará únicamente en la mansión, llevándonos por todo el lugar. E incluso en la propia mansión iremos desbloqueando cada habitación y zona a su debido momento. Ahí es donde entran los puzles, ya que a menudo deberemos resolver algún que otro rompecabezas para avanzar.
De igual modo, en Lunacy: Saint Rhodes deberemos sobrevivir a algunos encuentros aterradores. Y aunque no se trata de un juego difícil, sí cuenta con algunas mecánicas que pueden resultarnos frustrantes en relación con ellos. En ocasiones, una presencia nos acechará y, en caso de atraparnos, tratará de acabar con nuestra vida. Así, la mecánica variará entre el sigilo, la huida o la autodefensa según a quién nos enfrentemos. Y el objetivo común será sobrevivir.
Sin embargo, a veces ninguna de estas mecánicas se notará especialmente pulida. Por ejemplo, el objeto que utilizaremos para defendernos de algunas criaturas exige que mantengamos pulsado y soltemos, además de contar con un periodo de recarga. Esto, en un encuentro cuyo perseguidor no nos da un respiro, puede suponer nuestra muerte en más de una ocasión. Y lo mismo ocurre cuando nos piden apagar o alejarnos de las fuentes de luz, pero la criatura sabe en todo momento dónde estamos sin importar lo que hagamos. Sin lugar a duda, pequeños detalles de fácil solución, pero que pueden llegar a empañar la experiencia.
A menudo puede que nos veamos repitiendo una secuencia por un fallo mínimo, mientras tratamos de hacerlo lo mejor posible en una dinámica de ensayo-error. Y en ese sentido ayuda más bien poco el sistema de autoguardado, ya que buena parte de las veces el fracaso nos llevará de vuelta a la casilla de salida. Por suerte, más allá de la frustración, estos escenarios no son extremadamente largos. Aunque no quita que pueda hacer que perdamos el interés en la historia o en volver a jugar para obtener un final diferente, coleccionables o logros.
Sin embargo, incluso con estos puntos negativos, no se puede decir que Lunacy: Saint Rhodes sea un mal juego. Más bien todo lo contrario. Juega muy bien con los elementos de terror, sabiendo cómo poner la piel de gallina y ofrecer una buena experiencia. Además, no se trata de un juego largo. En apenas 6 horas se puede completar una primera vuelta, pero una vez conocemos lo que vendrá, es más que probable que el tiempo se reduzca considerablemente.
Igual de bien cuidado está su apartado audiovisual. Gráficamente, y una vez ajustado correctamente el brillo, ofrece una ambientación increíble, cuidando incluso detalles que harán que nos sobresaltemos “por error”. A esto se le suma el gesto de limpiar nuestras gafas, que si bien parece algo totalmente nimio, marca la diferencia en este juego. Y los sonidos terminan de poner la guinda, creando una experiencia de pura inmersión. Sobre todo a oscuras y con auriculares.
Tampoco será sencillo perderse, ya que nos moveremos a base de objetivos y podremos consultarlos siempre que lo necesitemos. Sin embargo, sí puede costarnos algún que otro paseo sin rumbo descubrir exactamente qué debemos hacer para seguir avanzando. Sobre todo cuando lo que desbloquea el camino es un evento concreto. En cualquier caso, podemos aprovechar estos viajes para tratar de encontrar coleccionables o notas con información muy interesante sobre la historia. O para completar algunas tareas secundarias optativas que irán apareciendo según realicemos acciones como intentar abrir una puerta bloqueada.
Lunacy: Saint Rhodes es uno de esos juegos con los que me ha costado decidir si me ha gustado o no. En términos generales, es un buen juego. Cuenta con una ambientación estupenda, una experiencia de terror con elementos muy bien llevados y una historia a la que no cuesta seguir el hilo. Sin embargo, no puedo decir que haya disfrutado —al menos no tanto como me hubiera gustado— debido a lo frustrantes que me han resultado algunos encuentros. Hubiera preferido que hubieran escogido unas mecánicas y descartado otras, o estuvieran más pulidas o enfocadas de otra manera. Así que en esta ocasión dejaré que sea el público quien decida si visitar la antigua mansión de la familia Rhodes.
Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie