Tempus fugit no sé qué y no sé cuántos

Cuánto dura este juego

Cuánto dura este juego

A menudo la duración de un videojuego es determinante a la hora de decidir si ponerse con él, al menos en mi caso. O cuándo hacerlo. A veces nos apetecen títulos cortos que podamos completar en una sola sesión. Mientras que, en otras ocasiones, el cuerpo nos pide sumergirnos sin mirar el reloj. Tanto es así que no siempre importa el juego en sí, que también, sino el espacio temporal que queramos rellenar sobre todo.

No son pocas las veces que, antes de escoger el siguiente de la pila de pendientes, busco en Howlongtobeat cuánto duran los que más ganas tengo de probar en ese momento. Se trata de una costumbre que adquirí cuando tenía menos tiempo para jugar y que todavía me resulta muy cómoda. Esto se debe a que intento dedicar al menos un par de sesiones del fin de semana a videojuegos que no sean para la web, por puro ocio. Por tanto, trato de crearme un mapa o calendario mental de cuánto espacio disponible tengo a corto y largo plazo para dedicar al que escoja.

Pero como es más fácil enseñarlo que explicarlo, dejadme que hable de mi pozo de pozos una vez más: The Elder Scrolls Online. Si bien cada temporada ocupa prácticamente un año completo, yo suelo enfocarme sólo en el capítulo principal, que suele salir en junio. No hay una razón de peso para esto, más allá del hecho de que el resto de contenido son mazmorras para grupos y la gente tiende a ignorar la historia de las mismas para recorrerlas matando sin más. Además, como suelo hablar de él en la web, tiendo a reservarle el hueco para evitar que me coincida con otros títulos. Sobre todo porque me gusta ir más allá de la historia principal y jugar como suelo, es decir, completando la guía de zona.

Eso significa que si hacia finales de abril o principios de mayo termino algo, el siguiente título de la lista tendrá que ser corto. O, en su defecto, uno que no me importe tener parado una temporada. Ya que tiendo a olvidarme no sólo de los controles, sino también de a dónde me estaba dirigiendo o qué tenía que hacer. O si, por ejemplo, había decidido desviarme para encontrar algún coleccionable escondido o para revisar una zona que había dejado “para más tarde”.

Captura de pantalla de Immortals Fenyx Rising de la protagonista con un fénix que vuela cerca de su mano.

De hecho, he contado en más de una ocasión —tanto en streaming como en Croquetillas— cómo empecé y olvidé los controles de Dishonored hasta tres veces. Y es que lo escogí por ser corto, pero coincidió con varios trenes de claves que me dificultaron bastante compaginar juegos. De tal manera que lo comencé por primera vez allá por agosto de 2022 y lo terminé en marzo de 2023. Eso sí, no sin dedicarme de lleno a él incluso fuera del fin de semana. Y ya que estaba, me puse en modo completista y obtuve todos los logros del juego base. Además de jugar a los dos DLCs de historia —El puñal de Dunwall y Las brujas de Brigmore—, dejando fuera únicamente Dunwall City Trials, por consistir en desafíos.

Tampoco es rara la ocasión en que ojeo una guía sólo para hacerme una idea de cuánto me falta para terminar. Es decir, no para ver cómo superar una zona o conseguir un objeto, sino para ver en qué punto estoy y calcular cuánto tardaré en llegar al final, de cara a organizarme las próximas sesiones de juego. Y esto puede ocurrir porque se avecina una clave, pero también porque me haya hartado del título y estoy deseando acabar. O para saber cuántos directos quedan antes de pasar al siguiente, en el caso del Team Terror.

La pregunta “cuánto dura este juego” es de lo más recurrente. Pero no sólo de cara a elegir el próximo de la lista, sino también para valorar su precio. Y ésta es una cebolla de muchas capas, porque no siempre la relación duración-precio es la más importante a la hora de comprar un juego o decidir si ha merecido la pena. A menudo hay otros factores a tener en cuenta, dado que una buena historia, aunque corta, puede ser suficiente. También pueden tener su peso el trabajo invertido, el nivel de detalle o mimo, o la calidad total de la obra.

Por no hablar de aquellos juegos que técnicamente duran poco, pero la cantidad de horas que invertimos en ellos superan con creces las marcadas. Algo que puede ocurrir porque lo hemos jugado en varias ocasiones o porque nos hemos perdido voluntariamente entre sus píxeles para recorrer cada rincón. Para lo cual podemos tener un objetivo, como completar logros o buscar coleccionables, o no, y simplemente quemar el botón de capturar pantalla y el modo foto. Si no recuerdo mal, dediqué al menos 30 horas más a Immortals Fenyx Rising de lo que se supone que dura.

Captura de pantalla de Death Stranding. Construyendo carreteras.

Aunque, por su parte, también hay títulos a los que una extensa duración les pasa factura en el peor de los sentidos. Y es que se me ocurren pocas cosas peores que sentir que han alargado un juego de forma innecesaria. Cosa que puede suceder a base de misiones secundarias, mecánicas que se vuelven repetitivas o injusticias que obligan a quien juega a afrontar una secuencia una y otra vez hasta el cansancio. Elementos que, dejados a un lado, probablemente mejorarían la experiencia de quien juega.

Asimismo, otra pregunta recurrente sería “cuánto tiempo tengo”, ya que la duración de la sesión de juego también tiene su peso en nuestra elección. ¿Tenemos apenas unos minutos? Hay títulos de móvil que se pueden abandonar en cualquier momento, como es el caso de The Room, ideales tanto para el transporte público como para cuando quedamos con gente de nuestro entorno que tiende a llegar tarde. ¿Estamos en casa esperando a que venga alguien? Los días de Stardew Valley no duran demasiado y, si la gente llega antes de lo esperado, será tan sencillo como dormir a nuestro personaje. ¿Tengo unas horas libres entre una actividad y la siguiente? Limbo dura apenas cuatro horas, y podríamos llegar a terminarlo en una única sesión.

Y, por supuesto, ¿hemos tenido un mal día y sólo queremos evadirnos hasta que llegue la hora de cenar o irnos a la cama? Abrid ese pozo, que vamos para dentro. Aquí cualquiera vale, desde el juego del que conocemos cada rincón y detalle hasta aquel que nos absorbe por permitirnos activar el piloto automático del cerebro. En mi caso, hace algún tiempo, ahogaba las penas masacrando hordas de infectados en Left 4 Dead mientras escuchaba música. Y hace un par de años me dediqué a construir carreteras y completar logros en Death Stranding. Aunque, por supuesto, mi pozo atemporal para sumergirme horas y horas sin mirar el reloj es The Elder Scrolls Online.

Admito que puede dar la sensación de que el tiempo es una cosa que me obsesiona, y razón no os falta. Ya os hablé en su momento de mi problema para rejugar títulos a los que me gustaría volver, o cuando jugar per se provoca ansiedad. Y es más que probable que esta fijación sea la razón por la que me siento tan cómoda organizando mis ratitos de ocio. Me reconforta tener un espacio dedicado a los videojuegos y sentir que me cundirá en mayor o menor medida. Sobre todo de cara a avanzar en el título con el que estoy, pero también para asomarme a aquellos que tengo ganas de probar, ya sean nuevos o no tan nuevos. Aunque, bueno, ya lo decía Estopa: el tiempo es lo que nos falta. Lo que no sobra nunca, siempre es el tiempo.

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Aonia Midnight
Aonia Midnight @AoniaMidnight

Curiosa, reflexiva y torpe // Palomitas y cerveza // Psicóloga porque lo dice un título // Mi mente está llena de mundos en los que evadirme // Nothing is true, the cake is a lie

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