World of Warcraft y las mujeres

06/11/2020 | Alystrin | No hay comentarios
Cuando comencé a jugar a World of Warcraft hace casi ocho años (que suena a muchísimos, pero el juego celebra su decimosexto aniversario en breves), lo primero que me sorprendió para bien fue la cantidad de personajes femeninos existentes. Y no me refiero a jugadores, sino a mujeres de todas las razas ocupando puestos relevantes en la trama y en sus respectivas facciones. Otro aspecto positivo era que no las veía tan sexualizadas ni convertidas en fetiches como a Lara Croft. Mujeres con carácter, vistas como líderes y no damiselas en perpetuo peligro, ya era una diferencia notoria con muchos de los juegos a los que había dedicado tiempo previamente. Qué bonito todo.
Pero ¡ay amigas! Cuando algo es demasiado bonito para ser verdad, es que no suele ser cierto. Conforme fui dedicándole tiempo y atención tanto al juego como a los libros, fui viendo cosas que me rechinaban. Y sigo jugando, eso no vamos a negarlo, pero la mirada crítica crece. Porque nos puede gustar algo muchísimo, pero también tenemos que saber ver sus defectos. Así que mientras hablaba con un grupo de amigos con los que juego habitualmente, se me ocurrió que quizá sería interesante ahondar un poco en este tema, así que vamos a abrir este melón. Por cierto, yo juego en castellano, así que mis disculpas adelantadas para todos aquellos a los que los nombres les suenan raro por la traducción.
Las protagonistas
Como ya he dicho, varias mujeres son líderes de sus respectivas facciones. Mi favorita sin lugar a dudas es Jaina Valiente, ya conocida desde Warcraft III, archimaga del Kirin Tor y Lady Almirante de Kul Tiras. Casi nada. Jaina, la trágica novia de Arthas (El Rey Exánime), que luego le tiró los trastos a Thrall y posteriormente se vinculó al Dragón Aspecto Kalecgos. En los libros se hace bastante hincapié en sus parejas, y si bien es lógico que su historia durante Wrath of the Lich King la marcase, posteriormente ya no tiene sentido tanta vuelta y mención. Es una mujer lo suficientemente poderosa como para no tener que ser siempre “la novia de”. Esto parece haberse corregido en Battle for Azeroth, donde vuelve en la batalla por Lordaeron tras (para qué engañarnos) abandonar a la Alianza en su lucha contra la Legión Ardiente. No necesitamos estar pendientes de sus parejas, porque ni falta le hacen.

No hay tanta sexualización en el juego, en los cómics ya nos va un poco peor
Seguimos con la Alianza, pero esta vez con un personaje que ya no despierta tanto cariño: Tyrande. Ella ya tiene lo suyo con comandar a los Elfos de la Noche y ocuparse de su marido Malfurion, que es más de dormir durante mucho tiempo y/o ser secuestrado para que ella le rescate. Porque se conoce que lo más importante ante una invasión de la Legión Ardiente y la previsible destrucción de tu mundo es sacar a tu marido de sus problemas. Pero más que un personaje fuerte, con ideas clarísimas y habilidades de combate indiscutibles, lo que se nos va planteando según las expansiones es a una señora que roza el autoritarismo y además está obsesionada con la (comprensible) venganza hasta el punto de tomar decisiones un tanto cuestionables. Como si se hubiese transtornado, pero no en el sentido médico de la palabra, sino en el peyorativo de “mi ex estaba loca”. ¿Os suena?
Hablar de la Horda es hablar de Sylvanas. Ella, que ha sido líder de la facción durante dos expansiones (cosa que últimamente es bastante tiempo), en el último parche y en la expansión por venir tendrá un papel protagonista, pero como villana. Todo ello por razones por el momento desconocidas, pero lo cierto es que rápidamente han transformado a otro de sus personajes principales en un traidor hacia los suyos, sin honor alguno (eso se encargan de repetirlo hacia la saciedad). No tengo claro si, como Illidan, vivirá un arco de redención, pero la pinta a día de hoy es que se convertirá en un boss final. Naturalmente, la opinión general: Sylvanas está loca. Vaya por dios, otra igual. Con el bonus track de que comete delitos muy similares a los que en su día perpetrase Garrosh, pero él era malo supremacista, no como esta señora, que te hace la puñeta porque sí.
Y ya para terminar con esta parte y las Brisaveloz, qué decir de Alleria. Dedicada a la guerra contra los orcos, nuevamente estamos ante una mujer de increíble habilidad y poder, pero como no podía ser de otra manera, despierta el interés de Turalyon, su compañero de armas, que además es quien le hace controlar sus poderes porque ella sola es demasiado emocional. Éste no duda en aprovechar la oportunidad cuando está destrozada por la muerte de su hermano (el apoyo emocional ya tal), cuando ella regresa helada y frágil, llevándosela a la cama en sentido literal y figurado. Posteriormente ambos se pierden en el Vacío Abisal, de donde regresan en la expansión Legión, él como paladín forjado por la Luz, ella como elfa del Vacío que oye voces de los dioses antiguos que quieren destruir el mundo. Ya es mala suerte que te toque eso. Además, durante Battle for Azeroth, realizaremos una gesta en la que veremos las consecuencias en caso de que gane el malvado N’Zoth, donde la destrucción de Ventormenta la traería la locura de Alleria. Turalyon posteriormente será nombrado líder de la Alianza en ausencia del rey Anduin Wrynn, y si emprendemos la misión (como Horda) de matarle, veremos que Alleria está reducida a un NPC de apoyo, con idéntica vida y dificultad que los guardias de Ventormenta. ¿Merece un personaje con tanta capacidad y habilidades ser reducido a esto? Ya os digo yo que no.

Nos lo venden como el bueno, pero a Turalyon le queda decir «Make Stormwind great again». Fuente: MyLittleKhadgar (usada con permiso)
Nuestro personaje y la comunidad
Si bien parece ser que Blizzard cada vez es más inclusivo en color de piel (ya era hora) y en tipos de cuerpo, no todos los cambios tienen el mismo acierto.
Durante la expansión Legión, uno de los cambios más celebrados fue poder ocultar la armadura de nuestro personaje, dejándole así en ropa interior. Sí, tal cual suena. Esto nos trajo a muchos jugadores que vieron extremadamente necesario que sus elfas o humanas peleasen cual modelos de Victoria’s Secret, porque (supongo que por casualidad) no es algo que viésemos en trolls, pandaren o enanas. Que muchos se excusan en que también puedes llevar a tu personaje masculino medio desnudo, pero no olvidemos algo: los pechos masculinos no tienen la misma connotación sexual que los femeninos. Y si lo dudáis, probad en vuestro Instagram a poner un pezón de hombre o de mujer, el resultado os sorprenderá. Si seguimos con tema mamario, hace años World of Warcraft implementó la física en los pechos, de tal manera que se moverán si corremos, reímos o en general si nuestra guerrera se mueve, siendo diferentes en cada raza y cada movimiento. Casi nada. Cuando nos quejamos de esto, saltan nuestros queridos señores cis hetero a hacernos ver que esto es para aportar inmersión y realismo. Porque todos sabemos que un pechamen estático te saca del juego, pero no unas cejas que atraviesan yelmos, por poner un ejemplo.
Los conjuntos de transfiguración femeninos son bastante variados, pero entre ellos tenemos una gran variedad de trajes sugerentes, sobre todo para las clases que usan tela. En los hombres tienden a ser ropajes más o menos dignos, pero más de un conjunto femenino se ocupa más en resaltar nuestros encantos pixelados que en ser útil. ¿Recordáis nuestro artículo acerca de la sexualización y la fantasía de poder? Pues eso. Casualmente, muchos personajes femeninos que veamos en lencería tienen a los mandos a un señor, de los que al principio se los creaban para intentar verles el culo (esto lo he leído, lo juro). Hay una leyenda no tan urbana de que muchos de los personajes femeninos del juego, que rolean y visten de modo provocativo en las ciudades y canal de comercio, son señores haciendo la gracia. Un humor digno del mismísimo Arévalo.

Me encanta esta imagen porque deja bien clarito lo lógicas que son a veces las armaduras femeninas. Fuente: Wowpedia
No es infrecuente tampoco encontrarnos en los diversos canales de chat a una plétora de caballeros con actitudes abiertamente machistas u homófobas, incluso ensalzando ciertos episodios de nuestra historia nacional reciente. Que ojo, los hay en todos los juegos y World of Warcraft no iba a ser una excepción, pero resulta muy desagradable ver día sí y día también a este tipo de jugador campando a sus anchas y pudiendo decir todo tipo de barbaridades. Hasta ahora el sistema de reportes funcionaba razonablemente bien, veremos más adelante tras el reciente cierre de la sede de Versalles y la consecuente reducción de plantilla. Pero vamos, aun con todo, como en tantos otros títulos seguiremos aguantando el “las chicas solo pueden ser sanadoras”, “es que no sabéis jugar bien”, la caballerosidad interesada (Turalyonesca diría yo) y, en general, que se nos cuestione cada cosa que hacemos al jugar.
¿Es todo esto culpa de Blizzard? No, en absoluto. No podemos responsabilizar a la empresa de las actitudes individuales, pero sí es verdad que a veces parece que los cambios van en una dirección muy definida y que a las jugadoras nos resulta particularmente familiar. Y no miremos a otro lado, también es nuestro deber, si somos parte de la comunidad, frenar este comportamiento.

Yrel era un personaje femenino maravilloso hasta que ¡oh, sorpresa! se volvió una fanática religiosa enloquecida
World of Warcraft es todo un veterano como videojuego y como MMORPG, y como tal ha ido evolucionando a lo largo del tiempo. Sin embargo, aún quedan muchas esquirlas que limar, y el machismo latente que irradia en algunos aspectos es una de ellas. No necesitamos líderes que o tengan pareja o sean unas maníacas destructoras, queremos un entorno en el que sentirnos seguras y no objetos decorativos. Un entorno en el que realmente sintamos que somos una parte importante y no la excepción, porque “a las mujeres no les van los videojuegos”. Si queréis leer más acerca del tema, os recomiendo «World of Warcraft, you have a women problem«, de Emily Burke.
De Blizzard como desarrolladora y de nosotros como jugadores depende que nos mantengamos alerta y con actitud crítica, evitando situaciones innecesarias y aprendiendo de nuestros errores.
Cosplayer, otorrinolaringóloga, streamer y, sobre todo, mamarracha profesional. Cuqui del almendruqui que no dudaría en sacarte las muelas por tus "incorrecciones políticas"