Nostalgia en formato Flash
Retro análisis de Neopets

19/01/2021 | Alystrin | No hay comentarios
He pasado por múltiples pozos videojueguiles a lo largo de mi vida (ser mayor es lo que tiene). Los mayores, los más intensos, Dragon Age y World of Warcraft, pero eso ya lo sabéis. Por eso hoy os quiero presentar el primero, el precursor: Neopets.
Si nos ponemos en situación espacio-temporal, corría el año 2004 y baby Alystrin era una estudiante universitaria viviendo en casa de sus padres. Y un día, cacharreando por Internet en busca de juegos Flash, que por aquel entonces era lo único que jugaba en PC (no he cambiado ni nada), me encontré de frente con lo que definiría mi relación con los juegos casuales durante años. Neopets prometía múltiples juegos (que más adelante descubriría, como ya veréis), pero ya su diseño original y la idea de hacer mascotas y jugar con ellas me convenció bastante. La web sigue abierta a día de hoy, pero por lo que he explorado no hay tanto contenido nuevo, como es lógico.
El inicio no era nada nuevo: creabas tu Neopet y al lío. Tenías muchas razas diferentes, algunas de ellas inspiradas en animales reales como perros o canguros, y cuatro colores básicos a elegir. Después llegaban los cuidados, como con cualquier mascota, y tenías que tenerla bien alimentada y cuidarla si se ponía enferma. Para todo ello necesitabas puntos, los cuales obtenías a partir de juegos de la web, eventos sorpresa al navegar por la página o viendo anuncios (hasta tres, y que solían ser de productos del mercado americano). Otra cosa que se podía hacer para conseguir puntos era montar tu propia tienda con objetos que no quisieras, y vendérselos a otros jugadores. Casi nada.

¿Quién dice que no a esa carita? Artwork de @KiRAWRart
Huelga decir que no tardé demasiado en hacerme las cuatro Neopets permitidas entonces y buscar la forma de personalizarlas. Había una serie de pinceles para que tuviesen colores diferentes, e incluso otros especiales y limitadísimos que hacían que, por ejemplo, nuestro Lupe tuviese aspecto prehistórico o nuestra Eyrie fuera de la Ciudadela de Darigan, reino de “los malos”, que querían invadir Neopia. La verdad que tenían un color morado muy cuco y su aspecto me parecía alucinante, y ahorré lo indecible para poder comprarme un pincel de Darigan. También podíamos comprarle una mascota (llamada Petpet) y rizando el rizo, una mascota de mascota: una Petpetpet.
Otro punto que tenía la web era la búsqueda de interacción con la comunidad. Periódicamente la página mostraba en un lugar destacado dibujos que recibían, así como diseños de tiendas o de Neohogares que hubiesen llamado la atención a los responsables de la página. Además, también semanalmente teníamos “El acertijo de Lenny”, donde teníamos que resolver una adivinanza; concurso de pies de foto sobre una ilustración que nos proponían, de poesía… Incluso aprendimos a usar HTML para construir la página personalizada de nuestro Neopet. Lo mucho que fomentaba la creatividad era algo que me encantaba, al convertirme en parte activa de la comunidad y consiguiendo, para qué engañarnos, que me picase un poco e intentase hacerlo todo mejor posible para llevarme un trofeo.
Eso sí, el plato fuerte de la página eran indiscutiblemente los juegos. Estamos hablando de más de cien, los cuales funcionaban sorprendentemente bien para ser una página gratuita, y que nos ofrecían horas de diversión. Todos eran juegos Flash, en los que nuestro objetivo era conseguir una puntuación lo más alta posible. Y con una variedad para todos los gustos: puzles, plataformas, juegos de cartas, de azar… Era prácticamente imposible encontrar alguno que no te gustara, con lo que había entretenimiento para horas. Incluso en esto se molestaron particularmente en hacer que fuese interactivo: por un lado, cada mes había premios para las puntuaciones máximas mundiales, además de una insignia que publicaban en tu perfil; y también semanalmente nos planteaban el desafío “Mejor que tú”, en el que un NPC nos retaba a superar una determinada puntuación en diversos juegos. Llegué a desarrollar una relación bastante insana con “El rollito de Turmac”, consistente en un muñequete que se enroscaba y tenía que coger bayas mientras superaba obstáculos rodando.
Incluso la forma de presentar zonas nuevas era bastante notable. Mientras yo jugaba, implementaron el reino de Altador, en el que iban introduciendo contenido cada semana en forma de pequeñas pistas en el mapa. Durante este pixel hunting la comunidad se volvió completamente loca, y recuerdo estar durante todo el evento cotilleando el mapa y buscando en varias páginas de fans, puesto que había que resolver enigmas como colocar un telescopio en ciertas posiciones o desbloquear diálogos secretos.

Tengo muchos recuerdos, pero la tortilla gigante de Tyrannia es uno de los más tropicales
Asimismo, y como posteriormente fue un habitual en todo juego online que se precie, aparecían los eventos de temporada. Durante Halloween, Pascua o Navidad teníamos varios juegos nuevos, logros para desbloquear y premios especiales. La semana de Pascua consistía en la búsqueda de unos objetos exclusivos, los Neggs, que podíamos o comernos o vender por bastantes puntos según su rareza, además de varios juegos y eventos especiales relacionados con los Cybunny. Pero mi evento favorito, sin lugar a dudas, era Navidad. No solo acudíamos en masa a intentar robarles los tesoros al terrible Snowager, sino que durante todo diciembre estaba disponible el calendario de Adviento, lleno de premios cada día, y cuya rareza y calidad se iba incrementando conforme se acercaba el día de Navidad.
Neopets fue para muchas de nosotras un punto de partida en juegos online (como también Ogame y similares), con contenido amigable y variado. Si bien a mí ya me pilló adulta, para las cosas bonitas no hay edad, y disfruté durante varios años de este juego. Espero con muchas ganas descubrir cuál es el Neopets de las niñas (y no tan niñas) que comienzan a jugar ahora, y que disfruten tanto como lo hice yo en su momento.