Bugsnax, montemos una comuna

Bugsnax, montemos una comuna

Desde hace muchos años, de vez en cuando surge por mi Twitter una idea: comprar un pueblo y montar una comuna. Así, a lo grande, y porque es “viable” comprar una aldea abandonada y rehabilitarla. En mi caso, parte de esta idea viene porque Madrid me resulta una ciudad hostil. No sólo por la gente que la gobierna sino por el ambiente que existe en ella: hay pocos espacios verdes, las plazas hace mucho que dejaron de ser lugares de reunión para ser islas de hormigón y es prácticamente imposible salir con gente si no vas a algún sitio a consumir (concepto más reforzado los últimos tiempos por el tema del COVID-19). Volviendo al pueblo, la idea de montar una comuna no deja de ser un nombre que usar para tratar de definir cómo sería la relación entre los habitantes del lugar. Sí, iríamos con nuestras amistades, pero esas amistades tienen relación con más gente con la que puedes tener relación o no y querrían venir también. Sería como irse a un pueblo, pero donde puedes seleccionar más o menos a sus habitantes. Y sobre todo, sería un sitio donde montar un proyecto de vida propio lejos del capitalismo.

“Ya estamos con lo mismo de siempre”. Vale, sí, tampoco voy a mentiros, pero pensad por un momento en la posibilidad de vivir lejos del mundanal ruido, sin pasar la mayor parte del día en el trabajo, dentro de una oficina en un horario que no te deja tiempo para nada. Sin apenas ocio ni forma de dedicarte a tareas creativas. Sin tener que vivir al 200% de velocidad porque alguien necesita sacar más beneficios que el año anterior, aunque el mundo esté en medio de una pandemia mundial.

Sé que esto sobre el papel está muy bien pero que la realidad hay que tener en cuenta mil y una variables más, empezando por el hecho de que desde hace años la España rural es la España vaciada, donde se han desmantelado servicios e infraestructuras casi a marchas forzadas, con Madrid fagocitando todo. Donde apenas hay transporte público que conecte los sitios, o que en las zonas más pequeñas no haya un médico todos los días. Pese a esto, de vez en cuando me gusta fantasear con esa idea, con poder empezar una “nueva” vida lejos de la sociedad capitalista, aunque luego no acabara siendo como yo pensaba.

Gruñecos sentados alrededor de una hoguera

Esto parece ídilico hasta que piensas que tendrías que cortar tu la leña

Así que el hecho de que Bugsnax haga esto como una de sus ideas principales es algo que me chocó. Este juego nos sorprendió en junio de 2020 por su tráiler colorido y cuqui que rápidamente daba paso a cosas no tan cuquis. El juego parte de una premisa sencilla: debemos hacer un reportaje sobre Lisa Higochumbo para evitar que nos despidan de la revista en la que trabajamos. Lisa, una famosa exploradora, nos ha invitado a la Isla Tentempié a conocer los bichisnacks con ella. Estas criaturas son mitad insecto mitad tentempié y pueblan este misterioso lugar. Lisa no ha ido sola, sino que la han acompañado algunos gruñecos en su aventura a lo inexplorado. Y hacia allí partimos sólo para encontrar que la famosa exploradora no está por ningún lado. A partir de aquí se desarrollará la aventura que se centra en capturar bichisnacks y conocer a quienes habitan la isla para saber qué ha pasado con Lisa.

Inicialmente el juego se nos muestra como un “hazte con todos” y los gruñecos que vamos conociendo parecen un mero complemento. A medida que avanzamos vemos que es justamente al revés: la captura de bichisnacks se vuelve un trámite que tenemos que pasar para continuar conociendo a los gruñecos de la Isla Tentempié. Y es en esta parte donde el juego brilla por completo, aunque es complicado hablar de ello sin reventar nada por la brevedad de la historia. La forma de conocer más será mediante entrevistas que haremos a cada uno de los gruñecos, que nos contarán quiénes son y qué les ha llevado a la isla. Estos motivos serán de lo más variado y no siempre bonitos. A medida que avancemos en las misiones secundarias de cada personaje conoceremos más del mismo y del resto de gruñecos. Porque, aunque algunos se empeñen en vivir en soledad, no les es posible hacerlo e iremos viendo cómo se desarrollan las distintas relaciones.

Melón con patas y ojos en medio de un lago

Sí, esto también es un bichisnack

Uno de los debates recurrentes del mundo de los videojuegos es si el público está preparado para que se cuenten determinadas historias. Cada vez tenemos más juegos que lo hacen, como Spiritfarer, Tell me why y Through the darkest times. Y Bugsnax podría ser uno de este tipo de juegos si fuera más hábil con su mecánicas, ya que parece que tenemos dos juegos distintos: uno enfocado en capturar bichisnacks y luego otro donde transcurre la historia que nos quieren contar. Lo que sí sabe usar muy sabiamente es el tono desenfadado para contar todo. En la mayoría de ocasiones parece que hay que darle un aire solemne a contar algunas historias y, aunque estamos aprendido a alejarnos del color caca y los ceños fruncidos, a la ficción en general le falta soltarse un poco en estas cosas.

Por contra, aquí tenemos una paleta de colores brillantes y un planteamiento y marco más basados en que todo parezca un chiste que una historia seria. Y todo esto lo usa para poner sobre la mesa muchas cuestiones. Por un lado temas como la corporalidad, y por otro lado está el tema principal: ¿Qué pasaría si nos dieran la oportunidad de irnos a vivir a una isla desierta a fundar una comuna? Completar las misiones secundarias de cada personaje nos llevará a conocer los motivos por los cuales se han marchado. Mientras algunos son tiernos (la pareja de Fortacho y Zuki es mi favorita por cómo se interrelacionan) otros hablan de historias de inadaptación y huida. Resulta casi imposible no acabar por resonar con alguna de ellas.

Gruñeco con su cuerpo completo transformado en comida

Esto acaba por ser más interesante de lo que parece en un principio

Lo que más me llama la atención del juego es que podrían haber planteado desde el inicio una utopía, pero nada más llegar a la isla se nos cuenta que los gruñecos se han dispersado por todo el territorio debido a fricciones internas. Porque aunque la idea de la evasión del capitalismo es tentadora, si los habitantes de la isla no modifican sus comportamientos más tóxicos, es imposible que prospere la idea. Buena parte de nuestra labor acabará por ser arreglar las relaciones entre personajes, o ayudarles en su crecimiento personal. Porque la base de una comuna es el trabajo común y arrimar el hombro. Es eso, y no la presencia o ausencia de un líder, lo que es determinante para que esta comunidad prospere ya que hay un millar más de cosas más que influyen en ello, como tener garantizada la siguiente comida. Y Bugsnax sabe trabajar muy bien en torno a esta idea y cómo desarrollarla.

Al final, aunque la idea de vivir en un pueblo con la gente que me importa es tentadora, sé que es algo difícil de realizar. Y la idea de transformar la sociedad entera es algo imposible, como siempre quedan los pequeños lugares comunes desde los que trabajar y crear, si no un paraíso, un sitio seguro y tranquilo donde poder desabrocharte el pantalón tras una comida copiosa con la gente que te importa.

Este juego se ha comprado gracias al apoyo de la gente en nuestro Patreon y por sugerencia suya. Hazte mecenas desde dos euros al mes.

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Darkor_LF
Darkor_LF @darkor_LF

Difusora de la palabra de Pratchett a tiempo completo. Defensora de causas pérdidas e inútiles. Choconiños o barbarie. Hipster por necesidad. Tengo una pipa falsa. +50 en pedantería.

1 comentario
Zak
Zak 05/02/2021 a las 10:53 am

Este juego fue una gratísima sorpresa, por su profundidad oculta a primera vista. Un fondo MUY oscuro detrás de unos bichines que van desde lo mono a lo traumático.
Leyendo todo y reflexionando sobre la trama, hay que ver lo difícil que es contar cualquier cosa sobre el mismo sin hacer spoilers o reventar la verdad tras la isla.

¡Gracias por el artículo!

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